Aunque suene extraño, mucho de eso que necesitamos para revolucionar nuestra historia personal se encuentra en esa energía, en esas actividades o en ese espacio que conocemos como trabajo.
Cada una de las situaciones del trabajo viene con la información que requerimos para darle forma a nuestras relaciones, nuestros hábitos, y nuestros pensamientos; cada una de las situaciones que experimentamos está llena de información sobre nosotros y sobre las creaciones que hacemos.
¿Pero por qué el trabajo puede transformarnos? Cuando trabajamos, conectamos no solo con nuestra capacidad creativa y nuestras creencias, sino con nuestros recursos internos y externos, y nuestras relaciones. Cada vez que nos ponemos en acción, nuestra maquinaria energética activa o potencia nuestras memorias y entramos en contacto con todo aquello que podemos aprender, validar, confirmar o transformar en nosotros y en lo que nos rodea.
El campo energético que generamos cuando trabajamos nos hace propensos a vibrar en la frecuencia en la que atraemos esos aprendizajes retadores que requerimos, y en la que generamos las situaciones que necesitamos para sacudir el ego de todo lo que ya nos brindó y a las creencias de todos los límites que nos revelaron. Para muchos, el trabajo al ser tan importante se convierte en la tierra fértil en la que se pueden sembrar y cosechar las más grandes revelaciones de sabiduría, así como conectar con todo aquello que favorece la expansión y el entrar en contacto con la información del Plan Divino de nuestra Alma.
Al aprovechar la energía de este campo para conocernos, al tomar energía de el para conectar con el Plan de nuestra Alma y al ser conscientes de la sabiduría que generamos en cada una de las decisiones que tomamos cuando trabajamos (solos o en compañía, para jefes o para nosotros mismos) estamos descubriendo el milagro detrás de esa realidad que creamos para aprender de nosotros mismos y para darle forma a lo que deseamos ver en nuestra realidad.
Si deseas conectar con tu resiliencia, con tu liderazgo, con tu autogestión, con tu creatividad, con tus límites, con tus relaciones… dale una mirada a tu espacio de trabajo, a la energía que inviertes en trabajar, al tiempo que destinas a lo que haces (independientemente de si lo amas o no, de eso hablaremos luego), a lo que dices de tí mientras trabajas, a lo que comentas sobre lo que haces, a lo que conversas sobre lo que estás experimentando. Hay más información allí de la que crees.
Ya iremos viendo que nos revela el trabajo en las próximas entradas.