LA SEMILLA PROFUNDA DE LA PAZ.
Mauricio Luna Bisbal.
Criminólogo cuántico.
Cuando uno lee a Antonio Albiñana acerca de lo que sucedió en Canadá, con la conducta sanguinaria de los inmigrantes europeos para acabar con los aborígenes indígenas, desea encontrar la verdadera semilla profunda de la paz y la convivencia evolucionada en la cual no haya opresores ni oprimidos.Al final copio el enlace del escrito de Antonio Albiñana en la edición de 23 de julio de 2021, periódico El Tiempo, Bogotá, Colombia.
Es posible gestar un mundo en el cual se acepten y se aprecien las ventajas de las diferencias raciales, culturales, religiosas, económicas, científicas, gastronómicas, etc.
Hasta el momento, la humanidad no ha encontrado esa semilla profunda a pesar de la existencia de numerosos organismos internacionales, de numerosos tratados internacionales y de muchas organizaciones privadas altruistas con carácter trasnacional.
Tampoco el derecho penal ni la criminología, a pesar de numerosos esfuerzos, han encontrado esa semilla profunda de la paz. Y no se ha encontrado esa semilla profunda porque su hallazgo no está en las normativas jurídicas sino en los arquetipos del inconsciente colectivo. Me explico así:
-Si seguimos creyendo que el campo energético de una persona se extingue con la muerte física en una sola vida, no habrá manera de eliminar a los opresores, a los ambiciosos, a los depredadores, a los usurpadores, a los torturadores y a los asesinos de todos los pelambres. Todo lo contrario: aumentarán su poder, entiéndase desgracia, en ese «cuarto de hora».
-Si empezamos a creer que el campo energético de una persona no se extingue con la muerte de una vida sino que este campo energético desarrolla varias vidas para encontrar su evolución y crecimiento ideal, todo será un paraíso.
Muchos pueblos antiguos creían en la «metempsicosis» o varias vidas de una misma persona. Quizá este sentimiento no se ha incrustado arquetípicamente en el inconsciente colectivo porque no se ha utilizado un nombre atractivo. En vez de hablar de varias vidas o vidas pasadas o futuras como lo hacen los verdaderos entendidos e iluminados, se habla vulgarmente de » reencarnación», expresión ésta rechazada de manera mayoritaria porque entraña un absurdo:
lo que vuelve a vivir no es la carne que desaparece sino el campo energético en un nuevo cuerpo. Más acertado hablar de «re- energización».
Si las religiones deponen sus ambiciones de poder terrenal basado en la culpabilidad y juzgamiento, aceptando la realidad innegable de las varias vidas,
no habrá esa criminalidad hasta ahora constante en la historia de la humanidad en este planeta.
La aceptación de las varias vidas sirve además para entender la muerte de un ser querido no como un final trágico sino como el inicio de un reencuentro más evolucionado y afectuoso