A PROPÓSITO DE LOS VEINTE AÑOS DE #COLOMBIA DIVERSA

Tuve la oportunidad de asistir al foro titulado: “20 Años de Derechos LGBTIQ+ en Colombia: Logros y Desafíos” (16 de octubre de 2024), organizado por Colombia Diversa —la misma que ha contribuido a la dignificación de miles y millones de personas en Colombia— y la Universidad Externado de Colombia y la Universidad de los Andes. Fueron invitados/as de manera especial algunos/as de los/as actores/as que han aportado para la dignidad desde el activismo, el litigio estratégico, la academia, la investigación, la justicia, la política y la construcción de lo público.

Todo un homenaje a decenas, cientos y miles de personas que han liderado y permitido un país que, aunque homofóbico y heteronormativo, hoy presenta avances significativos para el amor libre, la construcción de la familia, el derecho al trabajo, el libre desarrollo de la personalidad, la antidiscriminación, la igualdad real, la construcción de la memoria y la paz, junto con una justicia que ya hace gala, en algunos casos, del enfoque de género y de la diversidad.  

Y es que eso de la homofobia mata o hace infelices a miles o a millones. Muchos/as de los/as lideres/as hoy no pueden contar la historia porque el odio los/as terminó matando o agobiando en el silencio. Colombia, se ha desclosetado poco a poco y ha avanzado, de eso no hay duda, pero la lentitud agobia ante un sistema patriarcal binario que se nutre de esa división incomprensible en pleno siglo XXI. Siempre será posible la regresión y el retroceso.

Apenas en 1980, este país despenalizó la homosexualidad, así como se lee. Tal como lo recuerda Caribe Afirmativo: “Amar dejó de ser una causal para privar de la libertad a una persona”. Un simple rastreo en redes nos informa que la homosexualidad está penalizada en 62 países miembros de la ONU y en 12 países puede significar la pena de muerte (Amnistía Internacional). Aquí, no hay pena de muerte en la codificación, pero sí en la realidad; las cifras hablan, el Informe Final de la Comisión de la Verdad; ¡también! La muerte ronda la diferencia. ¡Así no más!, por el simple hecho de amar y de vivir por fuera de canales heteronormados.

“Amar dejó de ser una causal para privar de la libertad a una persona” Caribe Afirmativo

En el foro, me encantó escuchar a muchos/as actores/as que han construido la igualdad, pero de forma especial, escuché a los/as que han fungido como magistrados/as principales, auxiliares o que están en el mundo de la administración de justicia, abogados/as o investigadores/as de la libertad. Escuché con atención a los/as jueces/zas, lo digo, porque es en el mundo de la administración de justicia en donde veo los aportes más gigantescos para la historia de la igualdad y la libertad en Colombia: ¿qué formación han tenido para leer con ojos de compasión y diferencia?, ¿cómo se han construido estas sentencias?, ¿la resistencia que han tenido en sus propios hogares por administrar justicia en clave de libertad? Y, ¿cómo conciliar los pensamientos más conservadores que también pululan en nuestros tribunales?, entre muchas otras preguntas.

Sin duda, es inmenso el impacto que estás decisiones han tenido. Por ejemplo, la historia de la primera pareja homosexual que contrajo matrimonio en Colombia, gracias al Tribunal Constitucional. ¡Toda una odisea! El abogado; los/as activistas, más de seis horas en las que eran y no eran pareja; la señora notaria valiente, pero asustada que prefirió llamar el acto con el nombre de “casamiento”; y grupos de lado y lado, unos invocando la cruz y otros, la libertad y el amor.

Para una película todo esto. Muchos testimonios de este estilo se ventilaron en el acto celebración de los 20 años de Colombia Diversa.

Muchas de estas historias de la dignidad fueron posibles gracias a la justicia constitucional. La misma que en algún momento de su historia logró ponerse a tono con el mundo de los derechos, acorde con la diversidad sexual, inicialmente de forma individual, pero luego a manera de familia, pareja y más. Todo en el marco de una Constitución que, si bien no es feminista y con una marca heterosexual infinita, presenta algunos principios, derechos y reglas para la libertad y la autonomía, todo sumado al bloque de constitucionalidad y la plural jurisprudencia que marca al mundo. La misma que debería sonrojar al legislativo que no ha hecho la tarea, en varios asuntos. No puedo dejar por fuera de este impulso de la justicia a todos los movimientos sociales y de LGBTIQ+ que han estado detrás de tamaños logros.

Apenas invocar, a manera de ejemplo: algunas sentencias que en sede de tutela —acción constitucional fundamental— o de constitucionalidad, han permitido entre otros grandes asuntos: el cambio de nombre para las personas transgénero, la seguridad social para parejas del mismo sexo, el derecho a visita íntima lésbica en cárceles, derechos patrimoniales, la sustitución pensional al compañero/a permanente del mismo sexo, el reconocimiento de derechos de diversas clases, el libre desarrollo de la personalidad y el respeto a la diferencia sexual en los manuales de convivencia escolar y de diversas instituciones educativas, la adopción por parejas del mismo sexo o la histórica sentencia de matrimonio igualitario.  

Puedo nombrar también, algunos hitos legislativos como la Ley 1482 de 2011Ley antidiscriminación y la Ley 1448 de 2011: Ley de Victimas y Restitución de Tierras. Tampoco dejo en el olvido al gran momento histórico de creación del Acuerdo de Paz de la mano de las mujeres y la diversidad. Un enfoque que hoy ha servido para la construcción de una sociedad más igualitaria en materia rural, de participación y democracia, de cierre de la guerra, de enfoque de derechos humanos para la solución del problemas de las drogas ilícitas, la construcción de la memoria y de la justicia de paz tan paritaria, plural y distinta a las demás justicias en Colombia. El Acuerdo del año 2016 transformó la sociedad colombiana, entre otros aspectos, debido a la integración de los/as históricamente excluidos/as y, que hoy nos permite identificar con mayor claridad el por qué son sujetos/as de especial protección constitucional.

Pero la historia no termina con esta celebración. Así como el movimiento feminista, el movimiento LGBTIQ+ también tiene diversos matices y enfoques. Lo peor, desde afuera igualmente es golpeado  por una sociedad conservadora que hasta de terapias de conversión habla o de negarles derechos, por ejemplo, y en la misma letra de El Espectador del 18 de octubre de 2024: “Se tumbó un artículo de la reforma laboral -en el Legislativo- que permitía la licencia de paternidad o maternidad para las parejas del mismo sexo”. Entonces, grandes retos siguen, de manera especial, para la administración de justicia y de la Corte Constitucional con nuevos derechos emergentes que seguirán surgiendo en el mundo de la diversidad sexual y que implicarán soporte científico, sociológico y teórico, más allá de lo religioso prejuicioso o discriminatorio, muchas veces disfrazados de teoría.

Nota 1: Agradecimiento a la revisión y lectura inicial de Lucy Pataquiva

Nota 2: Más años de celebración para COLOMBIA DIVERSA. ¡Gracias!

Nota 3: Esta columna no representa el pensamiento de ninguna institución. Hace parte de mi ejercicio doctrinal, constitucional y como columnista/bloguera de EL ESPECTADOR.

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