Ciberacoso

Viviana Quintero, reconocida como una de las 50 mujeres más importantes de Latinoamérica en Ciberseguridad y colaboradora de ‘Rompamos el Silencio’, explica cómo el ciberacoso replica el bullying, amplifica sus efectos y convierte en vulnerables incluso los espacios que antes eran seguros para niños y niñas.”

Ciberacoso: un correlato del bullying con mayor potencia

El ciberacoso comparte las tres características fundamentales del bullying tradicional: es una agresión intencional y planificada, se repite a lo largo del tiempo y existe un desbalance de poder entre agresor y víctima. Sin embargo, lo que diferencia al ciberacoso y lo hace más potente es su alcance y persistencia: las agresiones pueden propagarse rápidamente en múltiples plataformas digitales y llegar a espacios que antes eran considerados seguros, multiplicando el impacto emocional sobre los niños y niñas.

A diferencia del bullying, que es presencial y ocurre cara a cara, donde la víctima puede percibir la intención y el efecto de la agresión, en el ciberacoso la interacción digital elimina casi todas las señales de retroalimentación emocional. Un comentario, meme o video agresivo puede parecer un simple “chiste” para el agresor, mientras que para la víctima el daño es real y persistente.

Además, en internet la agresión puede alcanzar a un público mucho más amplio y permanecer disponible por tiempo indefinido, intensificando la sensación de amenaza y humillación de manera constante.

Por otra parte, en el ciberacoso, la sistematicidad (frecuencia) no siempre se mide por la cantidad de veces que ocurre un ataque, sino por la intención detrás de él. 

Cada acción digital —un comentario hiriente, un meme o un video— puede formar parte de un plan deliberado para dañar a la víctima.

Incluso si la agresión se realiza una sola vez, su efecto se multiplica cuando se comparte, recibe comentarios o se viraliza, cumpliendo así con la característica de repetición que define al bullying, pero con un alcance mucho mayor y una persistencia que amplifica el sufrimiento de quien la recibe.

En el Ciberacoso, el desbalance de poder se amplifica de manera significativa

Cuando un niño o niña es víctima de una agresión digital, la percepción que tiene es que “todo internet” se ha volcado en su contra. La víctima se siente vulnerable y expuesta en todos los espacios que antes eran seguros: la casa, la habitación, sus amigos. Se siente sola, frente al celular, contra un mundo que lo quiere aniquilar.

El poder desigual en la agresión y acoso por plataformas no depende solo de la fuerza física o la popularidad; ahora también influye el acceso a la tecnología, la rapidez con la que se difunden los contenidos y la cantidad de personas que pueden interactuar con ellos. La sensación de aislamiento y de amenaza constante intensifica el impacto emocional, haciendo que el ciberacoso sea muchas veces más dañino que el bullying. 

Ciberacoso: invade todos los espacios, incluso el hogar

Una de las características más preocupantes del ciberacoso es cómo cambia la “espacialidad” del bullying. Mientras que la intimidación escolar ocurre en el colegio o en los espacios sociales relacionados, el ciberacoso puede llegar a cualquier lugar, incluso a la seguridad de tu hogar.

Cuando un niño o niña llega a su casa buscando refugio y descanso, el acoso digital puede seguirlo hasta su habitación, interrumpiendo los momentos que antes eran de tranquilidad.

Muchos casos ocurren después de las 8 de la noche, cuando los padres no siempre están atentos, y la percepción de aislamiento de la víctima se intensifica: siente que no hay ningún lugar seguro donde escapar, ni amigos que lo respalden, ni siquiera su propia casa.

Rompamos-el-silencio

Próximamente publicaremos la segunda parte de esta entrevista de gran interés para padres de familia, docentes y la sociedad en general.

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