Reseña de diálogo en El Espectador en la FILBo 2023 con Darío Henao, decano de Humanidades de UniValle, y Pacífico Abella, editor de la obra de Manuel Zapata Olivella a cargo de una alianza editorial liderada por UniValle.

El episodio fue parte de la agenda de afrocolombianidad organizada entre Fundación Color de Colombia y El Espectador en la Feria Internacional del Libro de Bogotá.

Por: Valentina Martínez Ome*

Esta conversación giró en torno a la compilación de la obra de Zapata Olivella, que se realizó bajo el liderazgo de la Universidad del Valle y el Ministerio de Cultura y el apoyo fundamental de la Universidad de Córdoba, la Universidad de Cartagena y la Universidad Tecnológica de Pereira.

Compilaron, editaron y publicaron de manera gratuita 30 títulos, de los cuales 27 están de manera gratuita en la página oficial de zapataolivella.univalle.edu.co

Decano Darío Henao (izq) y Pacífico Abella, de UniValle, director y editor de la colección de la obra completa de Manuel Zapata Olivella.

¿Quién fue Manuel Zapata Olivella?

Nació en 1920 en Santa Cruz de Lorica (Córdoba), realizó sus estudios bachilleratos en Cartagena y posteriormente se trasladó a Bogotá para estudiar Medicina. Al finalizar su quinto año, emprendió un viaje quijotesco que lo llevó a recorrer Colombia, Centro América, México y finalizó en Estados unidos. Padeció las vicisitudes de la pobreza y la soledad, pero en este viaje cementó las bases de su vasta obra sobre la cultura afrocolombiana.

Manuel Zapata Olivella fue un antropólogo, médico, folclorista y fiel participante de la conformación socio-racial. Darío Henao lo denominó como “el intelectual más grande de la historia de Colombia y del siglo XX”.

Entre sus títulos más destacados, divididos entre ensayos, novelas e investigaciones, están: He visto la noche (1953), una radiografía cruda y real de la población afrodescendiente en Estados Unidos; Chambacú, corral de negros (1962), una fotografía de las barriadas empobrecidas alzadas por los negros en Cartagena de la década de los 50; En Chimá nace un santo (1963), que aborda el tema de la religiosidad africana, otra de las líneas claves en la obra de Zapata Olivella; El hombre colombiano(1974), un estudio riguroso a cerca del origen de la nacionalidad colombiana desde un punto de vista trietnico. Por último, su obra máxima Changó, el gran putas (1983), una epopeya novelada que cubre quinientos años del éxodo humano que hicieron los primeros africanos hacía América con fines de esclavitud.

Charla en la FILBo

La conversación inicia con una reflexión acerca del rol que tuvo Zapata Olivella como pensador de la colombianidad y la composición de la nación.  En su obra ‘El hombre colombiano’ publicada en 1974,  la tesis principal del libro mantenía a Colombia como un país triétnico, conformado por indígenas, africanos y españoles que llegaron en la colonización europea.

“En el volumen de ‘El hombre colombiano’ busca demostrar que los españoles que vinieron aquí no eran socio-racialmente homogéneos, sino que ellos también habían sufrido un enorme proceso de mezclas de culturas”, afirmó Darío.

¿Para Manuel Zapata Olivella estaba bien llamarnos una nación mestiza o él encontraba diferencias en llamarnos una nación triétnica?

Según el decano de la Universidad del Valle, “No, él lo que aporta y precisa es que el mestizaje se establece a través de quien lo configura, lo conforma y como se da, debido a que el proceso de blanqueamiento de las elites criollas que consiguieron independencias han buscado eliminar y desconocer los aportes de las culturas indígenas y africanas”.

A lo que el profesor Pacífico Avella añadió, “al hablar del mestizaje no debiera servir para esconder ni para desfigurar la condición triétnica del país, ni mucho menos para uniformizarlo en una sola apariencia, es necesario que la población reconozca su procedencia y no se identifique como ‘negro’ sino como afrodescendiente o afrocolombiano”.

Respecto a la novela Changó, el gran putas, se narraron algunas convivencias y encuentros de los esclavizados que traían sus lenguas, saberes y creencias espirituales, que fueron desconocidas en los ideales de la cristianización.

La identidad colombiana durante el evento se definió como un producto de diversidad nacional que nos permite identificar la percepción de una población que no es uniforme ni exclusiva, por lo cual es necesario reivindicarla históricamente.

En el cierre se compartieron comentarios sobre la importancia de abrir más espacios académicos para personas afrocolombianas que enfaticen en sus orígenes, diferencias, e intereses que fortalezcan la unidad nacional. Es importante configurar la inclusión de los sectores afros e indígenas a través de la conciencia del legado recibido de ambas partes.

Como continuación del arduo trabajo que se ha hecho para rescatar la obra de Manuel Zapata Olivella, se produjo un documental llamado “Zapata, el gran putas”, que se ha emitido en canales regionales y distribuido por distintos países.

El próximo año, como continuación de la difusión de su obra, visitarán Senegal y Dakar, para celebrar los 50 años que cumple el encuentro que hizo Léopold Sédar Senghor, que fue la primera vez que fue Zapata Olivella a África y llevaran todas las obras de Manuel, documentales y crítica, como lo expresó el decano Darío Henao.

*Estudiante de la Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Santiago de Cali, en acuerdo de prácticas de Redacción con Fundación Color de Colombia. 

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