Mientras leía comentarios acerca de los tenis Nike y la Mac portátil de miembros de las FARC, ocurrió algo en Guatemala que vale la pena contarlo como contraparte de la historia:
Hace pocos días, dieciocho militares fueron arrestados en Guatemala acusados de desapariciones forzadas y delitos contra la humanidad. Se les acusa de haber cometido estos delitos cuando estaban a cargo de diferentes unidades de las fuerzas armadas del país durante la guerra interna y no precisamente contra combatientes guerrilleros, sino contra población civil, mujeres, niños y ancianos incluídos. Esto ocurrió entre los años 1982 y 1986. Empieza así otra nueva historia de la postguerra para este país.
Las familias y abogados de estos militares apelan a la amnistía que venía incluida con la firma de los acuerdos de paz y el fin de la guerra en 1996. Por otro lado, las familias de las víctimas tienen a su favor que tanto las desapariciones forzadas como el genocidio, quedaron fuera de dicha amnistía y todavía tienen oportunidad de buscar justicia y ojalá, poder por fin enterrar a sus muertos.
Por supuesto que en esta sociedad, donde el tema de derecha e izquierda es motivo permanente de polarización, los ánimos se caldearon y hasta parece que en la mayoría de peleas el punto central no son las víctimas sino ganar la discusión.
Vemos a los familiares de estos militares muy indignados diciendo en las calles con pancartas y en sus redes sociales, que debemos agradecerles a ellos la libertad en que vive Guatemala (a pesar de que fueron los gobiernos militares quienes más reprimieron la libertad en este país), que gracias a ellos fuimos librados del comunismo y que son grandes héroes de la patria porque Guatemala no es hoy como Cuba o Venezuela. Sobra decir que mucha gente los aplaude y apoya.
Sorpresivamente, mientras afuera del tribunal la gente discutía sobre ejército-guerrilla, izquierda-derecha, paz-guerra; ocurre que adentro, el abogado defensor de uno de estos militares le dice al juez que por problemas de salud su defendido necesita estar viajando a Cuba para unos tratamientos médicos.
Así como lo acaba de leer, el “héroe de la patria” que luchó contra todo lo que representa al comunismo-socialismo (que para ellos es la misma cosa) que pertenece a una institución cuya consigna era acabar con los seguidores del comunismo y también con sus esposas, sus hijos y sus padres y todo lo que pudiera poner en riesgo a Guatemala de convertirse en un país como Cuba; se está haciendo su tratamiento médico precisamente en el sistema médico castrista cubano.
Inmediatamente pienso ¿Será eso lo mismo que ver a un miembro de las FARC utilizando portátiles Mac o tenis Nike o no tiene ninguna comparación? ¿Será que cuando hablamos de justicia y paz, estamos dejando por un lado lo verdaderamente importante que son las víctimas de la guerra en nuestros países?
Twitter @Tolima_Toliman