Comunicación

Nunca antes se hizo tan urgente la transición de un modelo educativo heredado de las promesas y frustraciones del siglo XX a uno que realmente esté a la altura de las realidades, sueños y pesadillas del siglo XXI.

La relación que estamos promoviendo con las tecnologías de comunicación es un eje fundamental para la evolución de los modelos educativos y debe abordarse en estrategias conjuntas entre las aulas y los hogares.  

La discusión en torno a este tema ya ha dado conclusiones que debemos celebrar, pero los aportes y las respuestas por parte de los Colegios son todavía escasos.

Las relaciones sociales se han enrarecido tanto a partir del uso de dispositivos móviles y sus redes que ya afectan las dinámicas entre personas y presentan serios desafíos a las instituciones educativas.

La velocidad de estos cambios y los perjuicios a las nuevas generaciones se han dado al menos por tres razones: un mercado compulsivo que promueve la ansiedad como motor de compra, la irresponsabilidad de magnates que le han apostado a dinámicas de “ensayo y error” antes que a decisiones basadas en la ciencia y el entusiasmo desmedido animado por la ingenuidad de millones de personas que creyeron en las promesas de un futuro que solo hasta ahora muestra su cara oculta.

No todo es malo, por supuesto, pero las lesiones que ya evidenciamos nunca fueron previstas, mucho menos las dimensiones de los daños colaterales de los milagros de la tecnología.

Celebrábamos que “el conocimiento se va a democratizar”, pero no pronosticamos la polarización y la violencia que iban a generar los falsos contenidos. 

Anunciábamos que “todos podrán ser editores, autores, periodistas”, pero nadie sospechó nunca que las plataformas iban a afectar a los sectores más vulnerables de la sociedad: la Internet Watch Foundation (IWF) reportó un salto alarmante en videos de abuso sexual infantil generados durante el primer semestre de 2025: más de 1280 videos ilegales, un aumento del 400 % desde la pandemia del 2019.

El Childlight Global Child Safety Institute estima que la explotación sexual infantil en línea afecta a 302 millones de niños anualmente. “La tecnología se ha convertido en una herramienta clave para facilitar la trata de personas, especialmente durante la pandemia”. Eso asevera el Informe Global sobre Trata de Personas del año 2022 emitido por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito en el 2022. 

Normalizamos el uso de las tecnologías para desestabilizar la sociedad que se le concede a presos condenados (bien sea desde sus celdas o en comodidad de sus casas por cárcel) la libertad de emitir abiertamente mensajes macabros e incendiarios, sobornar o coordinar operaciones.

No basta con que los Colegios vean en la tecnología un aliado y no un enemigo

Hay que admitir que los aportes de la tecnología de las comunicaciones a nuestro bienestar han sido opacados por la capacidad humana de manipular la evolución colectiva para favorecer a un fragmento ínfimo de la sociedad. 

Se puede aseverar con suficiente evidencia que el auge de las tecnologías de la comunicación ha aumentado la desigualdad económica (una razón de violencia entre personas y en contra el planeta).

De acuerdo a publicaciones de Oxfam y el World Inequality Reportlas nuevas tecnologías de comunicación (Internet, redes, data centers, móviles, generadores de IA, plataformas digitales) aceleraron la acumulación de capital en manos de un pequeño grupo de empresas y personas, principalmente responsables de compañías tecnológicas: Amazon, Google, Meta, Apple, etc., que concentran ingresos, datos y control sobre las infraestructuras digitales globales.

Al mismo tiempo, los productos y servicios de este minúsculo grupo dependen de la extracción de metales y materiales que provienen de países en franco deterioro ambiental y social.

Libros como La generación ansiosa de Jonathan Haidt, The Chaos Machine de Max Fischer o Filterworld de Kyle Cayka se han encargado exponer con suficiente claridad algunos problemas que los Colegios deberían identificar amenazas crecientes: de 2010 a 2021, la depresión en adolescentes aumentó un 145 % en niñas y un 161 % en niños (sin contar con incremento en reportes de ansiedad, autolesiones y suicidio), sin contar los trastornos en el sueño y el aprendizaje activo.

Bajo estrés emocional, las personas son más susceptibles a narrativas simplistas o conspirativas. Es más fácil condenar o victimizar según un discurso de odio o miedo que conocer y dar oportunidad a lo desconocido. Max Fischer ve en esta dinámica las razones para que la violencia escale de manera arrasadora.

En Estados Unidos, los algoritmos que tienen como objetivo principal mantener a las personas conectadas a partir de interacciones desencadenaron en el episodio Pizzagate y su radicalización política, hasta la insurrección del 6 de enero de 2021.

La comparación social y presión constante en redes, particularmente en niñas, tiene muy pronto una búsqueda de validación que se transforma en necesidad de pertenencia grupal.

La creación de comunidades facilistas y agresivas (raciales, misóginas, etc.) en la seguridad del aislamiento generan un vértigo satisfactorio que los algoritmos empujan fácilmente hacia extremos sociales. Así también lo demuestra Fischer en el caso de Myanmar, en el cual Facebook contribuyó de manera sustancial al genocidio de los rohinyás en el 2017, propagando discursos de odio mediante algoritmos.

Haidt apunta a promover el juego activo, la interacción espontánea, el sano aburrimiento, la autonomía como solución a las nueve horas diarias promedio que pasa un adolescente frente a cualquier pantalla. Cualquier estrategia que se emprenda en esta búsqueda, debe tener en cuenta los criterios y las opiniones de nuestros estudiantes que, seguramente forzados gracias al descuido de una generación demasiado confiada en las promesas del futuro, han navegado por aguas mucho más densas que las nuestras.  

Estamos ante la posibilidad de enseñar la relación entre redes sociales (y la oscuridad que las sostienen), el extremismo político y los beneficios (de nuevo, solo para unos pocos) que generan las sociedades tambaleantes.

Este es un tema de interés prioritario para los estudiantes

Nunca debemos menospreciar su capacidad crítica y su ánimo por ubicarse de manera sana y segura en el universo. Estoy de que estos temas les encantan si, por ejemplo, se abordan desde un enfoque trasversales que cruzara las áreas de tecnología, historia y economía.

La solución para enfrentar este entorno tan vertiginoso está en empoderar a los profesores, promover un diálogo franco y constante entre instituciones y familias, pero sobre todo nunca descuidar a los estudiantes ni a sus poderes.    

Rompamos-el-silencio

Los problemas aquí expuestos (como la infinidad de similares) deben ser materia fundamental de cualquier PEI y no material esporádico de talleres o proyectos. El bienestar de nuestra especie depende de cómo preparamos las nuevas generaciones para entornos amenazantes. No nos dejemos sacar más ventaja.

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