Unidad Investigativa

Publicado el Alberto Donadio

La Colombie: Informalité

Artículo de Francisco Navarro:—

La COLOMBIE: Inégalité, libéralité, INFORMALITÉ!

La informalidad se está convirtiendo en la norma y no al revés. ¡Es parte de nuestra cultura!

         

Como en el mundo bizarro -ese mundo espejo de los comics de Superman- gran parte de la vida, las transacciones y los trámites en Colombia suceden en un mundo paralelo y gris, en gran medida subterráneo. ¡Es la Colombia Informal!

  • En otro escrito discutimos los remedios, y en el presente haremos una descripción de la forma en que Colombia se está informalizando.

Informalidad es mucho más que vendedores ambulantes en las calles, maromeros en las esquinas e invasión del espacio público. Informalidad es evasión fiscal, chanchullo en las Licencias urbanas, certificaciones piratas, sobre carga de normas y rituales absurdos y, un gran portón a la corrupción.

¡Son los INCENTIVOS, tonto!

Parodiando a Bill (Clinton: … It is the Economy, stupid!). Cada país y sociedad tiene el nivel de informalidad que acepta e INCENTIVA.

Normas obtusas y recargadas, subsidio mal o torcidamente aplicados para favorecer intereses de grupo u objetivos populistas, bipolaridad en la permisividad o la sanción, tributación exagerada o desenfocada y atraso en los controles, crean un prodigioso caldo de cultivo en el que florece la bacteria de la Informalidad.

Aunque se trata de un fenómeno Global recurrente en los países atrasados, Colombia ya se destaca como estrella rutilante por su creciente informalidad.

McKinsey Quarterly (2014):   estima que la economía informal representa 39% de la economía en Brasil y Colombia, 30% en México, 23% en India, 20% en Chile y 13% en China.

En grandes cifras:

Algunas cuentas hechas por la DIAN señalan que, en el 2013, el total de la producción de la economía colombiana fue de 707 billones de pesos, a lo que habría que restarle 100 billones que corresponden al Gobierno. Luego, de los restantes 600 billones la facturación total ascendió a 389 billones. ¿Dónde quedó el resto?

BOGOTA:  Ene 2017: La Venta Ambulante. ¡Escoja esquina o calle!

En enero del 2017 el Instituto para la Prosperidad Social de Bogotá (IPES), indicó que   en la ciudad hay censados alrededor de 48.000 vendedores ambulantes, cuyo proceso de formalización avanza. El año pasado se caracterizaron 6.247 y la meta para 2017 es vincular a 12.000 a empleos formales.

La informalidad en Bogotá se ubica en tres sectores: comercio con un 45 por ciento, servicios 20 por ciento e industria 18 por ciento, dijo la investigadora de la Universidad Nacional, Ana Victoria Garzón.

En el Empleo:

La informalidad en el empleo lejos de reducirse está creciendo. Se estima que desde finales de la década del 80 pasó de 54% a más del 65% de la población empleada al 2015.

En las Empresas:

Colombia: Se calcula que en 2017 existen más de 1,5 millones de emprendimientos informales, frente a las 370 mil empresas formales.

Según la Contraloría General de la Republica en el caso de las empresas que declaran renta, solo 167.582 (el 45 por ciento) resultan con una cifra por pagar; en otras palabras, solo uno de cada ocho del total de negocios paga impuestos sobre su renta. El resto, o salen con saldo a favor (89.025) o su pago resulta ser cero (113.984). Entre estas últimas están las que practican ‘contabilidad al revés’, es decir, utilizan estrategias contables para que su pago quede en cero.

En la Economía “negra”: Existen también categorías siniestras que se refugian bajo la sombrilla gris de la informalidad: el tráfico de drogas, el tráfico de armas, la prostitución, el blanqueo de capitales, el crimen organizado y hasta el terrorismo.

¿Emprendedores por necesidad o conveniencia?

Resulta sencillo incubar emprendedores (de cigarrillos, dulces, empanadas, servicios a destajo, etc.) ; más complicado es forjar ciudadanos.

La pirámide de la informalidad tiene numerosas y diversas aristas: económicas, tributarias, urbanas, comerciales, legales, ambientales, etc. En la medida en que una sociedad se “informaliza” se debilita y avanza hacia la anarquía en las relaciones entre individuo y Estado.

           

INCENTIVOS PERVERSOS.

Los incentivos económicos y sociales se aplican para estimular la producción, favorecer a los más vulnerables, impulsar la iniciativa y la innovación, apoyar los pequeños negocios, avanzar en materias de seguridad, higiene, protección a los trabajadores, responsabilidad ambiental. También para asegurar construcciones seguras, practicas anti incendio, etc.

Lamentablemente muchas de las normas terminan produciendo efectos contrarios y se convierten en incentivos perversos.

Por ejemplo, disposiciones en compensación de trabajo nocturno terminan generando desempleo; la rigurosidad en normas laborales estimula el empleo informal, el crecimiento del trabajo a destajo, la perdida de estabilidad laboral y la proliferación de contratos por meses sin garantías para el empleado temporal.

Cada vez más personas montadas de gorra en el tren de los subsidios, sin aportar o contribuir.

El empleo informal por lo general queda por fuera no solo de la Protección sino también de la contribución a la seguridad social, creando inmensos vacíos para sufragar los costos de salud, educación, y pensiones que deben ser cubiertos por lo que equivocadamente se percibe como el todopoderoso Estado. Así pues, la Informalidad genera un enorme daño emergente que va mucho más lejos que usufructuar sin derecho el SISBEN, y se extiende al disfrute indebido de subvenciones, subsidios, pensiones, matrículas universitarias, y demás rúbricas del presupuesto de gastos públicos.

A este respecto el investigador Stefano Farné de la Universidad Externado concluyó que mientras en el 2009 unos 907.000 colombianos recibían subsidios esa cifra en el 2014 creció a 3 millones de colombianos. Un estudio complementario calcula con base en estas cifras que, de los trabajadores clasificados como informales, solo el 14% contribuye a planes de pensiones. La situación en salud es menos grave: 76% tiene planes de cobertura de salud, 47% en el régimen contributivo de salud y 29% en el régimen subsidiado. Pero muchos “informales” o independientes que no contribuyen son beneficiarios de un familiar que tiene la fortuna de estar dentro de la categoría Formal.

Para Edgardo Maya, Contralor General, esos colombianos «no tienen ningún interés en formalizarse porque tienen un seguro que lo está dando el Estado mensualmente».

… “Estoy hablando de 3 millones 384 mil colombianos que están recibiendo subsidios, aportes del Estado para seguir esa informalidad y no hacer un aporte de su trabajo a la sociedad colombiana y al propio Estado”

Ser Formal en Colombia es difícil y costoso.

                       

Los Impuestos exagerados, el empapelamiento, las múltiples “ventanillas” para obtener autorizaciones y permisos, la presunción de mala fe por parte del declarante, la casi imposibilidad de efectuar un reclamo justo, espantan del mundo formal tanto a profesionales independientes como a empresas, que encuentran en la informalidad refugio seguro y tranquilo.

BIPOLARIDAD en la permisividad y en la sanción.

El mundo Formal esta sobre -regulado. El informal prospera en la laxitud, al amparo de la mirada ciega de las autoridades, y muchas veces abriendo espacios a la corrupción cuando quien necesita aprobaciones y Licencias concluye que por el camino Legal es casi imposible satisfacer los requerimientos.

Un ejemplo: Las normas sanitarias del INVIMA, aplicadas con espíritu de sátrapa a cualquier restaurante, repostería, o empresa productora de alimentos se están convirtiendo en una tortura para quienes navegan las turbulentas y costosas aguas de la formalidad. Pero en paralelo existe una irresponsable laxitud con cuanta sancochería se monta debajo de cualquier puente peatonal, o esquina concurrida.

Asimismo, el celo ambientalista que azota al agricultor organizado contrasta con los ojos ciegos cuando se descuajan bosques, fauna, y flora con quemas de miles de kilómetros cuadrados; y los otros muchos miles utilizados para los cultivos de coca y amapola. Por allí no aparecen el ICA o las Corporaciones Autónomas.

                           

Otro caso ilustrativo sucede en la industria de la construcción. Obtener Licencias y permisos tropieza por lo general con ambigüedad de normas y conceptos subjetivos. Se estrella con libros de requerimientos y exigencias. Desde la construcción de una letrina hasta la ampliación de una poceta se somete a la lupa y al “reloj eterno de las horas” del burócrata de turno. Mientras en los enormes asentamientos de periferia se construyen verdaderos edificios a punta de remiendos desconociendo cualquier norma de seguridad. Asentamientos a la vista de toda la ciudad y de todas las autoridades. Barrios carentes de vías, y de redes de servicios que tendrán que proveerse más tarde a altísimos costos.

La Cultura del CVY (¡Como voy yo!)

Cuando se observan practicas percibidas como torpes, inoperantes o injustas, se desata un sentimiento de justificación moral para la evasión y la trampa.

Con la percepción y argumento de que “es que en este país …” se roban la plata, se tiene la tranquilidad de espíritu para evadir toda obligación tributaria con la DIAN, con el departamento o con el municipio. Y cuando se trata de “permisos” es más fácil, sobornar, o pagar la multa que surtir el trámite.

El Motivo y la Razón del Chan Con Chan $$$ ?

Tomó   fuerza la práctica de miles de profesionales de medicina, odontología y derecho de solo aceptar pagos “en efectivo”. No siquiera cheque. Igualmente, miles de Restaurantes y Hostales “Cobran: en papelito. El ganado y la carne se venden, y se pagan sin comprobante alguno. Pero todos esperan y reclama airadamente: seguridad, Policía, Salud, Educación, Vías, y Justicia.

CONCLUSION.

Informalidad es una cultura que se desata por el imperfecto funcionamiento de las instituciones establecidas para “normar” las conductas sociales. Refleja a la vez desconfianza e imposibilidad en el cumplimiento de las reglas, y como casi todo el comportamiento de los individuos y empresas, se acentúa y acelera obedeciendo a incentivos.

La informalidad se está convirtiendo en la norma y no al revés. ¡Es parte de nuestra cultura!

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