Por fin hay en debate un proyecto de Reforma Tributaria. Presentado hace una semana por el ministro de Hacienda y Crédito Público, Mauricio Cárdenas y su equipo económico. Nada estructural eso sí la iniciativa, como lo reconocen sus gestores y más bien por el contrario llenando de nuevo el Estatuto de novedades que en la práctica, lejos de simplificar podrían complicar el cumplimiento tributario y qué decir de la Administración Tributaria sobre la que recaen en últimas los excesos de creatividad de técnicos a veces ajenos a la propia Administración.
Siendo realistas, prácticos y hasta estratégicos; el Gobierno se dio la pela de presentar una iniciativa tributaria que hasta la salida del ministro Juan Carlos Echeverry ya estaba en el congelador por cuenta de su inviabilidad ante el Congreso de la República. Optaron por una iniciativa aparentemente más simple, pero que a ocho días de debate ya ha generado, no sólo las discusiones técnicas propias de ella misma, sino aclaraciones y reversazos por parte de las autoridades.
Aquí hay que decir que el lobby ya comenzó y que nuevamente se prevén resultados poco sanos para la estructura tributaria.
En una sociedad con poca cultura fiscal hacer una Reforma Tributaria bien hecha es casi imposible. Hallar un consenso alrededor de todos los sectores involucrados donde ellos mismos cedan terreno y antepongan el beneficio general al particular, no es más que filosofar o echar globos con la certeza de que la mayoría se pueden reventar antes de tomar vuelo. Poca responsabilidad en el sector privado, en los gremios, en el Congreso, en el Gobierno y eso que el decir de unos y otros es que todos ponen y,o que todos pagan.
¿Qué bueno tiene la Reforma Tributaria? Abre un espacio de discusión, de revisión, de concertación, de análisis, etc. Lo hace en los escenarios pertinentes que van desde la academia, los gremios, los técnicos y termina en el Congreso para confirmar que no hay impuestos sin ley.
Que el articulado entre a comisiones económicas conjuntas y luego a plenarias con la expectativa de ser debatido y aprobado antes de finalizar el año es la oportunidad para modificar la estructura tributaria. Con seguridad la iniciativa irá más allá de los temas propuestos y que en teoría son los ejes principales de la reforma. Por ejemplo, que se estén “´pisando callos” ahora no quiere decir que el primero de enero de 2013 haya muchos damnificados con la nueva Ley. En resumen es bueno tener la oportunidad de reformar el Estatuto Tributario.
¿Qué malo tiene la Reforma Tributaria? En estricta lógica, exactamente lo contrario de la respuesta a la primera pregunta y que bien puede resumirse diciendo que al Estatuto Tributario le cuelguen “perlas” que lo hagan más complejo aún e inadministrable.
En este espacio se tratará de ir mirando paso a paso justamente eso, lo bueno que tiene la Reforma y lo malo que puede tener.
Es buena la pretensión de generar empleo y es aún mejor la de formalizar varios sectores de la economía que permanecen en la informalidad y que por ende evaden impuestos.
Es bueno tener menos tarifas de IVA y revisar algunas exenciones y,o exclusiones. Es también positivo buscar más responsables del Impuesto de Renta entre las personas naturales. Es justo revisar la tarifa que aplica para las ganancias ocasionales.
Es malo pensar que los restaurantes son un sector de la economía que debe tener un tratamiento tributario especial en materia de IVA o de impuesto al consumo. También es negativo creer que sólo los ricos pueden legalizar sus capitales en el extranjero y que lo pobres –a veces no tan pobres- tengan que empezar a tributar sin tener la misma gabela para hacerlo. ¿Con qué lógica se pueden sincerar los unos pero no los otros?
Es malo que la Dian ya no tenga que administrar cuatro o cinco impuestos nacionales, sino tres o cuatro nuevos impuestos. Es perverso que el Régimen Simplificado de IVA siga existiendo con tal amplitud y que no haya prosperado el monotributo, o el Impuesto Unificado de Imposición de iniciativas en otras épocas.
Son cosas buenas y malas de Reforma que se irán conociendo y sobre las cuales siempre habrá algo que decir para contribuir a mejorar la cultura tributaria. El lobby ya comenzó y también habrá mucho que decir al respecto.