En medio de la guerra arancelaria que mantiene en vilo al mundo, una cifra ha pasado casi que desapercibida, pero encierra una magnitud ineludible: el 80 % del comercio mundial se mueve por vía marítima —movilizando cada año más de 10.000 millones de toneladas de carga—, lo que ratifica la importancia de esta industria para el desarrollo del planeta.

Pero, así como es determinante para el intercambio de bienes en el planeta, la industria marítima tiene también la inmensa responsabilidad de aportar a la mitigación del cambio climático. Y es que, según estimaciones del Instituto de Salud Global, esta industria provoca cerca del 3% de los gases de efecto invernadero del mundo, así como el 13% de las emisiones de óxido de nitrógeno y el 12% de las de óxido de azufre (SOx).

Los cálculos del ISGlobal —que recogió la información de 32 estudios sobre las emisiones del transporte marítimo— van más allá y aseguran que “se estima que podría ser el responsable de unas 265.000 muertes prematuras en todo el mundo (2020). Es decir, que el 0,5% de la mortalidad mundial estaría asociado a sus emisiones”.

Un campanazo de alerta que desde hace unos años ha atendido la Organización Marítima Internacional, máxima rectora de la industria que reúne a 175 estados miembro, para fijar una retadora meta de descarbonización: cero emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2050, que incluye puntos de comprobación intermedios para que el transporte marítimo internacional reduzca sus emisiones: para 2030, al menos un 20 %, esforzándose por alcanzar el 30 %, y para 2040 al menos un 70 %, esforzándose por alcanzar el 80 %, en comparación con 2008.

Es aquí donde aparece el protagonista de esta historia: el metanol verde, un compuesto químico que se produce de forma renovable y sin generar emisiones contaminantes, que, además, al ser líquido a temperatura ambiente es mucho menos costoso de almacenar y transportar que los gaseosos, y posee la huella de carbono más baja de todos los combustibles líquidos.

El uso de metanol verde será la piedra angular de la descarbonización de esta industria, tal y como lo ha entendido la naviera danesa Maersk, que en septiembre pasado recibió en el Puerto de Los Ángeles (EE.UU.), el Alette Maersk, el primer buque en cruzar el océano Pacífico utilizando metanol como combustible. “Este buque portacontenedores de 350 metros de eslora y capacidad para 16.000 TEU es el primero de los cinco buques con motores duales y capacidad para utilizar metanol actualmente en operación que llega al continente americano”, informó la compañía danesa en un comunicado de prensa.

Vicent Clerc, CEO de Maersk, señaló durante la bienvenida al flamante buque que la “nueva serie de buques con motores de combustible dual con capacidad de operar con metanol son un comienzo, pero necesitamos una acción inmediata y coordinada en todas las industrias para implementar una regulación urgente que haga viables y asequibles los combustibles verdes”, y recordó que el metanol verde es clave para descarbonizar el sector, pero actualmente cuesta entre dos y tres veces más que los combustibles fósiles, y su producción a nivel mundial sigue siendo limitada.

¡Verde que te quiero verde!

El metanol verde se produce utilizando exclusivamente fuentes de energía renovable (de ahí su nombre), evitando la emisión de gases nocivos a la atmósfera en su proceso. Existen dos ‘variables’ del metanol verde: el biometanol, que se produce a partir de la gasificación de fuentes sostenibles de biomasa; y el e-metanol, que se obtiene a partir de hidrógeno producido con electricidad renovable (hidrógeno verde) y de dióxido de carbono capturado.

Aquí hay una excelente noticia para Colombia y en específico para el Valle del Cauca, ya que las condiciones que ofrece el departamento son óptimas para embarcarse en la producción de metanol verde. Es más, el Valle del Cauca es una de las pocas regiones que concentra una importante cantidad de biomasa residual, particularmente proveniente de la industria de la caña de azúcar. El departamento tiene cerca de 200.000 hectáreas cultivadas de caña de azúcar que generan una biomasa residual durante los procesos de cultivo (1,2 millones de toneladas de Residuos Agrícolas de Corte) y extracción (6,2 millones de toneladas por año de bagazo) que tiene el potencial para usarse en la producción de combustibles limpios. 

Lo anterior forma parte de una estrategia interinstitucional que apunta a consolidar al departamento como un ‘Valle Verde’, capaz de albergar a las empresas para que cumplan con sus metas de descarbonización aprovechando la matriz de energías limpias disponible en la región. El potencial es inmenso y abarca proyectos relacionados con biogás, SAF (combustible de aviación sostenible), hidrógeno verde y sus derivados. Si a esto le sumamos que en el departamento está el Puerto de Buenaventura —clave para la conexión de Colombia con el mundo, y en especial con la cuenca del Pacífico— encontramos que las condiciones para montarse en la ola del metanol verde están dadas. La tarea ahora está en evidenciar este atractivo a inversionistas que estén interesados en desarrollar proyectos de metanol verde en el departamento. Desde Invest Pacific venimos trabajando para que más y más empresas conozcan estas oportunidades que aportan a la descarbonización no solo de la industria naviera, sino del sector productivo en general.

Por: Daniella Guzmán Gómez, gerente de inversión en Invest Pacific

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