Rompamos el Silencio

Quiero empezar esta columna dando a conocer nuestra historia, y digo nuestra, porque es el inicio de como conformamos la que ahora es mi familia.

En un mundo donde el entorno o las situaciones que rodean a nuestros hijos pueden dar pie a situaciones de acoso escolar, como mamá de dos maravillosos niños que llegaron a mi vida de una manera que enmarca un diferencial, he tenido el firme compromiso de darles herramientas para que puedan ser empáticos, seguros y capaces de defenderse sin dañar y esta necesidad estoy segura nace en todos los padres, pero en mí, se vuelve primordial y es que mis chiquis no son mis hijos biológicos y llegan a mi vida con tan solo 5 años y 17 meses de edad, llevando en su corazoncito el dolor, pero a la vez la valentía de afrontar la pérdida de su mamá, una situación que de por vida los va a acompañar.

Es mi familia, la encontré

Esta historia, y sintiéndome identificada con una frase de la película Lilo & Stitch y la cito, cuando Stich dice “es mi familia, la encontré, es chiquita y está rota, pero es buena” da inicio a lo que somos ahora 3 años después, un hogar que transforma, donde su papá y yo hemos puesto nuestra alma y corazón para reconstruir, para aprender a atesorar momentos donde los silencios en el carro, las risas en la cocina, las preguntas inesperadas antes de dormir, cada instante, guarda pistas, emociones, señales, y, en ese ejercicio de observar con amor, descubrimos que protegerlos se vuelve nuestra misión.

Soy una mamá donde el amor que nos profesamos con mis hijos no tiene límites, y por lo mismo les enseño y les fomento que sus emociones tienen lugar, que nuestro hogar es un espacio seguro donde pueden ser ellos mismos sin miedo a hablar y les confirmo que su voz importa y que ellos tienen el poder de transformar.

El papel de los padres

Como padres, no se trata de tener todas las respuestas, sino de estar disponibles, de mirar a los ojos, de preguntar sin miedo, de abrazar sin condiciones y es nuestro deber gestionar y asegurar que nuestros hijos tengan la oportunidad de crecer en entornos donde ser diferente no sea motivo de burla, sino de celebración, donde por medio de nuestro ejemplo, les podamos mostrar que la valentía no siempre se ve en los superhéroes, sino en quienes se atreven a hablar, a pedir ayuda y a defender a los demás.

Nuestra familia siendo consecuente con las herramientas que les proporcionamos a nuestros hijos para salir a enfrentar el mundo y en pro de gestionar entornos donde su voz no sea minimizada, llega la decisión más importante que se debe tomar para dar continuidad a su camino, donde la base no es solo una excelente formación académica, sino también continuar fortaleciendo su esencia y su ser, esa decisión donde todas las familias evalúan los pros y los contras de los ambientes y/o escenarios que estarán expuestos, esa decisión que marcara un antes y un después, esa decisión que es a que institución educativa pertenecerá.

El mayor tiempo de nuestros hijos está dedicado al colegio, con horarios que pueden ser extensos, con años de formación, con el miedo como padres de no saber cómo será su adaptación, estamos entregando nuestros más grandes tesoros y en inevitable preguntarse, ¿cómo siendo mamá o papá y sin invadir su espacio lo puedo apoyar?

La elección de colegio

Elegir el colegio para nuestros hijos es una decisión significativa para todas las familias y en nuestro caso, no solo buscábamos solo un lugar donde fuera excelente académicamente, sino que se complementara con un espacio que estuviera alienado con lo que somos como familia.

El Colegio Bilingüe José Max León nos abrió sus puertas con una propuesta que va mucho más allá de lo académico: un compromiso real con la convivencia, el respeto y la inclusión.

Aunque no somos una familia convencional como lo enmarca parte de nuestra sociedad, encontramos en este colegio un refugio donde nuestras creencias y valores fueron no solo aceptados, sino respaldados.

El programa SER —Social, Empathic, Responsible— nos cautivó desde el primer momento. Es una apuesta valiente por formar seres humanos íntegros, capaces de admirar la diferencia, abrazar opiniones diversas y expresar su voz con libertad y respeto.

La gestión antibullying del colegio no se queda en el papel. Se vive, se siente, se trabaja día a día con acciones concretas que garantizan un ambiente sano y seguro para todos. Saber que nuestros hijos crecen en un entorno que celebra la diversidad y promueve el bienestar emocional nos da tranquilidad.

Bullyin en colombia

Si bien revisamos las cifras de acoso escolar en Colombia son alarmantes y en un blog reciente del politécnico gran colombiano ¿Cuál Es La Situación del Bullying En Colombia? y revisando varias fuentes para corroborar esta información, podemos ver que según el Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Pontificia Universidad Javeriana, el 23% de los estudiantes colombianos reportaron ser víctimas de acoso escolar de forma regular o constante durante 2023. Este porcentaje ubica al país en el puesto 11 entre los miembros de la OCDE con mayor prevalencia de bullying.  

Además, el Sistema Unificado de Convivencia Escolar (SUICE) registró 6.180 casos de acoso escolar tipo II (agresiones reiteradas) y tipo III (delitos) en 2023, lo que representa un aumento de 2.690 casos respecto al año anterior.

En 2024, la Procuraduría General de la Nación reportó 1.515 casos de acoso escolar, 610 de violencia sexual y 399 de ciberacoso en instituciones educativas del país.

Quiero que esta columna sea un llamado para que no ser indiferentes y comprender que el acoso escolar no es un problema de otros.

Un problema de todos

Porque cada niño que sufre en silencio, cada adolescente que se siente solo, cada familia que no sabe cómo actuar… podría ser la nuestra.

Y si no lo es, aun así, merece nuestra voz, nuestro apoyo, nuestra acción, el acoso escolar no es una etapa, no es una travesura, no es algo que “se supera con el tiempo”, es una herida que puede marcar para siempre.

Desde el consejo de padres y teniendo la fortuna de ser presidenta del mismo, abrazo a las familias que sí lo han vivido, hago un llamado para quienes aún no lo ven, y, es una promesa para mis hijos: que haré todo lo que esté en mis manos para que crezcan en un mundo más justo, más amable, más humano.

No necesitamos esperar a que el acoso toque nuestra puerta para actuar. Desde casa, podemos sembrar respeto, empatía y valentía. Porque cada conversación, cada abrazo, cada límite claro, es una herramienta poderosa para construir un mundo donde ningún niño tenga que esconder su voz por miedo.

Ser presidenta del consejo de padres, es un honor, y me uno a esta campaña de rompamos el silencio para levantar mi voz en nombre de todos e invitarlos a que seamos parte del cambio.

El bullying no es solo un problema entre niños y/o adolescentes, es un reflejo de lo que como adultos permitimos, ignoramos o enfrentamos.

¿Qué podemos hacer?

Como consejo de padres, estamos aquí para apoyar, para escuchar, para actuar, queremos ser parte activa de la solución, no espectadores del problema, y, sabemos que cuando una comunidad se une, el bullying pierde fuerza, aunque el acoso escolar no siempre se ve, pero siempre duele, queremos invitar a todas las familias a sumarse a esta causa y a comprometerse con:

  • Escuchar a nuestros hijos con atención y sin juicio.
  • Educar en la empatía, el respeto y la valentía.
  • Trabajar de la mano con el colegio para prevenir y actuar.
  • No minimizar ni justificar ninguna forma de agresión.
  • Ser parte activa de una cultura que celebra la diferencia.

Hoy, más que nunca, necesitamos estar unidos, porque al final, no se trata solo de proteger a nuestros hijos, sino de formar una comunidad que los inspire a ser mejores seres humanos.

Una comunidad que no calla ante el dolor ajeno, que no normaliza la violencia, que no se esconde detrás de excusas.

Cada palabra que decimos en casa, cada gesto que damos como adultos, cada decisión que tomamos como familias, tiene el poder de construir o destruir.

Hoy elegimos construir. Elegimos cuidar. Elegimos actuar.

Rompamos-el-silencio

Gracias por sumarse a esta causa. Sigamos caminando juntos, con empatía, con firmeza y con el corazón abierto, sigamos construyendo juntos un colegio donde el respeto sea el lenguaje común y la diferencia, motivo de orgullo.

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