A esta hora no se sabe qué, cómo, por qué y mucho menos para qué o para quién; los Congresistas están aprobando más de un centenar de artículos nuevos dentro de la Reforma Tributaria; circunstancia que confirma lo que ya se había anticipado y es que el “papayaso” que está dando el Gobierno del Presidente Santos y de su Ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, no podía ser más perfecto para el legislativo.
Más exenciones, más exclusiones, más tratamientos tributarios especiales o particulares; no sólo tendrán un costo fiscal para el Estado, sino otro adicional por el lado de la Administración Tributaria y Aduanera que nuevamente tendrá que condicionar la efectividad de su gestión a la complejidad de una normatividad que sigue alejándose de lo verdaderamente estructural.
De nuevo la reflexión alrededor de la responsabilidad del Congreso al momento de legislar y donde abocar el estudio de un proyecto de ley relacionado con impuestos en tiempo record, podrá salir costoso para los contribuyentes directos, indirectos, grandes, medianos o pequeños.
Las ocurrencias de última hora, amparadas en el “exceso de creatividad” de los congresistas y,o el abuso de los lobbistas y justificadas todas ellas en indebida forma, apuntan a que esta será la Reforma Tributaria más accidentada de los últimos tiempos, o la más torpedeada. Aún no se sabe, si será la más costosa o aquella donde como se dice coloquialmente: lo comido, sale por lo servido.
Siempre los últimos días y las últimas horas de las Reformas han sido críticos y esta no será la excepción porque los congresistas de hoy saben que una vez aprobado el articulado, será hasta un próximo gobierno que puedan volver a tocar el Estatuto Tributario.
De nuevo se pierde no sólo oportunidad de aprobar un proyecto de ley tributaria serio y estructural, sino que además se llena de novedades el Estatuto que complicarán el cumplimiento tributario y peor aún, la fiscalización, la discusión y determinación de los impuestos por parte de la Dian. Vendrán ahora sendas tareas para la Corte Constitucional y el Consejo de Estado.
Otro mal ejemplo el que está dando el Congreso de la República que se suma a la fallida Reforma a la Justicia, con un agravante eso sí, el Presidente Santos no pasará a la historia como el primero en objetar, en un mismo año, dos proyectos de Ley de esta trascendencia. Desafortunado para el país y más desafortunado para los congresistas que no obstante las minorías, no han sabido hacer respetar la facultad que tienen de legislar en materia tributaria y hacerlo bien.
Hace unos días ellos mismos se quejaban de falta de claridad en el articulado y ahora sin mayores miramientos, votan bloques de artículos como si los conocieran ampliamente y sin importar el ruido que tenga cada uno.
Sin duda una Reforma costosa y donde es mejor la malo conocido, que lo bueno por conocer.
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