Unidad Investigativa

Publicado el Alberto Donadio

Match Nicaragua-Colombia primer round

Escribe el diplomático José Joaquín Gori Cabrera:

Match Nicaragua vs Colombia

 

En los primeros rounds Nicaragua, primera al bate en La Haya, expuso los hechos por los que considera que Colombia ha desacatado el fallo de 2012. Los agentes criollos que defienden a Colombia, Carlos Gustado Arrieta y Manuel José Cepeda,  han desmerecido la exposición de sus contrapartes, calificándolas de barbaridades y exorbitantes. Arrieta, al término de las exposiciones, saltó a la palestra para rematar que Nicaragua no había dicho nada nuevo; que todo lo tenían previsto de antemano y que para cada contención nicaragüense su  descomunal equipo tiene los contrargumentos demoledores. Mejor dicho, vamos a lo  Mortal Kombat. Al parecer nuestra infranqueable defensa consiste en sostener que Colombia simplemente ejerce unos derechos de navegación, conservación y  cuidado del medio ambiente en aguas del Caribe; y además tiene un mandato constitucional que justifica lo que hace.

 

Los del común tenemos que enarcar una ceja ante las fragmentarias noticias que nos filtran. Nicaragua como prueba reina, irrefutable, exhibe el elenco de declaraciones imprudentes de la orilla colombiana, todas en el sentido de que el fallo de la CIJ, contra el que no nos dignamos ejercer el recurso de revisión que se anunció,  es inaplicable o inejecutable, que la Carta prohíbe modificar límites a menos que exista un tratado o un arbitraje, que el Meridiano 82 de Greenwich vamos a establecerlo  a la brava como limite por un plebiscito. En fin, es un rosario de lamentables improvisaciones que implican un giro radical en la conducta que desde la Independencia mantuvo Colombia en la arena internacional. El principio de la buena fe, incrustado en las Cartas de la ONU y de la OEA, y definido como regla cardinal en la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados de 1969 nos obliga no sólo a la prudencia, al tacto y a la condescendencia, a la dignidad y la elegancia en el manejo de las desavenencias y las negociaciones; pero, además, a rodear  siempre de buena fe toda actuación. No parece consonante con ese postulado fundamental la actitud retrechera de desafiar un fallo internacional, regando  infundios sobre la honorabilidad del máximo tribunal internacional, tratando con desdén a los abogados de la contraparte; y, lo más sensible y reprochable, denostar  tanto a los letrados, y magistrados como a los  tribunales y mecanismos creados  por la sociedad de las naciones y por el sistema interamericano para solucionar en forma pacífica sus disputas.

 

En este trance nuestras erupciones nos están cubriendo de ceniza.

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