Tanto mujeres como hombres lidiamos con presiones culturales, somos seres sociales e interdependientes, así que de cierta manera buscamos la aceptación y nos preocupa el qué dirán. Y si de artes amatorias se trata, existe el miedo a no estar a la altura de las circunstancias, no queremos que nos cataloguen como malos polvos y aspiramos que nuestras faenas sean memorables.

En internet hay millones de artículos sobre el tema, aproximadamente 58.200.000 resultados con tips variados, unos para que el hombre sea el más vigoroso y otros para que la mujer sea bien puta en la cama. Pero en realidad ¿qué es lo que hace a alguien buen polvo?

Autoconocimiento

El primer paso es explorar tu mapa erótico, es decir, el plano de tu geografía sexual que incluye aspectos físicos, mentales y emocionales, que van desde que partes del cuerpo te generan mayor excitación al ser estimuladas, cuáles son tus fantasías, que posturas prefieres, si te gusta que te muerdan o que te acaricien, que tipo de gente te atrae, que cosas nuevas quisieras probar y que cosas jamás harías.

Al “dibujar” tu mapa erótico te permitirás desarrollar tu potencial sexual y ser consciente de las situaciones que te bloquean o te avivan, también serás más amable contigo, pues entenderás que una faena no tiene que durar dos horas, ni estás en la obligación de hacerlo todos los días. En el sexo no hay reglas de lo que debe ser, cada quien elige el tipo de prácticas, así como el tiempo y la frecuencia, lo importante es que te sientas bien con ello, que sea consensuado y que tu acompañante también lo disfrute.

Cuando te conoces lo suficiente vas a disfrutar más porque tienes claro que botones debes activar para potenciar tu goce, si eres feliz será más sencillo hacer feliz a los demás.

Amor propio

Para ser un buen polvo no tienes que ser un galán o una diosa de cuerpo perfecto, ni conocer todas las posturas del Kamasutra, pero si es importante valorar quien eres, lo que tienes y lo que sabes hacer.

Identifica cuáles son tus puntos fuertes, esa mezcla de elementos tangibles e intangibles, que van desde lo físico hasta la personalidad, que se complementan y que en algunos casos, las carencias de un aspecto se suplen con las fortalezas de otro.  La actitud es clave, pues de nada sirve que tengas ojos bonitos si te da pena mirar a la cara, o tener manos grandes y ser torpe, o ser muy inteligente pero carecer de habilidades sociales.

Haz una lista mental de lo que tienes y empieza a trabajar en aquello que necesitas fortalecer. No intentes imitar a nadie y no te compares, saca lo mejor de ti y créete el cuento de que eres sexi, esto tiene que ver más con la autoestima que con la apariencia física. Ejercita el amor propio y enfócate en aumentar la autoconfianza, una persona segura de sí misma es afrodisíaca, hace mojar lo cucos.

Autoerotismo

En una reunión de amigas dije la palabra “masturbación” en voz alta y les pedí a las chicas que me describieran la imagen que vino a sus cabezas, ocho de ellas visualizaron al típico chico adolescente y calenturiento que ve a escondidas una página porno, las otras dos se imaginaron un vibrador. Aunque mi encuesta casera no es una estadística suficiente para probar algún tipo de teoría, lo cierto es que la masturbación para algunas personas sigue siendo una práctica condenada o bochornosa.

En la antigüedad, dependiendo de la civilización y de la época, el autoerotismo fue visto como algo antinatural o aberrante. Por ejemplo, en la antigua Roma era una actividad propia de los hombres pobres que no tenían dinero para pagarle a una trabajadora sexual. Con la llegada del cristianismo cualquier tipo de actividad sexual que no tuviera como objetivo la procreación era considerada un pecado, así que la masturbación entró en la lista negra porque generaba placer y era anticonceptiva, además fue la supuesta causante de muchos males como la epilepsia y la ceguera. A las mujeres que eran pilladas in fraganti se les sumergía en una tina con hielo para bajarle los calores o les colocaban sanguijuelas en el cuerpo.

Por fortuna los tiempos han cambiado y la ciencia respalda el autoerotismo como parte de una buena salud sexual. Con pareja o en soltería, esta práctica es positiva porque libera hormonas del bienestar, es un sustituto de los somníferos, disminuye los dolores de cabeza, previene alteraciones en el deseo y favorece el autoconocimiento, cuando te conoces es más sencillo intercambiar placer.

Un buen polvo sabe dar placer sin necesidad de renunciar a su propio goce. No habrá excedente para dar si primero no se ha hecho la tarea con uno mismo.

Erotismo

Limitarse al coito es renunciar a un montón de posibilidades, el placer no solo es genital, hay que cultivar la seducción y el erotismo para garantizar mejores faenas. Todo influye, desde el intercambio de miradas, un baile sensual, una cena romántica o una conversación interesante. Participan los seis sentidos: la vista, el oído, el tacto, el olfato, el gusto y la intuición, y dependiendo del contexto se le da protagonismo a uno u otro.

Al principio todo entra por los ojos, así que vístete con algo que sepas que te queda muy bien, sonríe y cuida tu lenguaje corporal, muestra que más allá de las palabras expresas apertura y calidez.

Coloca música sensual o que se preste para relajar el ambiente. El oído es la puerta de inicio para conquistar, si tienes buena voz aprovéchala para lanzar alguna frase de batalla o susúrrale algo subido de tono.

Invierte tiempo en masajes, besos, mordiscos o caricias. Aprende a dar buenos abrazos, ya que esto genera una sensación plácida, al estar tan cerca de esa persona que te gusta se sienten los latidos del corazón, la respiración, se recorre su espalda y se aspira su olor.

Y hablando de olores, utiliza una buena loción pero sin exagerar.  Decora el lugar con velas de aromas sutiles, prueba con aceites o elige fragancias que dependiendo de la ocasión puedan generar recuerdos maravillosos o  estimular el deseo.

El sexo se suele comparar con la comida, dos ingredientes que en muchas veladas se mezclan, ya sea utilizando aperitivos, vino, frutas, chocolates, o una comida deliciosa y ligera que tenga como postre un encuentro apasionado.

La intuición, es el sexto sentido que nos ayuda a percibir los deseos más profundos de la otra persona, no es algo tan racional, puede decirse que es más místico, más de instinto y se da cuando te conectas de verdad y empiezas a leer las señales.

Comunicación

Es importante comprender que cada persona construye su sexualidad de acuerdo a la vida que tuvo, a su crianza, religión que profesa, cultura, ciudad de donde proviene, estrato socioeconómico, experiencias y miedos. La sexualidad es algo único para cada ser humano, por eso lo que a ti te parece excitante quizás no lo sea para los demás. Un error que suele cometerse es aplicar los mismos trucos o estrategias para todo el mundo.

Una de las razones de la insatisfacción sexual es la falta de comunicación. Ya sea por miedo o pena, la gente no es capaz de decir lo que le gusta o lo que prefiere. Y bueno, tampoco somos pitonisas o brujos para adivinar, por eso hay que buscar el momento propicio para averiguar lo que en verdad se desea, aprovechar las conversaciones picantes y cada polvo para descifrar la mente y el cuerpo de la pareja.

Comunicación no es solo el intercambio de palabras, también hay que analizar el lenguaje corporal, por ejemplo, cuando se le dilatan las pupilas y le sigue una mueca de placer, es una buena señal.  Cuando alguien se aleja o hay cruce de brazos, entonces la cosa no está resultando.

El proceso para descubrir los puntos de placer del amante, es una tarea fascinante y una perfecta excusa para intercambiar conocimiento, pues siempre se aprende algo de las personas que llegan a nuestra vida, así mismo hay que saber recibir, porque lo merecemos, porque no lo sabemos todo y siempre será genial probar algo nuevo.

Otras variables:

Cada quien es responsable de su placer

Si tu amante está atravesando un periodo de gran estrés, exceso de trabajo o sufre de ansiedad, lo más probable es que no va a tener muchas ganas de una relación sexual. Si padece de algún tipo de disfunción, miedo o no se conoce lo suficiente, tú no puedes asumir toda la responsabilidad, no estás para solucionar los problemas emocionales, fisiológicos y sexuales de los demás. Hay que tener compresión del asunto mas no culparse, pues hay situaciones que se salen de las manos. Apoyar a la persona está bien, pero al final depende de ella buscar ayuda para mejorar su vida sexual.

Trabajarse los propios miedos

Miedo a ser polvo de gallo, miedo a mostrar el cuerpo desnudo, miedo a quedar en embarazo, miedo a perder la potencia… toda la gente siente algún tipo de miedo, sobre todo cuando se encuentra por primera vez con alguien.

En el caso que hayas identificado algún temor, debes analizar de donde proviene y que puedes hacer para controlarlo, de lo contrario en algún punto del camino este miedo te controlará a ti, e impedirá que disfrutes al 100%… y si no disfrutas, mucho menos podrás complacer a tu pareja.

Desaprender

El porno te entretiene, pero no te educa. Es como si quisieras aprender de relaciones afectivas sanas viendo una telenovela. Quizás puedas sacar una que otra idea picante de allí, mas no intentes igualarte a una estrella porno de erecciones eternas o a una actriz de pechos inflados y orgasmos infinitos. Esto es sexo con efectos especiales, puede ser divertido pero no te vas a convertir en buen polvo viendo cine para adultos, en el mundo real el tiempo de las relaciones sexuales es menor y las mujeres somos más que objetos de placer.

No tengo nada contra el porno ya que visito varias páginas que me encantan, sin embargo, tengo clarísimo que es puro esparcimiento. Esto es solo un ejemplo de tantos referentes con los que hemos crecido y que vale la pena cuestionar, porque distorsionan la realidad o nos alejan de la plenitud sexual. Vainas que hemos aprendido durante nuestra vida y que ahora debemos desaprender.

En conclusión, una persona buen polvo ha decido soltar los mitos arcaicos y los prejuicios, dedica tiempo en fortalecer su inteligencia erótica, tiene una percepción  abierta, desarrolla su creatividad y sobre todo ha aprendido a ser flexible, y cuando hablo de ser flexible no me refiero a realizar toda clase de posturas sino a la capacidad de adaptarse.

Un buen polvo no se preocupa por ser buen polvo, porque al preocuparse se llena de ansiedades que le roban energía a lo placentero. Un buen polvo fluye con el momento, simplemente sabe quién es y de lo que es capaz.

Valeria De La Espriella

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Imágenes de la película Ghost.
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