En estos días están saliendo a flote los resentimientos de más de uno hacia sus maestros de colegio o escuela, y claro a todos nos tocaron unos malos como otros buenos. Yo recuerdo un maestro de música con el que aprendí a mejorar mi dibujo, pues nos ponía a dibujar los instrumentos musicales en lugar de enseñarlos a tocar , la clásica maestra de historia que aterrorizaba a todo el mundo a punta de ceros, un pésimo maestro de educación física que me hizo habilitar teniendo yo excusa médica para no ir a la clase, el de electricidad que nos hacía comprobar que un circuito funcionaba si no nos pegábamos un corrientazo, pero también recuerdo mi maestra de artes Aída de Vaca que siempre me apoyaba para seguir en el mundo de la pintura y haciendo muñequitos de plastilina, la profe de inglés joven, bonita y buena maestra que siempre me gustó, el de física con quien me la pasaba jugando ajedrez, la de álgebra que logró que me gustaran las matemáticas que tanto detestaba, mi profe de escuela primaria, un hombre muy serio pero un excelente maestro, mi profe de religión que nos enseñaba a Engels, la de historia de Colombia con la que aprendí muchísimo sobre política del país, la coordinadora que conociendo mi afición por la historia me regalo una colección de estampillas o el de biología que me inculcó el amor por los animales.
He sido profesor de universidad y a la vez maestro de muchos maestros enseñando todo lo que tiene que ver con plastilina y siempre admiro a los que tienen esa vocación, trabajé muchísimo durante un buen tiempo con niños y es un trabajo durísimo (y eso que lo mío era la plastilina), pensar en estar con entre 40 a 50 niños a diario es algo de admirar, además de la responsabilidad que implica el educar y por esto me parece que debe ser una profesión bien paga. Fui alumno de colegio distrital, escuela pública, universidad pública y también privada, en el colegio era de los que iba a marchar con los maestros muchas veces pues era una forma de sentirlos como mis iguales, de darme cuenta que no eran solamente profes sino padres, hijos, con obligaciones y cuestionamientos. Tienen mi apoyo buenos maestros.