Una mente variante

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«No soy yo cuando trabajo» | Entrega No. 1: Mi poder personal se desvanece

«Llego a la oficina y me paralizo, es el momento de decidir, dudo un montón y termino pidiéndole a otros que me ayuden a decidir; cuando es mi momento de hablar siento que tengo en mi mente las palabras pero me cuesta que salgan de mí. Al final del día entro a casa y me juzgo por no haber dicho lo que quería, por no haber decidido basado en lo que creía, por no defender lo que sabía.»
¿Suena familiar?

 

El trabajo es una de las áreas de la vida en la que podemos ver de frente nuestro poder personal. Conectar con lo que somos, con lo que nos caracteriza, con aquello que es importante, lo que es prioridad y con eso de lo que somos canal de lo divino.  Sin embargo, sentimos que no es posible. Empezamos a dudar de nosotros, nos congelamos frente a decisiones que sabemos que podemos tomar, evitamos conversaciones por creer que terminarán siendo discusiones, evitamos poner en evidencia nuestro pleno potencial.

 

El campo minado

El trabajo en sus múltiples facetas tiene dentro de sus objetivos el revelarnos el poder en todas sus formas (tanto en otros como en nosotros mismos), en cada decisión que tomamos o en cada situación que vivimos está reflejado nuestro poder personal o creamos el «espacio» perfecto para aprender y reconocer nuestra fuerza interna, nuestras priridades y nuestros valores.

El trabajo llega a sentirse como un campo minado cuando el poder personal está en las opiniones de quienes son nuestras figuras de poder, cuando nuestro entorno alienta la competición o la sumisión, cuando el liderazgo es «homogéneo», «basado en resultados» o carece de conexión con las fortalezas de cada uno de los integrantes del equipo. El trabajo se nos presenta como un campo minado para que, podamos darnos la oportunidad de:

      1. Reconocer nuestros recursos internos
      2. Admirar nuestra fuerza interna: esa que viene de la certeza de quienes somos
      3. Evaluar nuestras prioridades y defenderlas
      4. Conectar con el autocuidado, la autoestima y el liderazgo personal
      5. Atender a la importancia que le damos a la opinión de otros, a los juicios que tenemos sobre nosotros mismos o a las expectativas que tenemos (sobre nuestros jefes, nuestro trabajo y nuestro desempeño)
      6. Comprender la riqueza de nuestro interior y de quienes somos más allá del «deber ser» o de lo que otros esperan de nosotros
      7. Recordar la capacidad que tenemos de crear límites y de tomar acción para debilitarlos, protegerlos o fortalecerlos

 

El trabajo «reta» nuestro poder personal por medio de la incertidumbre,  el cambio, el cumplimiento de objetivos, el autocuidado o el sostener relaciones con personas diferentes a nosotros,  regalándonos la oportunidad de reconocer la diversidad divina en cada uno de nosotros, en los entornos en los que nos encontramos y en las personas que nos rodean.

 

No se trata de exigir ni resistir,
sino de conectar y de ganar autenticidad

Se nos ha enseñado a reclamar nuestros derechos, a llevar la energía a demandar que las cosas sean diferentes, a quejarnos o a «hacernos valer». Se nos ha dicho que «no nos la dejemos montar», que «pongamos la otra mejilla», que aguantemos porque «oportunidades de trabajo como las que tenemos hay pocas», que hablemos sin pena ni miedo, que nos permitamos revelar nuestra voz interior; pero puede no ser fácil.

Si el trabajo te brinda una clara muestra de desconexión de tu poder personal, ten presente que es un estado transitorio, que es un escenario de aprendizaje en el que tienes la oportunidad que te invita a llevar la mirada a tí, a reconocer tu potencial interno y a generar una relación directa entre lo que alimenta tu mente y lo que hace parte de tu espíritu (lo que te caracteriza).

Afrontar esta realidad no implica que lo hagamos desde la rabia, desde la frustración o desde el miedo, sino hacer una revisión de los recursos internos con los que contamos para empezar a escucharte, ganar la claridad que requiere el mensaje que brindas y la información de la que eres canal, y ganar la autenticidad que requieres para liberarte de la carga que representa el desconocerte y el no escucharte.

 

Para evitar abrumarse y empezar a conectar con la fuerza interior que te caracteriza…

a. Ten presente que eso que llega a tí como información no es personal, cuando quitas de en medio el patrón mental y la energía con la que te tomas personal todo aquello que sucede en el día a día

b. Es diferente la validación de otros a la aprobación del trabajo que realizas. Eres tu independientemente del trabajo que haces, así que no requieres validación de nadie para ser quien eres y si tu trabajo requiere de que un superior apruebe o no lo que haces, ten presente que esa aprobación es sobre tu trabajo, no sobre tí.

c. Presta atención a tus emociones y a tu reactividad: En las situaciones en las que cedes tu poder personal hay muchas más emociones involucradas de las que crees, así que en cada momento que cedes puedes acumular dentro de tí información de tus emociones que «estalla» cuando otro «te provoca»

d. Cuentas con infinitos recursos internos que te caracterizan y que se te revelan no solo en medio de la adversidad y sino constantemente en el del día a día (y el trabajo es una de esas áreas en las que más puedes conectar con ellos), así que cuando el poder personal se sienta «ausente» puedes conectar con ellos para cambiar tu realidad.

 


Si quieres darle una mirada a tu día a día en el trabajo y deseas no sólo conectar con lo que te brinda para tu autoconocimiento sino para tu crecimiento personal o el de tu equipo de trabajo, puedo acompañarte en una mentoría a medida de lo que necesites.

Si deseas información adicional, puedes escribirme a: [email protected], y me pondré en contacto contigo.

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