Curso gratis sobre…, 5 tips para ser mejor en…, Herramientas básicas para…, Masterclass online sobre…, Top de los libros que x persona recomienda para ser buen…, Análisis sobre un caso de estudio en…, Frases de éxito para… ¿Les suena familiar? Todos hemos estado ahí.
La información ya está ahí, tenemos a nuestro alcance cientos de datos, cifras, citas, casos de éxito, libros, audiolibros, videos, podcast, artículos, investigaciones, documentales, películas, testimonios, etc. Ya hay personas que han tomado grandes dudas, las han convertido en decisiones de vida y hasta en riesgos para obtener lo que tenemos en frente, todo lo que aparece en páginas o en pantallas, todo lo que escuchamos porque alguien que conocemos nos lo recomienda o porque escuchó por ahí y le pareció bueno.
Nuestro cerebro cuenta con la posibilidad de recibir cientos de datos y de transformar la en información útil por medio de su análisis y de su experimentación. Sin embargo parece ser que o se nos olvida experimentar la información o que la experimentación requiere tiempo, que es un proceso que se construye a prueba y error, que es algo que mantenemos vigente y que realmente integramos una vez hayamos logrado darle uso dentro de nuestra cotidianidad y lograr maestría en ello; estamos pidiendo respuestas procesadas a grandes preguntas internas que de no ser integradas terminan siendo patrones que han de repetirse, “paños de agua tibia”, o pequeñas dosis de información que calma un malestar pero que no está llegando a evitar el problema o a darle solución.
Estamos esperando que al leer el tip sobre el manejo de la rabia se nos “pase” la rabia, que al tener la imagen de bienestar se nos “contagie” el bienestar, que al ver la frase de valentía de la nada seamos valientes y que al pensar en positivo, eliminemos todo lo que no nos brinda sensación de bienestar y se convierta lo desagradable en agradable así porque si. Estamos entregando nuestro poder personal a lo que alguien nos hace sonar bonito, fácil y hasta esperanzador, pero ¿qué dentro de nosotros está tomando eso que los ojos ven, eso que suena chévere y alimenta el ego, y lo está transformando en información que ayuda a eliminar patrones, a trascender momentos densos, a revisar los hábitos, a evaluar nuestro papel en las relaciones que construímos… a ser responsables de la vida que creamos?.
Aprender sin integrar es acceder a información
Integrar significa hacer de la información no sólo algo que sirve sino que ayuda a mejorar la toma de decisiones, la relación con nosotros, con nuestro entorno y hasta con la naturaleza misma de la información. Nos pone en el lugar de la experiencia y de cómo lo que aprendimos, experimentamos y vivimos se convierte en un parámetro bajo el cual evitamos situaciones que nos generan desequilibrio, eliminamos patrones, conectamos con la raíz de una situación y le damos trámite; cómo mejoramos nuestra calidad de vida y cómo revolucionamos la forma en la que nos escuchamos y cómo aprendemos a atender efectivamente a nuestras necesidades.
Integrar nos aleja de ser simples repetidores de fórmulas mágicas sin sentido y nos pone al servicio de otros desde un lugar que aporta más que simples datos porque nos convierte en dueños de saberes que nos han sido útiles, en multiplicadores de experiencias de otro nivel.
La idea no es sentarnos a aislarnos de todo lo que vemos para darnos el tiempo de consumir poco a poco la información, ni llevarnos a experiencias de aprendizaje intensas, sino más bien a cuestionar lo que vemos, a escucharnos con atención para revisar si todo lo que llega a nosotros es realmente útil y si aplica para nuestro momento actual; a dejar de asimilar todo lo que nos suene bien y nos tomemos el momento de apreciar la información y darnos cuenta de si nos sienta (si está hecha a nuestra medida) y si de ella, una vez se recibe hay algún cuestionamiento que nos active las ganas de hacernos preguntas, que haga que nos llevemos a investigar más, que nos permita tener un momento de reflexión o que veamos que hace sentido a lo que estamos creando para nosotros mismos o que nos confronte con algo que nos incomoda y nos haga detenernos un momento a tomar acción sobre lo que estamos viviendo. Que nos llevemos a integrar.
Integrar es maravilloso porque nos ayuda a vernos con más amor y compasión, a ver que la información tiene impacto: en nosotros, en nuestra realidad, en nuestro discurso y muchas veces hasta en nuestra percepción de nosotros mismos. Una vez empecemos a integrar podremos evitar situaciones que no nos agradan, a reconocer las fuentes de información que más estén acordes a nuestro sentir y a nuestra forma de ver la vida, a disminuir la resistencia al cambio y a sentirnos responsables de nuestras decisiones y de lo que hemos creado.
Para prestar atención:
- ¿Qué parte de nosotros está evitando el lado personal de la información que consumimos a diario?
- ¿Por qué buscamos el tip en vez de descubrir por nosotros mismos el paso a paso hecho a nuestra medida conforme a lo que necesitamos, creamos, creemos y sentimos?
- ¿Qué nos preocupa ver de nosotros cuando nos acercamos a la información y la sentimos tan densa que preferimos tomar la versión integrada por otro como punto de referencia?
- ¿Estamos integrando lo que consumimos?