Se lo presto si me lo devuelve

Publicado el prestosidevuelve

En el conticinio de ayer.

Algunas personas toman pastillas para dormir. El insomnio, supuestamente, interfiere con la pérdida de peso en las dietas y hay que decirlo, actualmente casi el 70% de las personas hacen dieta o por salud o por vanidad.

Otros, deciden vivir el insomnio viendo programas de concurso. Gastando su tiempo y su plata enviando mensajes de texto y soportando la voz chillona de una mujer que les asegura que la plata es fácil de ganar y que en la noche no hay ningún desocupado que les haga competencia.

Hay algunos, que entre el cansancio mental y el desespero terminan por justificar su insomnio.
– Eso es estrés, mañana tengo una reunión. –
Pero luego de ese día continúan los ojos abiertos a la madrugada y entonces después de una semana se echan a llorar preocupados, intranquilos y con el teléfono del psiquíatra en la mesa de noche.

Para mí, el insomnio supone algo interesante. Creo, que estar despierto mientras otros duermen termina dándole a uno ciertas ventajas. El tiempo es mentiroso, complicado y uno termina siendo más creativo en el silencio, cuando todos respiran y sueñan, muchos, sin descansar.

Recuerdo que en alguna película que vi, un niño esperaba el amanecer con su papá. En un momento del amanecer, justo antes de ver la primera luz que arroja el sol cuando está apareciendo, el papá le dice al niño: este es el Conticinio: el momento de la noche en el que silencio es el más profundo.

Después de ver esa escena, me di cuenta de la ventaja. Del silencio. Y entonces decidí vivir el conticinio de todos los días, a solas.

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