Carreras que están cambiando el ritmo del Chocó

En los tres últimos años, Quibdó, Tadó, Nóvita y Condoto han visto surgir pruebas atléticas. Hablan dos ganadores y un organizador de competencia.

Por: Darlin Daliana Quintero Mosquera, reportera, especial para Fundación Color de Colombia. Entrega 1.

Más de 2.500 cuerpos atraviesan la ciudad en la Media Maratón de Quibdó, el evento deportivo más importante de su tipo en el Chocó. Para algunos es una competencia; para otros, una apuesta de vida.

“Uno aquí no solo corre por medallas, uno corre por respeto, por salud, por presencia”, dice José Moreno Pérez, el atleta que ganó los 21 kilómetros este año con un tiempo de 1 hora, 12 minutos y 35 segundos.

Correr en el Chocó

Su testimonio condensa lo que muchos sienten en esta y otras competencias: que el cuerpo que corre también denuncia, grita, honra.

Durante décadas, hablar de deporte en el Chocó ha sido hablar de talento desbordado y al mismo tiempo de abandono. De atletas que brillan sin tener pista para entrenar. De jóvenes promesas que corren descalzos o entrenan entre calles polvorientas.

Sin embargo, algo ha cambiado. En los últimos tres años, en municipios como Tadó, Nóvita, Condoto y especialmente en Quibdó, se ha gestado un movimiento que combina atletismo, orgullo y resistencia.

En Tadó, la carrera “Corre por Tadó” reunió a más de mil participantes en su primera edición en 2024. En Nóvita, el colectivo “Mentes en Movimiento” organiza una competencia anual que invita a correr hacia “una vida más saludable”.

En Condoto, el grupo Runners Condoto, liderado por Astrith Chaverra, Didier Luna, Javier Luna y Yineider Mosquera, con apoyo de la Alcaldía, organizó el 29 de junio de 2025 la primera versión de “Condoto recorriendo Km, hacia el bienestar físico y mental”. Pero es en Quibdó donde el atletismo ha encontrado su mayor vitrina.

La Media Maratón de Quibdó

Impulsada por el colectivo Team Runners, la Media Maratón de Quibdó se ha convertido en el evento insignia del atletismo recreativo y competitivo en la región.

Desde su creación, ha contado con el respaldo de la Alcaldía de Quibdó, Electrolit, Coca-Cola y otras entidades que, aunque limitadas, han hecho posible su consolidación.

Robert Mena Palacios, ingeniero agroforestal y director general de la Media Maratón, lidera la iniciativa desde la Corporación Team Runners Chocó, una organización nacida del entusiasmo de un grupo de corredores apasionados por el deporte y su territorio.

“Comenzamos viajando a carreras en ciudades como Cartagena y Pereira, y la pregunta era siempre la misma: ¿cuándo van a hacer una en el Chocó?”, me contaba Robert, mientras nos tomábamos un café en Chocó Mestizo.

Así nació la idea de crear una carrera “de ciudad” en Quibdó, no solo como un evento deportivo, sino como un acto simbólico. “Queríamos mostrar que aquí también se puede soñar, que el Chocó tiene gente resiliente, alegre, que se mueve y que apuesta por otras formas de habitar su territorio”, afirma.

La primera versión, en 2023, superó todas las expectativas: esperaban 500 personas y llegaron más de 2.000. “Ver esa marea azul corriendo por las calles fue profundamente emotivo. Lloramos. Lo organizamos desde cero, sin perfil deportivo, pero con todo el compromiso y el amor por esta tierra”, dice Robert.

La logística no es menor: chips de cronometraje, camisetas, permisos, señalización, seguridad, hidratación. A pesar de los retos, lo que los sostiene es la convicción de que esta carrera puede transformar.

“La media maratón no solo promueve la salud. Es un emprendimiento social que genera empleo, activa la economía local y moviliza a cientos de personas de distintos municipios y departamentos”.

Cada año, el evento genera más de 100 empleos directos y convoca a cerca de 3.000 personas, entre inscritos y asistentes espontáneos.

“Este no es solo un evento deportivo, es una estrategia comunitaria que ocupa el tiempo libre con sentido, que impulsa a los jóvenes a entrenar, a madrugar, a prepararse… a soñar”.

“El deporte también es medicina”

José Moreno no solo fue uno de los ganadores de la edición inaugural de 2023. En 2025 volvió a Quibdó y se consagró campeón de los 21K, la distancia más exigente. “Para mí es un orgullo. Es el fruto de muchos entrenamientos y de una dedicación profunda a este deporte que brota por mis venas”, dice.

Al comparar ambas ediciones, resalta avances logísticos: “Este año hubo más señalización y más acompañamiento durante la carrera. Además, la lluvia le dio un toque épico. Correr todo el recorrido bajo la lluvia fue una experiencia muy especial”.

Su conexión con Quibdó va más allá del deporte. “Desde la primera vez que corrí aquí sentí una gran alegría, su gente es cálida, alegre, me hicieron sentir como en casa”, cuenta. Los paisajes, la lluvia, el entusiasmo colectivo… todo lo conquistó desde el primer kilómetro.

“El deporte no solo es salud, también es medicina para el cuerpo. Nos aleja de los vicios y nos ayuda a construir disciplina”, reflexiona. Y sobre volver a competir en Quibdó, no duda: “Claro que sí. El Chocó es una tierra bonita, que me gusta y me encanta”.

Correr para sembrar territorio

Más allá del cronómetro, las carreras chocoanas están sembrando algo más profundo: un sentido de pertenencia. En una región donde muchas veces se ha corrido por necesidad o por miedo, estas competencias resignifican el acto de correr, lo devuelven al cuerpo como gozo, como salud, como derecho.

En Nóvita, por ejemplo, las rutas atraviesan zonas verdes y la llegada está ambientada por música del Pacífico. En Tadó, madres cabeza de familia corren con sus hijas. En Condoto, niñas y niños reciben su primer dorsal como quien recibe un símbolo de esperanza.

Pero también hay ausencias notorias, pocos municipios cuentan con infraestructura adecuada para el entrenamiento, las pistas atléticas no existen o están deterioradas. Muchos atletas carecen de entrenadores, patrocinios o una alimentación adecuada. Y aun así corren.

“Allá le dicen la maratón y eso dice todo”

Para Diego Fontecha, corredor del Mosquera Running Club y ganador de los 10K, esta carrera no es una más en el calendario. “Es una experiencia muy bonita, exigente desde lo técnico por su desnivel positivo, pero también mágica”, afirma.

La humedad, el calor, la lluvia y la energía de las calles le imprimen una fuerza única. “Correr con ese clima, fue espectacular, son cosas mágicas que tiene este territorio”, recuerda. Ha participado en las tres ediciones del evento y dice que lo enamora su gente: “Su amabilidad, la esperanza en sus ojos a pesar de la adversidad. Son resilientes, y eso me encanta”.

Desde lo deportivo, destaca la fuerza intergeneracional y el sentido de pertenencia: “Allá le dicen ‘la maratón’, y eso dice mucho. Ver a la comunidad hablar con ese amor por la actividad refleja el trabajo de quienes la organizan. Cuando algo lo hacen deportistas de verdad, se nota el esmero y la pasión”.

Pero más allá del podio, Diego tiene claro el mensaje que quiere dejar: “Ganar en Quibdó es una forma de transmitir disciplina, valores y trabajo constante. Es una invitación a soñar, a trabajar por esos sueños y a enfocar la energía en propósitos más grandes que un resultado deportivo”.

Trazador misional de esta publicación de Fundación Color de Colombia: Objetivo estratégico 3: Empoderamiento económico y calidad de vida. Iniciativa: Apoyo a carreras atléticas.