Se graduó de administrador de empresas, pero desde la primaria tenía el llamado artístico. Un joven emprendedor en su vocación.
Por Edi Moya, abogado y hombre de letras tomar.
Pintando se encontró así mismo. Este joven oriundo de Quibdó, con ascendencia en Riosucio, Chocó, se interesó por el dibujo desde la primaria, donde divagaba con su lápiz, creando figuras representativas del momento.
Ya en la marcha, se interesó por la pintura en óleo, después de haber empleado, por tiempo considerable, lápices de grafito HB en la mayoría de sus variantes numéricas.
Maury, de 25 años, se especializa en retratos, paisajes y naturaleza, que plasma en lienzos de tela, principalmente. Es administrador de empresas de profesión,pero su vocación para la pintura se decantó a tiempo completo.
Ha incursionado, además, en la modalidad de pintura libre, específicamente en la realización de murales vistosos, imprimiendo en cada uno un mensaje crítico.
Asimismo, desarrolló de manera efímera una técnica ligera utilizando lápices de carboncillo, que apoyaba en distintas superficies para generar figuras artísticas, valiéndose y alternándose en el tono y dureza.
Este artista se caracteriza por su intensidad en lo que hace. Asiste regularmente a exposiciones y festivales, como espectador o como parte de la escena donde ha dado a conocer sus trabajos.
Tiene carisma, que lo proyecta de manera regular a compartir espacios con colegas nuevos y conocidos; en esos encuentros se originan todo tipo de alianzas que le han permitido superarse así mismo.
Hoy por hoy, trabaja independiente, recorre la región, visita zonas, va donde lo requieren y continúa puliendo sus destrezas, sin dejar de lado sus aspectos a mejorar, apartado en el cual es muy enfático.
En el Chocó encuentra la calma necesaria para fluir con el pincel y los demás objetos. La vegetación densa aunada al sol, a una humedad que persiste, y al sonido de animales proveniente de la espesura, le brindan un universo de inspiración que aprovecha para comunicar y suscitar, por medio de sus obras, sentimientos de distinta índole.
Maury Andrade no pierde su dirección, va por lo que quiere, se mantiene en el sendero que lo conduce a su sueño, a su meta, mientras continúa con rigor lo que saber hacer; navegando entre abstracciones y transitando cuidadosamente con el grafito, ese que traza sobre opalina o papel canson.