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Efeméride: Recordando a Rogerio Velásquez, pionero en la antropología

En los 56 años del fallecimiento del ilustre chocoano, un escritor del Pacífico muestra el significado de su obra  en los propios términos del Instituto Colombiano de Antropología en 1965.

Por Julio César Uribe Hermocillo, tomado de su blog.

El 7 de enero de 1965 también era jueves, como este 7 de enero de 2021, cuando se cumplieron 56 años de la muerte del eminente chocoano Rogerio Velásquez Murillo, que fue el primer antropólogo negro titulado que hubo en el país.

Considerado por el propio Instituto Colombiano de Antropología como “uno de los más fervientes y eficaces investigadores en el campo de los estudios literarios, etnohistóricos y folclóricos de Colombia”, tal como lo expresó dicha entidad en el artículo 2º de la Resolución Nº 0001 de 1965 (enero 15), “por la cual se deplora el deceso de un destacado investigador colombiano y se rinde homenaje a su memoria”.

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Dicha resolución, firmada por Manuel José Casas Manrique como director del Instituto Colombiano de Antropología y por Francisco Márquez Yáñez como subdirector, va más allá del formalismo o del deber burocrático usuales en este tipo de documentos o actos administrativos, como los llaman en jerga oficial.

Lejos de lo usual, es una pequeña biografía escrita con formulismos de Resolución, sobre un hombre grande de Colombia y del Chocó, redactada con notorio sentimiento de admiración, con evidente respeto profesional y con patente devoción de colegas plenamente conscientes de la trascendencia del trabajo al que Rogerio Velásquez dedicó su poco extensa, bastante intensa y muy prolífica vida.

La Resolución define al “Profesor Rogerio Velásquez Murillo” (así es llamado a lo largo de todo el documento) como “esclarecido pedagogo y hombre de letras e investigación, cuya esforzada y meritoria vida se presenta como ejemplo a las generaciones estudiosas del país”.

Evoca la trayectoria académica, magisterial y profesoral de Velásquez, su admirable capacidad de escritura y su vasto recorrido temático y geográfico como etnólogo y antropólogo -un camino que recorrió con maestría y profesionalismo-, al igual que el contexto socioeconómico de su origen y su infancia, en la región del San Juan, departamento del Chocó, en poblaciones históricas como su natal Sipí, Nóvita, Istmina y Condoto.

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Así mismo, el documento expresa que Rogerio Velásquez “fue un distinguido exponente de la cultura nacional y se destacó en las disciplinas pedagógicas, etnohistóricas y literarias, no menos que en otras ramas de las ciencias como la antropología y el folclor en cuyos campos realizó una fecunda y meritoria labor investigativa”.

Además de ser exaltada, esta labor es también ilustrada en la Resolución, de modo explícito y detallado: “…como fruto de sus pacientes investigaciones, el Profesor Velásquez Murillo dejó varias obras y escritos de importancia científica y literaria como:

«Rectificaciones al descubrimiento del Río San Juan», «La esclavitud en la María, de Jorge Isaacs», «El Folklore en la obra de Antonio José Restrepo», «La medicina popular en la costa colombiana del Pacífico», «Ritos de la muerte en la costa del Pacífico», «Instrumentos musicales de la costa del Pacífico”, «Vestidos de trabajo en el Alto y Bajo Chocó», «La fiesta de San Francisco de Asís en Quibdó», «Leyendas y cuentos de la raza negra», «Adivinanzas del Alto y Bajo Chocó», «Cantares de los tres ríos», «Gentilicios africanos del Occidente de Colombia», «Apuntes socio-económicos del Atrato Medio» y la novela «Las Memorias del Odio».

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De este modo, la Resolución mediante la cual el Instituto Colombiano de Antropología deploró el fallecimiento de Rogerio Velásquez Murillo, en enero de 1965, brinda al país un repaso completo de los alcances del trabajo de este investigador y escritor, resaltando con acierto su trabajo como pedagogo y sus aportes precursores y pioneros a la Etnohistoria, su enorme contribución al conocimiento de realidades históricas, culturales y etnográficas de los pueblos negros, que eran prácticamente ignotas, desconocidas e ignoradas por Colombia hasta que Rogerio Velásquez las investigó, las documentó y las publicó.

Lo cual lo convierte en una especie de fundador de los estudios afrocolombianos en la antropología nacional. Como también lo anota la Resolución, “la mayoría de los trabajos enunciados anteriormente fueron publicados en las revistas del Instituto Colombiano de Antropología, institución a la que estuvo vinculado el Profesor Velásquez Murillo durante largo tiempo como antropólogo, Jefe de la Sección de Folclor y asiduo colaborador de la Revista Colombiana de Folclor”.

Rogerio Velásquez en Bogotá, 1957. Cortesía Corporación Cuenta Chocó «Rogerio Velásquez Murillo».

El documento incluye también un resumen de los cargos públicos que ocupó el gran investigador chocoano Rogerio Velásquez: Representante Suplente a la Cámara, Diputado a la Asamblea del Chocó, Director de Educación Pública del Chocó, catedrático de la Universidad Pedagógica Nacional de Tunja y de varios colegios del país, y rector del más que centenario Colegio Carrasquilla de Quibdó, cargo que ocupaba cuando murió.

Finalmente, la Resolución del Instituto Colombiano de Antropología mediante la cual deploró el fallecimiento del invaluable intelectual chocoano Rogerio Velásquez Murillo expresa con tino total, en su último considerando, que “es un deber de las instituciones consagradas a esta suerte de disciplinas científicas reconocer los méritos de quienes en forma notoria y eficiente han contribuido a enriquecer el acervo de conocimientos etnohistóricos, antropológicos y folclóricos de Colombia”.

Y, cuando uno lee esto, agradece al entonces director del actual ICANH por lo justo que fue, pero también uno se pregunta: ¿se han hecho en el Chocó suficientes y apropiados reconocimientos a la trayectoria intelectual de Rogerio Velásquez, a su papel como investigador, difusor y profesor de afrochocoanidad y afrocolombianidad?

¿Los muchachos y las muchachas de los colegios y universidades de la región saben realmente quién fue Rogerio Velásquez, han leído siquiera uno de sus trabajos…? ¿En las bibliotecas escolares y universitarias hay, aunque sea solamente uno, un libro de su autoría y el estudiantado sabe de su existencia y disponibilidad? …

Quizás ya sea hora de que se instituya algo así como una Cátedra Rogerio Velásquez en las universidades del Chocó y que en los colegios se incluya tan siquiera uno de sus escritos en las lecturas de áreas como Lengua Materna o Ciencias Sociales.

O, si esto les parece mucho a quienes podrían implementarlo, hay otra opción: establecer las llamadas Lecciones Inaugurales, con la vida y obra de Rogerio Velásquez como tema.

O, por lo menos, conmemorar su natalicio y su fallecimiento, con el mismo fervor con el que se conmemora el día del maestro, habida cuenta del gran maestro que también Rogerio Velásquez fue.

En su detallado trabajo sobre el Atrato Medio chocoano, Rogerio Velásquez dejó significativas aportaciones acerca de lo que actualmente se conoce como etnoeducación, currículos propios y otros conceptos asociados; así como sobre el papel del maestro, la importancia del contexto sociocultural y económico local en los procesos educativos, y el desfase entre las orientaciones curriculares oficiales del orden nacional y las culturas locales y regionales.

Al respecto, un investigador colombiano, Jorge Enrique García Rincón, ha concluido -refiriéndose a los aportes de Rogerio Velásquez sobre la educación en comunidades negras- que, “sin duda, su tenacidad, su fuerza argumentativa al explicar lo que la educación no debe ser para el caso de regiones con mayoría de población negra, insinúa, también, para este siglo, aquello que no debe faltar en la construcción de proyectos educativos endógenos que han de aplicarse en estos territorios.

De manera que, sin dudas, desde la perspectiva de Rogerio Velásquez, cuyo último trabajo en Quibdó fue precisamente en el campo educativo, como Rector del Colegio Carrasquilla, la educación no es un honor, es un derecho; y ser de una escuela o de un colegio, o pertenecer a una institución educativa (como se dice ahora), no es un honor, ni tiene por qué costar nada, en el sentido marcial que al honor a veces se le pretende dar.

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Rogerio Velásquez Murillo alcanzó por mérito propio todos los atributos que claramente le son reconocidos en la Resolución Nº 0001 del 15 de enero de 1965, del Instituto Colombiano de Antropología.

Mediante su ejercicio profesional en los diferentes campos de las ciencias humanas y sociales, así como en la educación, Rogerio Velásquez abrió caminos claros y conducentes para el reconocimiento de su región y de su gente, para sembrar conciencia de las posibilidades profesionales de los hombres negros y de las mujeres negras del Chocó y de Colombia, y para lo que hoy se denomina intelectualidad afrodiaspórica.

De igual modo -valga la reiteración- inauguró los estudios antropológicos y etnológicos sistemáticos sobre raza y cultura negra en el ámbito nacional.

Todo ello en tiempos en los que desbrozar de racismo y exclusión el panorama académico de Colombia era una labor aún más titánica que ahora.

Conocer la obra de Rogerio Velásquez debería contar como un deber de todo chocoano. Y el conjunto de sus textos, en Colombia, debería formar parte de la biblioteca básica de formación de todo estudiante de Antropología y disciplinas afines.

¡Loor infinito a la memoria del Profesor Rogerio Velásquez Murillo!

*Trazador misional de esta publicación de Fundación Color de Colombia: Línea estratégica 1: Reconocimiento e integración. Iniciativa: Memoria histórica y social de la población negra en la nación colombiana. Proyecto: Efemérides afrocolombianas.

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