Una mente variante

Publicado el una mente variante

Ser flexibles para no estar en guerra con la vida

Nos llevamos a vivir en un campo minado. Cada vez hay más instrucciones, pasos, recomendaciones, tips, estrategias, reglas, normas y “deberes ser” que hacen de nuestra vida algo limitado, poco expansivo o desconectado de nuestra propia naturaleza. La rutina del éxito, el cronograma de actividades que “llena el día”, el paso a paso del ejercicio, los “must” alimenticios, de vestuario, de decoración… todo está dispuesto para ser seguido al pie de la letra, todo creado para tratar de mantenernos al márgen del fracaso, para sostener “relaciones perfectas” “trabajos perfectos” o para modelar “cuerpos, familias, hijos, profesiones, ingresos” ideales.
Todo está creado para el hacer que nos da sentido, para evitar cuestionarnos en lo profundo, para desconectarnos de lo que nos toca en lo profundo, lo que nos hace investigar, lo que nos ayuda a reconocernos, todo está ahí disponible, menos nosotros.

Nos convertimos en los aliados perfectos del hacer, del estar cumpliendo la norma al pie de la letra, del convertir en rutina lo que alguien dice, del estar obrando a medida de lo que otros desean y del no cuestionar lo que se nos indica hacer. Estamos día a día entregando nuestro aprendizaje a respuestas fabricadas, a recomendaciones incuestionables, a “eso que le funcionó a otro”, al miedo a equivocarnos, al tip express que nos evita la impaciencia del esperar por los resultados de nuestros intentos, a todo lo que nos suministra información que no requiere de nuestra intervención para ser transformada.  Y ya no estamos para eso.

 

Cuestionarse en lo profundo para alejarse del fracaso, para aprender, para ganar flexibilidad…

Se nos olvidó que estamos aprendiendo, que tenemos dudas, que nos equivocamos, que necesitamos los errores para seguirle dando forma a lo que somos, para transformar lo que creemos, para cambiar la realidad que vivimos. Nos creímos el cuento de que somos los juicios que tenemos o que creamos, que sólo somos la opinión que emitimos frente a algo o alguien, que somos argumentos vacíos cargados de emocionalidad, que sólo somos personas que se llenan de ocupaciones, de tareas, de hábitos, de rutinas, de personas, de alimentos, de ejercicio… Nos tragamos entero el camino de la “excelencia” al márgen de lo “correcto”,  el vivir conforme a lo que se espera de nosotros, el “lograr resultados”, el miedo al fracaso, el vacío de “estar solos”, la incertidumbre que genera el cambio, y otro montón de miedos o incertidumbres ajenas que ahora nos pesan y nos desconectan de la dicha que trae vivir más allá de lo que “todos esperan”.

Cuestionarse en lo profundo es lo que más nos permite llevar la flexibilidad a nuestra vida, lo que nos libera de cargarnos emocionalmente con lo que nos sucede o con lo que llega a nosotros, lo que nos permite resignificar “la derrota”, “el fracaso”, “el miedo” y “la pérdida”… es lo que nos permite ver que nuestra experiencia humana es más rica y más valiosa de lo que podemos imaginar, es lo que nos ayuda a comprender que alimentamos la carencia en nuestras decisiones por temor a fallar frente a otros, que consumimos “respuestas” más que cuestionamientos para ahorrarnos el experimentar, que entregamos a otros el poder de nuestras elecciones para culparlos cuando las cosas no salen bien o para escudarnos cuando sabemos que debemos hacernos cargo de nuestra vida y, que nos mantenemos al márgen de decidir para no “cargar” con la responsabilidad de la consecuencia de aquello que no estamos seguros de cómo manejar.

 

No podemos ser lo que otros esperan que seamos, no podemos convertirnos en aquello que otros desean, no podemos “deformarnos” para caber en moldes ajenos, no vinimos a garantizarnos la vida sin matices que nos mantiene en tensa calma, al márgen de nuestra grandeza. Necesitamos escucharnos para permitirnos ver la sabiduría que hay detrás de cada palabra, cada noticia, cada recomendación, cada historia que se nos comparte; necesitamos escucharnos para no tragar entero, para no creernos el miedo al fracaso de otros, para no sugestionarnos con la incertidumbre, para no entregarnos al aburrimiento o al sinsentido, para no vivir alejados de la soberanía de nuestra propia vida.

 

La flexibilidad que transforma

Vivir en flexibilidad es permitirse ser desde el acierto y el error, es conectar con la sabiduría interna para eliminar la insatisfacción o la resistencia, es encontrarse cara a cara con la capacidad de elegir la propia vida y sus matices por sobre el blanco y negro, las “opiniones”, las “críticas” o las aspiraciones del deber ser. Es atreverse a confiar en nuestro poder creador y manifestador, y por sobre todas la cosas… es entregarse a la no resistencia a los otros, a las relaciones que creamos, a los vínculos que alimentamos con nuestras acciones y a la misma naturaleza de lo que nos rodea.

Vivir en flexibilidad nos demanda atención a lo sutil, escucha a la intuición, encontrarnos con las caras de nuestro ego, permitirnos reconocer que callar por un momento para interiorizar la información que nos ronda es darnos el valor y el reconocimiento que no vienen de otros; es aprender que nuestra opinión es sagrada y que podemos transformar las palabras que decimos para que ayuden construír más que a dañar, es darnos cuenta de que interferimos en el aprendizaje del otro al intentar convencerlo de algo.
Vivir en flexibilidad es comprender con tranquilidad que ganamos más al ser observadores, que los juicios nos nublan la vista, que podemos accesar a lo maravilloso de la vida desde el conectar con la dicha y el gozo, que el dolor existe para transformarnos y que permanece en la medida en la que el ego lo alimenta.

Vivir en flexibilidad es comprender que el otro no es maleable y que no podemos transgredirlo, es comprender que su realidad le corresponde (así como a nosotros la nuestra), es entregarnos con confianza a ver que quienes nos rodean están haciendo en este momento lo que pueden y deben (para su más alto bien) y que nuestro rol no es evidenciar sus fallas ni alimentar su miedo; que no vinimos a dar forma a la vida de otros, ni instrucciones sobre su “correcto proceder”, sino a observarnos en ellos, a encontrarnos en las elecciones de quienes nos rodean y a reconciliarnos con nuestra capacidad de crear las situaciones que vivimos.

El lugar de la flexibilidad nos pone frente a nuestra mayor vulnerabilidad y nos premia con una vida llena de todo lo que elegimos ver en ella. Nos entrega a ser parte de lo que vemos manifestado y nos concede la autoría plena de todo aquello que nos rodea. Nos permite hacernos cargo de nuestros “demonios” al verlos con amor en la historia del otro y nos transforma en la medida en la que nos permitimos abrazar la diferencia del otro. La flexibilidad nos aleja del pasado y nos entrega al ahora en el que podemos aprender y amarnos sin medida.

Vale la pena correr el riesgo y vivir desde este lugar ¿verdad?

 

 


Recuerda que…
Ser flexible no es permitirlo todo sino reconocer la información que nuestro entorno nos brinda, ganar acertividad para elegir lo que permitimos en nuestra vida, ganar información que nos sea útil para crear la realidad que deseamos, hacernos dueños de nuestra propia vida desde el amor incondicional a nosotros mismos y ver que el mundo está hecho de personas, situaciones y cosas que están en perfecta sincronía con lo que necesitamos saber para elegir a cada minuto lo que más creamos que esté alineado con lo que necesitamos, podemos manejar y sentimos que nos hace bien.

 


Si deseas meditar para conectarte contigo y con tu sabiduría interna en gratitud, tengo para ti en Youtube un playlist de 5 agradecimientos que puedes hacer para abrirte a la flexibilidad desde el agradecer diferentes (y poco reconocidos) aspectos de tu vida en el siguiente link:  5 días de gratitud

Si quieres conectar con la energía amorosa que trae este momento para tí y para lo que vives y deseas que te acompañe a verlo y trabajarlo desde la energía del amor incondicional de la divinidad en Conversaciones con tus ángeles (sesiones de mensajes de ángeles personalizadas), escríbeme a: [email protected], o en mi cuenta de instagram @unamentevariante, estoy a tu servicio.

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