Las matrículas de la Universidad de los Andes para el segundo semestre de 2020 bajarán un 10 por ciento para todos los estudiantes que soliciten la reducción. Lo afirmó el rector, Alejandro Gaviria, en aclaración enviada a este blog.
Gaviria se refirió a las inquietudes de un estudiante en relación con la circular del 11 de mayo pasado enviada por el rector a la comunidad universitaria.
Alejandro Gaviria señaló lo siguiente:
1. La reducción de costos por ahorro de servicios públicos es muy pequeña, mucho menor a 0,5% del presupuesto total. Hay cosas que a veces no se tienen en cuenta: el centro de datos representa un buen porcentaje de nuestro consumo de energía y tiene actualmente una mayor utilización.
2. La Universidad tendrá un déficit operativo este año, probablemente superior a 20 mil millones de pesos. Los proyectos de infraestructura están aplazados y los gastos no esenciales eliminados. La situación financiera es complicada.
3. La reducción de matrícula de 10% aplicará para todos quienes la soliciten. Actuaremos con base en a la confianza. Nadie tendrá que probar la necesidad ni presentar papeles.
La carta del estudiante a la cual se refieren los 3 puntos del comunicado del rector, dice lo siguiente:
Don Alberto:
La universidad debió tener un ahorro significativo desde inicios del mes de marzo (medio semestre académico), por cuenta del confinamiento: disminución de costos de conservación de equipos -que no se utilizaron- (y en algunos casos, de reposición), de mantenimiento de muebles, inmuebles, redes, adecuaciones, servicios generales, servicios públicos (agua, gas y electricidad), insumos educativos (papelería y elementos de escritura), actividades, productos y materiales de aseo, vigilancia, eventos, viajes y viáticos, etc.
Al mencionado ahorro para la universidad contribuimos los estudiantes de pre grado: realizamos el pago completo y oportuno de nuestro compromiso al inicio del año, no obstante que los costos asociados a las matriculas se redujeron sustancialmente. Sin embargo, no se nos ofrece ninguna reciprocidad. Por el contrario, ya nos llegó la factura de cobro por más de $ 18 o 20 millones, según el caso.
Solo se anuncian beneficios para (i) nuevos estudiantes, como atractivo para contrarrestar la casi segura reducción de la demanda educativa (la Universidad sabe que si no hay plata para los que quieren ingresar, tampoco la habrá quienes queremos continuar), y (ii) para estudiantes de Doctorado, cuyo número es reducidísimo frente a los miles de estudiantes de pre grado).
No puede considerarse una compensación (para estudiantes de pregrado) la expedición de un bono redimible por el 10% del valor de la matricula. Solo asequible para quienes “demuestren vulnerabilidad”. Así se nos somete a la “prueba diabólica” (la demostración del hecho negativo) ¿cómo demuestra, vr gr, un profesional independiente que los clientes o pacientes que esperaba atender dejaron de asistir? ¿Es necesario probar la fuerza mayor cuándo proviene de un hecho notorio universal? ¿No es una manera de disfrazar un enriquecimiento sin causa a la sombra del desequilibrio mencionado?
Don Alberto: pregunte al rector ¿cómo calcula y discrimina la Universidad el valor de sus matriculas? ¿a cuánto ascendieron los ahorros por la no utilización de la Universidad durante casi medio semestre “académico” -por los rubros arriba mencionados-? (utilización que pagamos por el semestre completo) ¿qué costo, si lo hubo, le sobrevino a la Universidad en estos últimos meses que hubiere absorbido los ahorros descritos? ¿el cobro completo y rotundo que se nos hace para el próximo semestre asume que no lo cobijara la pandemia? ¿si la Universidad está reduciendo costos: disminución de sueldos, nómina, contratación y servicios “intra-murales” por qué ello no se refleja en el costo de las matriculas? ¿quién es el sujeto pasivo o usuario que sufre esas limitaciones, sin reciprocidad en las cargas?