”De todo lo escrito yo amo sólo aquello que alguien escribe con su sangre. Escribe tú con sangre: y te darás cuenta de que la sangre es espíritu”. Federico Nietzsche
Si yo fuera líder de opinión en Colombia, daría todo de mí para ayudar a los destinatarios de mi información y análisis a entender de la mejor manera lo que está sucediendo hoy en nuestro país.
Buscaría serenar los ánimos de los gobernados y cuestionaría muy fuerte a los gobernantes. No hay derecho a tanta insensatez y falta de tino en las decisiones; a no ser que sea verdad que, a la manera de Laureano Gómez al final de los cuarenta, se busque incendiar el país para mantener el poder a cualquier precio.
Le pediría a la gente que se cree y se dice de bien, que piense con seriedad. Así, se dará cuenta de que si estuviera del otro lado, tal vez sería mucho más beligerante y violenta; le pediría que revise bien la historia según la cual el lugar que ocupa hoy en la sociedad se lo ganaron trabajando, pues del otro lado hay muchísimas personas que lo único que han hecho en la vida es trabajar y trabajar, sin lograr conseguir nada más que un difícil sustento. Cuando nos entendemos como fruto de Dios o del azar, podemos ser más sencillos, agradecidos y comprensivos, empáticos se dice ahora.
Le exigiría a este pésimo gobierno (esto ya nadie lo discute, ¡qué tristeza!), que gobierne el tiempo que le queda buscando consensos con los movimientos de oposición y los marchantes, no con los gremios, partidos, ni iglesias; como quiera que éstos (los gremios, partidos, etc.) son institucionalidad y siempre estarán para respaldarlo.
Invitaría a los gremios a entender que ya la economía venía mal antes de la pandemia, y que ésta sólo le propinó un golpe de gracia. Con lo cual, ellos tienen que ser muy, muy generosos, si es verdad que quieren tanto al país que se los ha dado todo; los invitaría a jugarse también el todo por el todo, con generosidad, no con políticos ni con policías, tanto más cuanto que éstos apenas si son males necesarios de la organización de toda sociedad. Si yo fuera uno de ellos, leería urgentemente el artículo “Si yo fuera el consejo gremial”.
Buscaría hacer entender a los marchantes, policías y soldados, que ellos son parte de una misma estructura social y que deben abrazarse y no enfrentarse, cuidarse los unos a los otros. Esto debe ser así siempre, pues todos son colombianos históricamente pobres y no se ve bien a los uniformados defendiendo al establecimiento maltratando a sus iguales.
Al gobierno, a los gremios y a los privilegiados, buscaría hacerles entender lo que con las estadísticas del DANE ya deberían saber: que más de medio país vive desabastecido y bloqueado desde siempre y que por eso los marchantes y los privilegiados solidarios (ésta sí gente bien, de verdad), no ven con tanta desazón los bloqueos y el desabastecimiento.
Al gobierno le recordaría que el Derecho no se puede imponer sólo por la fuerza, que éste requiere de mínimos muy altos de aceptación social y que el Estado no dispone del personal ni los equipos suficientes para desbloquear las vías por la fuerza. además, si no ha podido con cuatro o cinco mil forajidos en armas, mucho menos podrá controlar a millones de personas en estado de necesidad, indignadas con la injusticia social y con su lamentable gestión.
A las organizaciones sociales, a los marchantes, al comité del paro y a los líderes del movimiento estudiantil, les agradecería por mostrarnos que hay en el horizonte un futuro distinto para Colombia y los animaría a seguir firmes y serenos, pero también les pediría regular sus fuerzas; creo que ese paro permanente le puede hacer daño a sus objetivos más importantes. Deben regular sus energías y no hacerle el juego a sus adversarios, que creo los están desgastando.
A las iglesias, las invitaría a asumir un papel verdaderamente cristiano y protagónico poniéndose de lado de los pobres, de los perseguidos y de la verdad y la justicia. No se ven bien resguardados en sus templos.
A los líderes de opinión los invitaría a ser honrados con la información, sólo eso, ser honrados; los colombianos necesitan y merecen saber la verdad, la pauta publicitaria no puede hacerlos mirar para otro lado ni ocultar la verdad, ese no es su trabajo.
A los infiltrados, saboteadores y demás, los invitaría a denunciar así sea de manera anónima a sus patrocinadores y auspiciadores, El país debe saber quiénes son los verdaderos vándalos.
Al fiscal general, a la procuradora, al defensor del pueblo y al contralor general, les pediría hacer un juramento de no gratitud a quienes tuvieron que ver con su elección y dedicarse a cumplir con la Constitución y la ley conforme lo juraron hacer al momento de su posesión. Colombia lo necesita y lo merece.
Los líderes de opinión conociendo la triste historia de Colombia, deberían hacer una cruzada nacional para que no vayan a asesinar a Gustavo Petro, quien es una seria alternativa de poder de centro izquierda democrática. Asesinarlo a él, como a Gaitan, Galán y Pizarro, podría significar un gran retroceso para la vida y la paz del país. Sería este el cruce de un umbral de caos aterrador que duraría por generaciones.
¿Qué haría usted, apreciado lector, si fuera un líder de opinión hoy en Colombia?
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