Una mente variante

Publicado el una mente variante

¿De qué habla mi cansancio?

Todo lo que refleja el cuerpo físico habla directamente de algo que está relacionado con nuestra percepción de la vida, nuestro lugar en ella, nuestras emociones y todo aquello que la compone a nivel mental, emocional y espiritual; por esto es tan importante conectar con la información que trae el cansancio, porque puede en algunas personas puede ser el reflejo de lo que “se va sumando en la vida” y puede tener más información de la que se cree.

El cansancio se define como falta de energía o falta de fuerzas luego de realizar un esfuerzo físico, como algo físico que ocurre como consecuencia de un esfuerzo; sin embargo a la luz de lo divino hay mucho más detrás de este “falta de energía y fuerzas” y el cansancio es digno de atención y detalle porque el “estar cansado” se nutre de la energía que tienen las situaciones, las personas, las creencias y las emociones que experimentamos, porque el cansancio habla de lo que evitamos y de lo que nos pesa y porque el cansancio es una invitación a cerrar con aquello que no nos favorece o terminar con lo que nos hace daño.

En medio de un mundo de carreras que normalizó el cansancio, cuesta ver con claridad qué de eso que se siente es realmente cansancio o hay otras cosas más que bajo esa palabra se esconden pero que se manifiestan porque deben abandonarnos para ganar calidad de vida. En esta oportunidad vamos a dar una mirada a algunas de ellas.

 

Las emociones, “la acumulación”, el cuidado del cuerpo físico y el cansancio

Nuestro estado ideal como seres en este plano es el estar libre de cargas, de emociones densas, de energía disonante, de todo aquello que nos reste equilibrio. Vinimos a esta vida a experimentar la tranquilidad que nos permite ser plenamente creativos, estar al servicio y generarnos condiciones de vida favorables para nuestro desempeño como seres que comparten experiencias juntos.

Nuestro potencial sale a flote cuando las emociones se mantienen al margen, cuando le “damos trámite” a lo que sentimos, cuando nos permitimos sentir plenamente sin privarnos, reducirnos o mantenernos al margen de lo que sucede dentro (en lo sutil); ganamos claridad cuando esto sucede, nuestro cuerpo físico se mantiene en su mejor versión y el cansancio es sólo aparente cuando invertimos tiempo en actividades físicas que superan nuestro nivel habitual o cuando algunas de las actividades que realizamos se mantienen por periodos prolongados.

Sin embargo, para muchos, el cansancio va más allá de un esfuerzo físico y se vive como el reflejo de: la incapacidad de gestionar las emociones, el acumular emociones o dolores no procesados (cuando se siente rabia, tristeza, impotencia, entre otros); el aumento en la frecuencia y la intensidad de pensamientos; la acumulación de conversaciones, opiniones, consejos o secretos; y la escacés de momentos de: risa, goce, tranquilidad, plenitud, amor, etc; en un cuerpo físico cansado, con energía acumulada, con espasmos, dolores, “tieseras”, deformaciones y el desarrollo de hábitos autodestructivos que sólo conducen a más cansancio o a la disminución de la capacidad física de cada persona.

Antes de seguir te propongo que le des una mirada a tu cuerpo físico, que te permitas ver en qué parte de él sientes más dolor, pesadez o anormalidad; que te permitas verte con calma para descubrir si hay en ti emociones retenidas y si puedes identificar en qué parte están alojadas.

 

El cansancio que evade

¿Te has sentido cansado cuando tienes algo obligatorio por hacer? ¿El cuerpo físico parece no estar atento a tus indicaciones o necesidades, cuando hay algo incómodo por afrontar? ¿Te sientes cansado si hay un compromiso por atender o una reunión desagradable? ¿Lo sientes cuando estás en las tardes en tu trabajo (pero luego en una cena con tus amigos, se desvanece)?, presta atención al cansancio e intenta determinar si se siente cuando hay algo que “debes hacer”, y que en el fondo no quieres.

No te juzgues si algo de esto ocurre, porque es probable que tu cansancio esté relacionado con eso que dentro de ti se resiste a ser, con eso que deseas que no pase, no esté alineado contigo o no te represente, con eso que no eres o que no estás dispuesto a SER o hacer. El cansancio que evade tiene tanto de real como tu propio cuerpo físico y lo que tus emociones reflejan, está dentro de ti porque es un llamado de tu interior a que prestes atención a lo que estás haciendo, a lo que permites, a lo que toleras y a todo aquello en lo que has cedido, es un llamado de tu alma a prestar atención a los límites que no estás considerando en tu vida, esos límites que dan forma a tu bienestar y que te permiten mantenerte en equilibrio.

Tómate un momento para ver la realidad que has creado y los ambientes, relaciones o situaciones en las que el cansancio empieza a ser señal de algo a observar, ajustar, reconsiderar y replantear; para que ganes calidad de vida, para que tu alma recupere su voz, para que tu ser empiece a vivirse más pleno y menos “acumulado”, para que quienes te rodean comprendan el justo límite en su relación contigo y no lo perciban sólo cuando estés cansado, agobiado o abrumado (sólo cuando estés al límite).

 


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