Si yo fuera un lector anónimo buscaría incrementar la felicidad exclusiva que sólo puede brindar el saborear las palabras. Aumentar el disfrute singular que ofrece la degustación de la expresión escrita.
Algo que se hace posible no sólo en la lectura, sino también en el ejercicio de escribir. En los procesos mediante los cuales les damos forma a nuestros pensamientos, ideas y sentimientos. En la concreción precisa de las expresiones que escribimos; dándonos cuenta de que la palabra escrita, fuera de todo cuestionamiento, tiene vida propia.
Reconociendo la solidez de esos aspectos, sin ninguna duda, siendo un lector anónimo, me matricularía con toda certeza, en el Taller de Literatura Creativa que conducen los escritores Julio César Londoño y Betsimar Sepúlveda.
Debo confesar que nunca fui propenso a participar de este tipo de actividades. Muy probablemente esa actitud se debía a que conocí a muchas personas que se la pasaban de taller en taller sin poder encontrarse en la escritura, y sin hacer de ese instrumento un medio para elevar su espíritu.
Sin embargo, con el mismo énfasis, debo confesar que agradezco el haberme matriculado en el taller. No me arrepiento para nada y sin reservas lo recomiendo. Me dejé convencer por Julio César Londoño, en especial por sus estupendas columnas sabatinas de El Espectador. Esa precisión expresiva, ese bordado del lenguaje que emplea, esa coherencia y ritmo que le imprime a su narrativa.
A manera de ilustración, es de ver lo misteriosa que es la vida: permitió que un suceso trágico como la actual pandemia, hiciera que este taller antes reservado sólo a las personas que vivían en la ciudad de Cali -dado que era presencial- se volviera virtual y se extendiera a personas del resto del país y de varios países del mundo. Hemos tenido participación de colegas desde Brasil, Canadá, España, Panamá y Suiza. Tendremos participación ahora de personas desde Estados Unidos.
A partir del pasado febrero, los sábados entre las 9 am y la 1 pm se convirtieron en una fiesta para los más de 50 participantes que hicimos parte de la actividad en el primer semestre de 2021. Una fiesta cuyo principal protagonista es la literatura universal a través de sus más grandes exponentes, cuidadosamente seleccionados por los profesores y muchas veces también a través de textos sugeridos por los participantes, muchos de los cuales tienen un altísimo nivel.
Más que un taller de escritura se trata de un auténtico centro de pensamiento, donde compartíamos ideas, perspectivas, desarrollos y escenarios sobre hechos de la historia y la actualidad. A partir de las perspectivas múltiples, surge la riqueza y el esplendor de nuestro aprendizaje.
El taller se ocupa principalmente del cuento, el ensayo, la crónica, la crítica literaria y, por supuesto, la poesía. Julio César Londoño con imaginación, creatividad, cordial sentido del humor y una gran sutileza nos permite acceder a los elementos distintivos de cada uno de los géneros, excepto el de poesía.
Para esto último -para abordar los versos, las estructuras poéticas y los ritmos propios que emergen de secretos recodos- contamos con la orientación de Betsimar Sepúlveda. Ella, con la musicalidad de su voz y con su gran sensibilidad, nos encausa por el mundo de las emociones, las tensiones, el placer y el dolor.
El desarrollo conceptual nos permite iniciarnos en el camino de la escritura a quienes no hemos tenido esa experiencia. Es una actividad de introducción y de perfeccionamiento a los ya iniciados en ese mundo maravilloso de poder transformar una página en blanco en algo inolvidable para quien pueda leerla.
El arte de jugar con palabras nos permite sentirnos lejanos descendientes de Homero, Virgilio, Dante, Cervantes, Shakespeare y Borges, a quienes considero los verdaderos Dioses del Olimpo de la Literatura Universal de todos los tiempos.
Nos permite hacernos parientes ya más cercanos de personajes como Wilde, Dickens, Proust, Camus, Yourcenar, Kafka, Mann, Pessoa, Neruda, Cortázar, Gabo, Rulfo; y si se quiere hermanos díscolos de los famosos que, estando vivos, hoy se venden en las librerías del mundo.
El Taller de Escritura Creativa de Julio César y Betsimar nos permite conocer con más profundidad ese maravilloso universo de la literatura. Todo un espléndido medio para ser mejores seres humanos. Todo un magnífico instrumento para tener perspectiva auténtica, para con nosotros mismos, para con los demás.
El Taller de Escritura es una actividad creativa que nos hace estar en permanente evolución. Y ahora, esa evolución lo espera también a Usted, amigo lector.
Si usted amigo lector desea hacer uso de esta invitación, puede contactarse vía WhatsApp al 311 3019819 o al 301 3208470, e-mail: [email protected].
Este escrito fue construido en colaboración con el compañero del Taller Giovanny Efraín Reyes.
José Ricardo Mejía Jaramillo
Nací en la Medellín de 1964, el día en que llegaron los Beatles por primera vez a New York. Me alegra fantasear pensando que esa coincidencia y la de haber nacido un siete de febrero como Charles Dickens, me permitirá tocar el corazón de los seres humanos para que busquemos ser mejores.