Umpalá

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El Papa progresista

Nueva declaración del Papa, nueva serie de titulares entusiasatas. “Hay que acompañar con misericordia” dice el pontífice en una entrevista publicada en diecisis periódicos jesuitas alrededor del mundo. Y a la hora de registrar sus declaraciones de nuevo aparece el adjetivo : “progresista” el Papa. “Progresistas” sus ideas.
Sólo que progreso no hay progreso en lo queha dicho y ya que estamos, tampoco hay ideas. Ni motivos para alegrarse, a no ser que uno sea un católico homosexual arrepentido obsesionado con la culpa. Pero si ya ser católico y homosexual es una contradicción, ni hablemos de homosexuales arrepentidos. Al contrario, sus declaraciones son cristianas de la vieja escuela, retrógadas por tanto, inscritas en la tradición de “aceptar” leprosos y prostitutas, no por su valor intrínseco como personas, sino como acto de compasión. El doloroso sacrificio de acercarse a lo sucio, a lo que no es normal. Podemos “aceptar”, “No juzgar”, “orar por” gays, divorciadas, o mujeres que han abortado, pero no desde la igualdad, no desde la aceptación, sino desde la piedad. Podemos incluso amarlos, pero a la manera cirsitiana, es decir con la soberbia del que se imagina más puro que sus semejantes.
No hay cambios de fondo, el Papa dijo lo que dijo como parte de una estrategia de comunicación bien estudiada que pasa por la elección de un latinoamericano como manera de dar la batalla por la fe en el nuevo continente, asumiendo que ya no hay mucho que hacer en una Europa dividida entre el laicismo racional y los extremismos musulmanes y de derechas.
Luego de las declaraciones del Papa el pasado julio («¿Quién soy yo para juzgar a los homosexuales?» dicho en un avión lleno de periodistas) yo había pensado escribir que una verdadera declaración “progresista”, debería ser algo “Homos, trans y pansexuales. Curas casados, poliamorosos de todos los pelajes, vosotros teneís la razón y no quienes practican esa sexualidad machista y reproductista que hemos predicado. Mostradnos esa bella manera en la que habeís puesto en práctica ese ‘Amaos los unos a los otros’”
Pero ahora creo que incluso tal osadía sería un movimiento calculado. Patadas de ahogado, dirigidas por un experto en comunicación.
Lo único verdaderamente progresista que podría hacer el Papa sería declarar la disolución de la Iglesia Católica y acto seguido regresar a Buenos Aires a vivir en una calle frecuentada por junkies y travestis. Y hacerlo con la humildad de quien está allí para aprender y no para ofrecer misericordias y aceptaciones que nadie le ha pedido.

En Twitter @r_abdahllah

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