Historia de la evocación del nuevo espacio para Contando y cantando, la magia de la oralidad. Luteria Mágica, los secretos de cómo se fabrican los diferentes instrumentos musicales. Peinados tradicionales, no solo un hecho estético. Trajes y atuendos, y más.
Por Manuel T. Bermúdez, periodista de la Oficina de Comunicaciones de la Secretaria de Cultura y Turismo de Cali. Cortesía para el Diario del Petronio.
En toda América los gritos libertarios estremecieron el continente y los libertos pusieron en jaque a los esclavistas que no se resignaban a perder la servidumbre de hombres y mujeres desarraigados a la fuerza de su África natal para convertirlos, mediante la más infame opresión, en bestias de trabajo a ellos, y en entretenimiento sexual a las hermosas mujeres esclavizadas.
De esa rebelión surgieron los Quilombos, concentraciones de esclavos escapados de sus dueños que se organizaban para defender la emancipación lograda por la fuerza, por la lucha o por la huida.
Los historiadores dicen que Quilombo es un término que tiene sus orígenes en el lenguaje Kimbundu del pueblo Bantú originario de Angola en el continente africano.
La palabra tiene otros significados en algunas regiones de Suramérica. En Argentina y Uruguay es sinónimo de desorden y de ruido y en otros lugares tiene el significado de prostíbulo.
Colombia no fue ajena a la práctica del comercio de seres humanos. La historia, a veces poco fiable, da cuenta que entre 11 y 13 millones de africanos fueron exportados hacia América y que en esos viajes de agonía y de muerte solamente quedaron unos 10 millones de africanos que fueron esclavizados en los países en los cuales los barcos negreros los descargaron.
Departamentos como Cauca, Antioquia, Chocó, Bolívar, y ciudades como Popayán y Cali, entre otras, sin olvidar la costa caribe, fueron las regiones en los que la esclavitud estuvo más presente.
El Quilombo fue la respuesta de la negrería a sus amos, fue refugio para su libertad a la que nunca renunció, ya que a pesar de las vejaciones sufridas, jamás se resignaron a la esclavitud impuesta.
Los esclavos escapados recibían el calificativo de cimarrones, nombre con el que se denominaba a los cerdos domésticos que se escapaban y se volvían salvajes. La libertad no fue fácil ni gratuita; el precio pagado, en vidas, fue alto, pero valió la lucha.
Los blancos –cuenta la historia- tenían perros entrenados para la persecución de los esclavos en fuga y una vez capturados los esperaba la mutilación o la muerte que fuera escarmiento para quienes la rebeldía les señalaba caminos de independencia.
El Quilombo fue refugio y hogar, solidaridad y seguridad para espantar los miedos que les acechaban. Los construían en lugares favorables a la defensa. Los protegían con trampas y empalizadas, púas envenenadas, y sobre todo, con la determinación inquebrantable de dar la vida antes que volver a sentir el yugo de los amos.
En el Quilombo había espacio para cultivos de pan comer, y para la práctica de costumbres no olvidadas que acercaban sus espíritus a su natal África lejana en el espacio, pero cercana en sus recuerdos y costumbres.
Los Quilombos fueron lugares para reafirmar la libertad. Desde allí defendieron su lengua, sus costumbres, la religión, los bailes y en especial, la música que aún sigue viajando en el tiempo como origen de otros ritmos.
El Quilombo les obligó, a las comunidades en ellos asentadas, a su organización. Surgieron maneras de gobierno a su gusto. Instauraron formas propias de trabajo, reafirmaron sus costumbres y desde ellos, ofrecieron resistencia contra quienes querían eternizar su condición de esclavos. Es desde esos Quilombos y Palenques que se fraguó la libertad definitiva, libre de cadenas y de humillaciones.
Quilombo y cimarronismo se vuelve práctica común en América del Sur y en la Central. La historia señala que se constituyeron en la mayor estrategia para la sobrevivencia cultural y la lucha sin pausa por la libertad.
En nuestro país esos movimientos cimarrones fueron la génesis de la independencia y fueron importantes para enfrentar el régimen de coloniaje español. Las incursiones frecuentes y organizadas contra las haciendas esclavistas para liberar a sus hermanos y para conseguir comidas y armas los hicieron diestros en la guerra.
La historia ha olvidado o ha escondido los nombres y las gestas de los negros que marcaron un hito en la conquista de la libertad en Colombia. Nombres como los de Agustina, en el Chocó; Barule, un mandinga que lideró importantes sublevaciones; Benkos Bioho, quien dio su guerra en Cartagena. Catalina Luango, en fin, hombres y mujeres que protagonizaron hazañas olvidadas deliberadamente por la historia.
El Quilombo, en resumen, fue resguardo para los esclavos liberados y desde ellos lucharon por su independencia…o, ¿será que esa lucha continúa en esos Quilombos llamados ciudades?
Sobre el Quilombo en esta edición del XIX Festival de Música Petronio Alvares, Carolina Campo Ángel, coordinadora de festivales, señala: “desde hace tres años se creó un espacio dentro del festival en el que las danzas y las tradiciones africanas se exponen a los visitantes. A partir de esta edición, ese espacio será denominado Quilombo, como homenaje al espíritu rebelde y libertario de las mujeres y los hombres que crearon quilombos, en los que se establecieron los primeros territorios libre de América”.
En este Festival, el Quilombo será una vitrina a cielo abierto para que todos los visitantes disfruten las diversas propuestas culturales. Las estaciones que se han destinado para tal propósito son: Contando y cantando, donde se reconocerá la magia de la oralidad en las más diversas culturas, pero en especial en la del Pacífico. Luteria Mágica, espacio en el que se podrán desentrañar los secretos de cómo se fabrican los diferentes instrumentos que tienen voces especiales para contar y decir de las alegría y tristezas de sus intérpretes.
Peinados tradicionales, para saber que no solo es un hecho estético el que las mujeres usan para parecer mucho más hermosas. También nos contarán de los mensajes cifrados que sus ancestros utilizaron en esas líneas y caminos tejidos con el cabello con los que lograron despistar a los amos y comunicarse entre ellos.
Trajes, dulcería, en fin, el Quilombo, es un sitio especial para explorar ese mundo que desde hace 18 años se viene adueñando del corazón, no solo de los colombianos, sino de quienes alguna vez han sido contagiados de la música de las marimbas o han probado el Arrechón, porque esas músicas junto a esa bebidas producen ganas de… volver.
** Blog de Manuel T. Bermúdez, Charlemos; en Twitter, @Charlemoss **
El público podrá escuchar los cantos y ritos de nacimiento, cantos fúnebres del Pacífico colombiano, o los cantos que se dan durante el nacimiento llamados cantos de cuna.
Así mismo se podrán apreciar los rituales de despedida, cuando se produce la muerte de un niño, llamados Chigualos o Gualies, una ceremonia fúnebre de velación del cadáver de un niño menor de 7 años. Tiene como característica que es amenizada por músicos y cantadoras para despedir al difunto con cantos alegres, baile y rondas infantiles al ritmo de la música tradicional para estos sucesos.
Otro aspecto importante de este espacio serán los conciertos didácticos en los que se podrá disfrutar de las cantadoras del pacífico, mujeres que son las depositarias de la sabiduría y la historia de su gente. Cantos como los arrullos, los chigualos, o bambucos viejos, podrán ser apreciados en toda su autenticidad.
En esta muestra destacan los Alabaos, cantos que fueron declaradosPatrimonio Inmaterial de la Nación por el Consejo Nacional de Patrimonio, coplas con gran contenido narrativo, historias con música, como se les conoce.
El Quilombo, la nueva propuesta de la Secretaría de Cultura y Turismo para esta XIX versión del Festival de Música Petronio Álvarez será una nueva forma de adentrarse en el conocimiento de la cultura afrodescendiente.