¿Una esclava que tenía una “pequeña industria personal” y sabía leer, escribir y contar? Esto permite imaginar una cierta diversidad social en la pequeña parte de la población que estaba esclavizada hacia 1820.
¿Una esclava que tenía una “pequeña industria personal” y sabía leer, escribir y contar? Esto permite imaginar una cierta diversidad social en la pequeña parte de la población que estaba esclavizada hacia 1820.
La historiadora Magali Carrillo Rocha* nos ha compartido sus documentos de archivo sobre este interesante hecho de la vida social de los primeros años de la república.
¿Una esclava que tenía una “pequeña industria personal” y sabía leer, escribir y contar? Esto permite imaginar una cierta diversidad de condiciones en la reducida parte de la población que estaba esclavizada hacia 1820.
En la edición 4 del periódico El Fósforo, editado en Popayán, del jueves 20 de febrero de 1823, José Hilario Lópes publicó un breve artículo que el editor tituló “Rasgo de gratitud”.
Lópes, escrito sin z, como se lee en El Fósforo, cuenta que en 1816 dejó -por haber sido capturado en la guerra- a tres pequeños hermanos huérfanos y al regresar, en 1823, encontró vivos a dos.
“La única persona que ha cuidado de la subsistencia y educación de mis queridos hermanos ha sido mi esclava nombrada Antonia Lópes.
Ella, con su pequeña industria personal, ha logrado evitarles el pedir limosna como mendigos para vestir y alimentarse. Y lo que es más, les ha hecho aprender a leer, escribir y contar.
Esta virtuosa mujer ya no es mi esclava; es mi primera amiga; y por primera prueba de mi gratitud le concedo su entera libertad y le ofrezco mi protección”.
En ese momento, José Hilario López tenía 25 años, y varios años de padecimientos por la causa de la República.
17 años después, este líder no olvidaría a Antonia en sus Memorias, consagrándola así en la historia; asegurando, en cierto sentido, que casi 200 años después se le recordara, como hoy.
En 1851, José Hilario López firmaría la ley de abolición de la esclavitud.
Esta es una pequeña primicia de Antonia, cuya historia quisiéramos poder completar con más investigación de archivo.
Por: Daniel Mera Villamizar
*Doctora en Historia de la Sorbona (c), profesora de la Universidad Externado de Colombia, directora de la revista digital La revolución neogranadina, co-editora (con Isidro Vanegas) de ‘La sociedad monárquica en la América Hispana’, y responsable de los dos volúmenes de ‘1809: Todos los peligros y esperanzas’
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