La producción, a cargo de Pilas Colombia (los mismos realizadores de La niña Emilia, déjala morir) para Teleislas, con el apoyo de MinTic Colombia, grabó en San Andrés los cuatro capítulos que muestran la dinámica social de la isla.
Por: Karen N. Martínez Sarmiento, coordinadora de comunicaciones de Color de Colombia.

En el proyecto participaron actores nacionales, así como raizales y equipos de trabajo locales, y su grabación duró unos seis meses. El primer capítulo se estrenará hoy, martes 10 de diciembre, en eventos en San Andrés, Cartagena y Bogotá, y en Teleislas, a las 9:00 p.m. Hasta el viernes 13, cada día se transmitirá un episodio.
Edwin Salcedo, director de Pilas Colombia y productor general de Don’t give up, habló con Color de Colombia sobre su experiencia de grabar en la isla, el mensaje de la miniserie y la situación actual de los raizales y sanandresanos.
¿Cuál es el mensaje principal?
Desde mi punto de vista como productor, el mensaje principal es, definitivamente, uno de protesta. Utiliza diferentes mecanismos como la acción y la aventura, la comedia, el drama y las historias de amor para decirlo, pero termina siendo un mensaje de cómo los sanandresanos, especialmente los raizales, se sienten y se han sentido con relación al país en este momento, también de acuerdo a un devenir histórico.
Ese es el mensaje principal, aunque es contestatario, no es negativo, es más bien diciendo: somos capaces de la resiliencia, de don’t give up (no rendirnos) ante las circunstancias y sobrevivir y buscar la manera de poder seguir hacia adelante a pesar de todas las adversidades.
¿Por qué grabar en San Andrés?
Filmamos en San Andrés porque fue una invitación de Teleislas, aunque nosotros hicimos parte de una licitación. Su gerente, Emiliana Bernard, quien fue reconocida como Afrocolombiana del Año por su influencia en los medios, manifestó el deseo de que nosotros pudiésemos diseñar y producir un contenido para Teleislas, desde que hicimos La niña Emilia, déjala morir.
Después de un tiempo y algunas circunstancias y dificultades se logró, y hoy vemos el resultado de eso. Y yo sí creo que es muy importante porque Teleislas, dentro de lo que es el compendio de canales regionales, se podría decir que es el que más debilidades y menos visibilización tiene, y es la hora de que sea mayor con una producción como esta, de alta calidad, impacto y con un mensaje que tiene toda la intención de construir nación, porque San Andrés, Providencia, Santa Catalina y todos los cayos hacen parte de la nación colombiana.

¿Cómo fue la experiencia de haber trabajado con raizales y sanandresanos?
Fue muy interesante la experiencia que vivimos trabajando con ellos. En principio mucha gente prevenía, había muchos comentarios estereotipados y desobligantes acerca de la comunidad raizal y su ética de trabajo, y la verdad es que fueron muchos estereotipos y nada que ver con la realidad.
Comprueba uno que toda generalidad, por definición, es falsa, y lo que sí pude notar es que muchos de los raizales y sanandresanos, una vez se comprometieron con el trabajo, fueron súper profesionales y extremadamente bondadosos. Dieron más de lo que se les pidió y fue una experiencia muy positiva.
Esto sin mencionar el gran apoyo que nos dio Teleislas, institucionalmente, e incluso con algunos equipos para la producción. En términos generales fue una muy buena experiencia. Hubo impases como en todo, pero nada distinto de lo que hubiese pasado en cualquier otro sitio, bajo las circunstancias de lo que estábamos haciendo, pero lo marcaría como una experiencia muy buena y siento que la ética de trabajo de los raizales y sanandresanos comprometidos con el proyecto no tuvo comparación. Fue sinigual.
¿Hubo dificultades u obstáculos a la hora de abordar temas sociales de la isla?
La historia fue basada en una investigación a profundidad con líderes de todo nivel de la isla y con gente del común. La legitimación de lo que ahí está dicho está en términos de esa investigación exhaustiva empírico-científica que nos da la razón en lo que decimos.
Lo que pudimos encontrar con los actores y equipo de trabajo cuando ellos iban viendo el desarrollo de filmar la historia fue una legitimación extremadamente positiva. Es decir, ellos decían: esto hay que decirlo y nadie se había atrevido. Esta es una realidad que viene no solamente desde ahora sino desde los años 80 y 90, y hasta ahora alguien se atreve a decirlo.
Las adversidades que tuvimos fueron muy pocas, todas solucionables, a tal punto que nuestra producción fue fluida y bajo los criterios que nosotros establecimos en cuanto a tiempo. El único impase fue que, de una manera casi intempestiva, una de las locaciones más importantes nos la quitaron en el último momento sin previo aviso, lo cual tuvimos que resolver ni siquiera de un día para otro, sino de una mañana a la tarde, pero la solución se dio y fue muchísimo mejor.

¿Qué hace diferente a esta producción?, ¿cómo delimitar que es un contenido contestatario y no negativo?
Lo que hace diferente a esta producción es que la historia se consolidó y se realizó con la comunidad. Y lo que ahí está no es una voz de los productores, ni del escritor ni del director. Es una voz de grandes y amplios liderazgos de la isla que dicen lo que tienen que decir sin anestesia.
Ahora, ¿que se apela a la violencia en algunos casos? Sí, porque la violencia existe y ha existido. Se apela también a historias de amor y de decepción porque son cosas que pasan en la cotidianidad. Tiene de distinto que es una historia hecha desde San Andrés, con los sanandresanos, para toda Colombia y el mundo.
¿Cuál es el estado actual de ellos en la isla en cuanto a oportunidades y servicios básicos?
En la isla hay servicios del Estado, pero no creo que les llegue igual a todos. Aunque es una isla que solo tiene 27 km cuadrados, que tiene una población de unos 120 mil habitantes, lo que implica que tiene una presión demográfica muy fuerte, yo creo que todo ese control que han tratado de establecer con la Oficina de Control, Circulación y Residencia (Ocre) no ha sido para nada fácil.
Todavía sigue habiendo mucho problema, el mayor es el agua potable, pues sigue siendo muy deficiente, pero también el acceso y la conectividad al internet es realmente precario, y eso se podría solucionar con cables que podrían salir desde Nicaragua, porque es mucho más lejos desde el continente colombiano.
En fin, hay una serie de circunstancias que, de todas maneras, les plantea mucha adversidad en cuanto a oportunidades de trabajo, y realmente no es que sean escasos; lo que escasea muchas veces es el capital humano con toda la preparación necesaria y la suficiente gente para cubrir las necesidades… Lo que uno nota es que solo una persona tiene dos o tres trabajos para poder salir adelante. Es en términos generales y así lo tratamos desde la miniserie.
A muchos jóvenes, cuando no es la música o la pesca, les queda volverse gigolos o ser parte de las redes de narcotráfico como abastecedores de combustible a mitad de camino para poder llevar cargamento de droga a países de centroamérica.
Hay muchas historias de esas documentadas y creo que el Estado colombiano definitivamente tiene una responsabilidad adicional hacia el pueblo raizal y hay que hacer muchas más cosas para que ese pueblo tenga las mismas condiciones que la gente del continente.
¿Cómo es el plan de distribución del contenido para lograr mayor alcance?
En primera instancia es con Teleislas, que va a lanzarla hoy. Son cuatro capítulos, cada uno por día, y eso va a ser hasta el viernes. Tenemos propuestas de canales, y creo que esta es una producción tan buena e interesante, que cubriría estándares internacionales y que podríamos mostrarla por plataformas como Netflix, Amazon y Disney +.

Después de haber convivido con la comunidad y de conocer todo lo que allí sucede, desde su punto de vista, ¿qué les hace falta a los raizales, sanandresanos y afros?
Uno nunca puede perder de vista lo que es una isla. Isla viene de aislar, de isolación, que significa, de alguna manera, soledad, estar solo en la mitad de la nada. Yo pensaría que esa visión de isla y de isleño es complicada, que tiene sus fronteras demarcadas en esos 27 km cuadrados que tiene San Andrés.
Es una comunidad que ha sido permeada más desde lo foráneo y que eso, de alguna manera, le ha hecho una disrupción a lo que son las costumbres locales, nativas y ancestrales. Pero eso pasa en todo intercambio cultural a través del tiempo y la historia.
Creo que la comunidad raizal y afro del archipiélago debería ser un puente hacia ese gran caribe y la relación que hemos perdido a través de la andinización del país.
San Andrés y Providencia, además de las ciudades de las costas, son puentes importantísimos tanto culturales como lingüísticos; de formas de ser que nos pueden conectar con un pasado y con unas comunidades con las que ya teníamos relaciones y que hemos roto por razones inexplicables como con Jamaica, Trinidad y Tobago, Haití, República Dominicana y con las antillas menores…
Pensaría que el gran futuro de San Andrés, Providencia y de todo el archipiélago y de su cultura raizal es ser el puente entre una cultura que equivocadamente hemos ‘andinizado’ y que debemos ‘caribeñizar’ mucho más.
Para ver el tráiler, clic en el siguiente enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=yPzb1MQy9h4&feature=youtu.be