No more war

Beethoven: “Nunca rompas el silencio si no es para mejorarlo”

Por: Sergio Andrés Botero, Docente del CBJML.

El día de hoy, 3 de septiembre, varios medios dieron la noticia sobre la cancelación de la jornada de la Vuelta a España de ciclismo. La razón, protestas de la comunidad contra la participación del equipo israelí.

Si bien es una noticia que se ha popularizado por varios medios, no es un hecho aislado, pues ya desde hace un buen tiempo, de diversas formas, en muchos contextos, países, incluido en las calles de algunas ciudades israelitas, la gente está levantando su voz contra lo que se está considerando como un genocidio contra el pueblo palestino en Gaza.

Así mismo, las redes sociales han estallado en multitud de publicaciones que día a día siguen las noticias que denuncian todas las acciones insólitas y abrumadoras que sufren los gazatíes y en general el pueblo palestino.

Esto no es algo aislado, es un clamor internacional, de la gente del común, contra unos poderes dominantes en la geopolítica mundial, para quienes la vida humana ha pasado a ser un daño permisible en la búsqueda de una hegemonía mundial.

Lo que sucede en un punto minúsculo del mundo, hunde sus raíces en el resto de la tierra y se esparce a través de las tecnologías de la información cada vez más veloces y en tiempo real. Ya nada puede dar espera, todo se sabe. Exploremos, adicionalmente, qué más sucede en el mundo que no puede ser silenciado.

Sin llegar a organizar algunos de los conflictos que suceden en el mundo de manera jerárquica, enumeraré algunos de los más influyentes en términos regionales, es decir, aquellos que trascienden las fronteras de un país, o que involucran territorios multinacionales, en donde, además de lo contendientes directos, hay todo un concierto internacional detrás aupando una facción u otra de acuerdo con sus intereses. 

Conflicto entre Rusia y Ucrania

Aunque, desde mi perspectiva personal, diría que es un conflicto entre Rusia y la OTAN, en territorio ucraniano.

Si bien es un conflicto que se puede rastrear desde hace décadas, en los últimos años fue cuando estalló de manera escalada, ejerciendo una fuerza militar que no se había hecho antes (pongamos como límite la caída de la Unión Soviética a principios de los noventa), enfrentando directamente al ejército ruso contra el ucraniano y sus aliados europeos.

Las consecuencias para la población ucraniana han sido nefastas, así como para otras comunidades aledañas, también para las rusas. 

Pero, y hay que advertirlo, se evidenció la dependencia de Europa con respecto a Rusia en términos económicos y energéticos, lo cual ha afectado al apéndice asiático en gran manera.

Incluso Colombia se vio afectado, debido a los productos primarios para fertilizantes que provenían de Ucrania y Rusia, lo cual encareció la producción agrícola colombiana.

Un conflicto que los analistas europeos confiaban en que duraría poco, y que Rusia no podría contra todo el bloque occidental, se ha convertido en un largo y tedioso sufrimiento para una población que queda en medio de las potencias en juego. 

Guerra en Medio Oriente

Un siguiente conflicto a considerar, nos lleva de vuelta al Medio Oriente, iniciado en el 2011 en Siria, cuando Bashar al Assad reprimió violentamente una revuelta contra la dinastía que venía gobernando desde hacía 30 años por su padre.

En este caso, la influencia internacional también se manifestó, pues de nuevo la OTAN, Estados Unidos y Rusia se vieron involucrados en los apoyos a uno u otro, al gobierno o a los rebeldes. Este conflicto aún no termina, aunque Al Assad haya sido removido del trono.

Pero el resultado ha sido una destrucción terrible en las antiguas y bellísimas ciudades blancas árabes de Damasco y otras, así como millones de desplazados que han tenido que refugiarse en países vecinos, en condiciones sumamente hostiles y desfavorables.

Por esos lados también, la guerra civil en Yemen lleva ya un largo tiempo, una población afectada enormemente, y unos intereses internacionales alrededor del petróleo que no permiten que se llegue a acuerdos que impidan el recrudecimiento de la violencia.

Se le suma el conflicto entre Camboya y Tailandia por una franja de territorio fronterizo que ha estado en disputa por décadas, y que ha llevado a ambos países a establecer posiciones militares.

Continúo con la situación en la República Democrática del Congo, que enfrenta al gobierno contra el grupo rebelde M23 apoyado por Ruanda. Un rezago del colonialismo europeo que persiste en la región.

La situación en Haití está lejos de mejorar, por el contrario ha empeorado por la falta de gobernabilidad, la corrupción que se da, en donde las pandillas organizadas han sometido al país a una guerra civil y no han permitido la mediación de países como Kenia quien ha intentado mediar para lograr una regulación en la violencia, todo esto luego del asesinato del presidente Jovenel Moïse por mercenarios tristemente colombianos en el 2021.

La crisis en Sudán, la guerra por Cachemira entre India y Pakistán, la guerra civil en Myanmar, y un largo y doloroso camino de guerras, conflictos, muertos y desplazados.

La realidad geopolítica, un recuento frío y académico

Pero detrás de eso están los individuos, las familias, jovenes y niños que han perecido en bombardeos o por balas adultas. Infancias marcadas por la violencia y sinsentido, el no-futuro.

Y peor aún, el silencio del mundo ante tales genocidios, una complicidad tácita guiada por la indiferencia en muchos casos, en otros, por la complacencia y la aceptación. Ese sonido atronador de las bombas, pero enmarcado en un silencio abrumador y cruel. 

Es un momento clave para romperlo, y sentar las bases de una ética mundial que no permita, que condene los hechos de poder y violencia dirigidos por un grupo de naciones tradicionalmente invasoras y con vocación imperial que han pasado por encima de la dignidad humana en busca de poder y de recursos económicos que consideran propios por algún tipo de derecho.

¿Un destino manifiesto? Usan eufemismos para justificar la muerte de miles: democracia, libertad, civilización. 

Los filósofos, pensadores ilustrados deben estar absolutamente decepcionados.

Ellos rompieron el silencio en una época de oscuridad política y social, por allá en los siglos XVI y XVIII, y ahora las naciones poderosas usan esos principales ideales, no para impulsarlos, sino para obtener más poder y control económico.

Ahora nos corresponde a nosotros, a los docentes con nuestros estudiantes, guiar mediante el desarrollo de competencias, a través del cariño en cada sesión, lograr que el silencio no signifique impunidad, que se eleven los gritos por encima del estruendo de las bombas, y que como comunidad se eleve la voz común para decir “no más”.

No más guerra, no más muertos, no más destrucción

Rompamos-el-silencio

Nuestros jóvenes han de ser aquellos que enarbolen las banderas de la paz y la concordia, en un mundo sumido en las luchas maquilladas de ideología, pero resueltamente fundadas en la avaricia económica.

Referencias

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