Segunda entrega de tres textos del director de Cecom Música y Afropicks sobre el futuro de la industria musical. En esta reflexiona sobre el futuro de la música en vivo.
*Por Cédric David, director artístico de Afropicks y de Cecom Música. Presidente de la Asociación de Managers y Bookers de América Latina. Gestor y asesor cultural.
¿La música en vivo está condenada? Pregunta terrible, lo sé. Esperamos que la respuesta sea no, obviamente, aunque ya empezó un largo periodo de sequía, con este parón mundial simultáneo y sin fecha de vencimiento.
Pero algo está seguro: la música en vivo sí está condenada a renovarse. Los cambios van a ser trascendentales.
Este momento, las proyecciones y perspectivas son catastróficas. No hay otra palabra. Lo que está en juego es ni más ni menos que la movilidad humana y el distanciamiento de la gente, asuntos que tocan el corazón de la actividad de las artes escénicas en general.
Seguramente, y eso es una buena noticia, vamos a ver un crecimiento exponencial de contenidos, y del consumo en internet, generando una nueva repartición de ingresos entre ventas, streaming, sincronización, conciertos y recaudos.
Pero eso no va reemplazar ni copar la pérdida de actividad, ni los negocios y los empleos generados por los eventos, con la preocupación adicional de la concentración en manos de unos pocos promotores grandes y los monopolios de artistas mainstream en la difusión de las grandes plataformas.
Inevitablemente, habrá daños colaterales: empresas de todo tamaño van a desaparecer, no solo pymes, también pueden haber festivales heridos de muerte.
Todo depende de su resistencia financiera. Los problemas de liquidez están en toda la cadena, pero sin duda, son los promotores y productores de eventos, proveedores de equipos, y tiqueteras que se llevan la mayor parte del bulto.
Y siguen los motivos de inquietud: hasta el fin de año, la cantidad de artistas ‘on tour’, y, ‘on stage’, se va a reducir drásticamente en comparación con el crecimiento de esos últimos años.
Con las buenas perspectivas que se tenían para 2020 y si, como esperamos, vuelven los eventos para el último trimestre, ya se sabe que habrá una saturación de la oferta, probables rebajas en las condiciones, competencia aguda antes la necesidad de tocar y convocar.
Para completar el panorama, en el plano internacional, se pueden anticipar más restricciones, controles de la inmigración y en los aeropuertos, más exigencias, costos y plazos para conseguir visas con los consulados. Sin hablar del efecto devastador de la tasa de cambio para traer artistas internacionales.
La situación es grave
Las organizaciones, asociaciones y agremiaciones de festivales, teatros, managers, músicos, las fundaciones, las escuelas y facultades de música; las secretarías de Cultura, el Ministerio de Cultura, la Cancillería, los empresarios y las marcas, deben unir las energías, los esfuerzos, los talentos y avanzar en la misma dirección.
Nuestras capacidades de lectura, análisis, anticipación, proyección y adaptación son absolutamente vitales.
Por ahora las primeras medidas del gobierno parecen estériles y pálidas: lejos de responder a la amplitud y profundidad de la crisis, generan tensión inútil con un sector ya suficientemente angustiado, esperamos que eso mejore.
Afortunadamente el empuje y la creatividad de Bogotá, con una reciente y excelente convocatoria de Idartes llamada ‘Otros mundos posibles’, son alentadoras; también otras ciudades como Medellín y Cali están muy activas con re-afectación de recursos para becas, concursos, y festivales en línea.
Juntos tenemos que preparar el nuevo esquema de la música en vivo: aprovechar para implementar mejoras, innovar, pero también corregir los desvíos y malos funcionamientos que han sido identificados y criticados sin que se reaccione lo suficiente… hasta ahora.
Siempre las crisis son oportunidades
Se trata de repensar la circulación, la asistencia y organización de eventos con nuevos parámetros, no solamente por los impactos y aprendizajes directos de una crisis sanitaria de esas proporciones, sino por otros factores que deben ser tenidos en cuenta, como los ejemplos a continuación:
Medio ambiente
Es una responsabilidad de todos, pero existe una gran disparidad entre la consciencia, el compromiso y las acciones concretas según los organizadores, no solamente para mitigar los efectos dañinos de los eventos sino para aportar soluciones creativas con resultados medibles.
Para incitar y elevar el nivel de compromiso, se pueden implementar rangos de eventos y locaciones, con un sistema de bonus/malus en las tarifas de artistas, proveedores, taquillas, patrocinios para recompensar ‘prácticas de madurez ambiental’.
Hay muchas iniciativas existentes y por inventar, en el reciclaje, la reducción de desechos, lo reutilizable, el mobiliario y las energías alternativas. También es inevitable una reflexión en torno a los transportes y la huella de carbono que los eventos están dejando.
Circulación artística
Los grupos se han vuelto productos de consumo excesivamente rápido. Cantidades de bandas giran por el planeta durante meses, para presentarse 40 minutos o 60 minutos en una ciudad antes de salir corriendo para otro destino, sin disfrutar su estancia ni la gente, multiplicando trayectos.
Tendría más sentido, como lo hacen ya algunos festivales y teatros, aprovechar más su presencia, poder compartir un taller con estudiantes, una charla para melómanos, una colaboración con un artista local, y gozar su música en mínimo dos conciertos en escenarios, horarios y conceptos diferenciados.
Eso significa naturalmente nuevos esquemas de contratación, negociación, y remuneración, formatos y elencos, financiación de giras.
Mercados culturales
Es incierto el impacto que la crisis tendrá sobre la participación y asistencia a los mercados culturales, que aunque se dirigen a públicos de profesionales y hacen conciertos de aforo limitado, suelen traer a promotores y artistas de muchos horizontes.
Lastimosamente, el inmovilismo actual y la incertidumbre de la parte escénica, quita una parte de su esencia basada en la circulación artística en vivo.
Es entonces otra actividad que va a tener un fuerte incremento de la actividad virtual y digital, y tendrá que orientarse cada vez más hacia la monetización de contenidos en pleno auge, así como las nuevas formas de creación, consumo y monetización de la música.
Un ejemplo es la reacción del Fimpro (México) y del Midem (Francia), que decidió pasar al 100% digital y mantenerse en las fechas previstas del 2 al 5 de junio.
Infraestructura y asistencia
Lastimosamente, se pueden prever restricciones drásticas y limitaciones de aforos, lo cual significaría menos eventos masivos o su cancelación, con las legítimas preocupaciones de trabajadores, artistas, públicos, medios y aliados.
Pero es nuestra responsabilidad proteger a la gente, ante riesgos conocidos y nuevos que aparecen.
Por otro lado, eso puede significar eventos más pequeños, mas fechas y lugares de presentación, hasta permitir desarrollar una red nacional de ‘salas de concierto’ de tamaño razonable, con atención de calidad, nuevas dotaciones, diseños, condiciones adecuadas y estrictas normas de seguridad, salubridad, higiene y espacialidad individual.
Van a aparecer nuevas funciones, necesidades, habilidades. Es un eje de acción favorable que mantendría una economía local de la música y facilitaría la realización de giras nacionales.
Equidad de géneros
Es una responsabilidad de todos. Ya se han hecho las encuestas, se conocen las estadísticas: está claro que existe una gran disparidad de la presencia y responsabilidad de las mujeres según los escalones del sector de la cultura, en la producción y en las agrupaciones.
Afortunadamente, alegra ver el activismo del movimiento de mujeres en la música con dinámicas organizaciones, múltiples encuentros y paneles, redes y alianzas internacionales, con cada vez más logros.
Es la ocasión perfecta para darles un empujón, promoviendo y apoyando la presencia femenina en tarima y detrás de la tarima.
La música nacional
Esta crisis es la oportunidad de contribuir a hacer crecer la oferta y fortalecer la música nacional en la programación de los eventos, la musicalización audiovisual e internet y en la difusión por los diferentes medios a disposición.
En efecto, como en muchos otros sectores de la economía, parece que va ser una nueva tendencia mundial privilegiar el ‘produce local, consume local’.
Recaudo de los derechos de autor
Es el momento de resolver esta situación que viene desde hace mucho tiempo. Las múltiples quejas sobre incumplimientos, falta de transparencia y de cobertura ante la necesidad de recaudar y repartir correctamente las regalías de conciertos a todos los artistas sin excepción, urgen encontrar una solución.
Es necesario actuar: sea con Sayco, sí aceptan colaborar, o sino, creando una nueva estructura realmente monitoreada por el sector y por el Gobierno.
Formalizar las funciones
Los oficios artísticos tienen muchas particularidades en común. La vida profesional de la población de artistas, técnicos, managers, productores y proveedores, alterna entre épocas de trabajo intenso, donde no se cuentan las horas ni los fines de semana y otros periodos, sin facturar, ocupados en actividades de composición, grabación o preproducción de conciertos.
Por ende, tienen ingresos irregulares, dificultades de tesorería, y aunque muchos se han estructurado jurídicamente, la inadaptación y la imposición tributaria los ponen en situación de inseguridad laboral y económica.
Según un comunicado del IPEE (Industria de Producción de Eventos y Espectáculos), más del 57% de los trabajadores del sector son empleos indirectos por prestación de servicios, una parte de ellos con carencias en afiliación en salud, y seguros profesionales básicos.
Sin embargo, soluciones y propuestas hay: existen sistemas muy pertinentes e útiles para las tres partes: trabajador, empleador y Gobierno, como el ejemplo del estatus de ‘trabajador intermitente de la cultura’.
En Francia, por ejemplo, tienen la ventaja de regular las tarifas, monitorear la actividad, sostener la creación y asegurar ingresos regulares, con oportunidades de formación y beneficios sociales.
Razones de creer
Como podemos ver, si bien el panorama es oscuro, se puede actuar y buscar la salida del túnel.
Motiva ver la cantidad de reflexiones y publicaciones brillantes, debates en redes, iniciativas de conciertos desde la casa, la disponibilidad y el respaldo de los medios.
También motiva ver la solidaridad inter-sector con las poblaciones más vulnerables y marginalizadas, o con la destacable y muy pertinente oferta de los productores de eventos de poner al servicio de la sociedad colombiana su recurso humano y profesional disponible.
La sociedad civil de la industria de la música tiene la obligación, la oportunidad y la capacidad de tomar las riendas de su destino.
¡Que Viva la Música!
A suivre. To be followed…
*Este texto es la segunda parte de una trilogía de publicaciones llamada «Sector música en tiempos de crisis», cortesía de Cédric David y El Isleño.