Sapere Aude

Publicado el Daniel Cartagena

Los únicos en serie -I

De los únicos y sus características.

Trecientos sesenta grados o dos pi radianes se movió este engranaje y hace que aquella palanca mueva a la otra que unida está a la primera por un tornillo de rosca cilíndrica que a la gracia de hoy está en su sitio yendo y viniendo, dieciséis horas diarias los últimos diez años con ocho meses.  En ocho horas con treinta y cuatro minutos se vencerá el tornillo; primero se elongará para después reventarse.

El técnico en reparaciones de la compañía, que está adscrito al gran departamento de producción, tardara tres días en diagnosticar el daño. El supervisor lo presiona, el jefe de planta lo presiona, el encargado de personal lo presiona, el inspector de calidad lo presiona, la gerente de logística lo presiona. Aun con la presión, que a bien sepa quien lee que poco ayuda en búsquedas; encontrar la pieza faltante en una máquina de tres metros de ancho, cinco de fondo y tres de alto no es simple. Lo habría sido quizás si el señor del aseo, que bien hace su trabajo de limpieza en la fábrica; no hubiera echado a la basura la cabeza del tornillo que salto de la maquina en búsqueda de libertad, tras su metálico cautiverio de dos lustros y ocho meses. Este percance todo, demoraría la producción de la mercancía en serie solo para algunas entregas. Tras diagnosticar el problema la solución continúa con una llamada en voz suplicante pidiendo un repuesto al otro lado del océano, hasta Alemania. Y otra voz estricta, seria y exacta en palabras viajó de vuelta sobre la gigante masa de agua anunciando que la pieza estaría a las ocho de la mañana en la puerta de la empresa, pero en veinte días.

Solo queda suplir la producción con un trabajo más arduo de las otras máquinas. La confianza de los  clientes es el gran capital de la empresa. Ellos son sabedores del esfuerzo empresarial y técnico para hacer de cada entrega la mejor muestra de empeño, cumpliendo el deseo del cliente. Y cuando el producto sale del taller se crea irremplazable, indispensable y sin igual. La misión es entregar personas únicas de calidad.

Los únicos son el producto.

Los clientes están informados que cada único es el cumplimiento de la misión y visión corporativa, por tanto, hay especial rigurosidad en el control a las peculiaridades que aquellos deben tener. La diferenciación comercial del producto estrella se da por tres características.

Si algo se puede anotar para abrir su descripción es su programación para tener constantes impulsos de opinar sobre cualquier tema, impulsos que por configuración de la fábrica se deja emitir sin ningún filtro. Su creer se funda en que las réplicas inmediatas pensadas o sin tal, son una fortaleza. Los únicos desarrollan constantes guerras verbales, así que tener respuestas prefabricadas que no obedecen a razonamientos o circunstancias sino al afán de contestar rápido equivale a tener la artillería siempre enfilada, la seguridad de un escudo antiaéreo ruso. No se crea que contestar rápido equivale a ser claro en lo expresado o cierto en los razonamientos. Su protección complementaria, o al menos la que ellos aducen es legal. Los únicos tienen el derecho de opinar lo que gusten “Porque estamos en un país libre”, el matiz que no calibran es que la libertad se entiende desde el razonamiento juicioso de la realidad, no como pretexto a la excentricidad.

El creer más común iguala lo extrovertido y excéntrico con lo original, esta es la segunda características de los que se dicen únicos. En mi creer está otra interpretación de aquello que es original, para tal citare a Ortega y Gasset, en su libro “El espectador” (1950) que ilustra de mejor manera a como yo lo haría en treinta escritos juntos: “¡(…) los que aspiráis a la originalidad y a mundos nuevos! No pretendáis crear las cosas, porque esto sería una objeción contra vuestra obra. (…)Las cosas no se crean, se inventan en la buena aceptación vieja de la palabra: se hallan” Es pues en la búsqueda y reflexión de la realidad, en sumergirse hasta donde los humanos empezamos a oler mal donde se puede encontrar algún viso de originalidad para una obra.

La extravagancia es a mí creer una contracción de extra-vagancia. Una valoración de lo complicado como óptimo. Entiendo que la sociedad ha estimado cosas complejas como interesantes. Es un remanente o mucho mejor, una extrapolación de nuestra fe incondicional en la ciencia, llevada a la cotidianidad. Emparejar lo cierto e interesante con lo intrincado es un acto de inocencia, de aspirar a la verdad  por la confusión. En este rio de misticismo y adulación a lo extravagante se pierde la valoración de lo simple. Se quiere una vida que encuentra felicidad en el disfrute de lo extraordinario pero olvida el cotidiano vivir que es donde los hombres se hacen. Uno se termina forjando en el tedio, la disciplina y el cansancio.

La última propiedad de los únicos es su característico modo de terminar una opinión. Para esto utilizan la frase “Son puntos de vista” so pretexto el respeto a la individualidad. El dialogo entre iguales debe llamar a la puesta en juego de la mente, sus estructuras y creeres. Hablar con un igual y no permitirse cambiar en el intercambio de ideas quita el poder humanizador de la palabra. Es intentar permear lo que por compactación es impermeable. Palabras al viento o mucho mejor: Palabras al oído de un único.

Fin primera parte.

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