Balance del Petronio 2025: hablan ‘Popín’ Ríos y Leydi Higidio
El director del Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez, José Ríos, y la secretaria de Cultura de Cali. Leydi Higidio, estuvieron en el streaming “Ventana musical Pacífico y Caribe”, de El Espectador y Fundación Color de Colombia, analizando la versión 29 del Petronio desde distintos ángulos. Por: Valeria Estefanía Torres Pacheco, estudiante reportera de…
El director del Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez, José Ríos, y la secretaria de Cultura de Cali. Leydi Higidio, estuvieron en el streaming “Ventana musical Pacífico y Caribe”, de El Espectador y Fundación Color de Colombia, analizando la versión 29 del Petronio desde distintos ángulos.
Por: Valeria Estefanía Torres Pacheco, estudiante reportera de UniSabana, Chía.
En pleno corazón de Cali, donde los sonidos de la marimba se entrelazan con el bullicio urbano, cada agosto se abre una puerta al Pacífico colombiano.
El Festival Petronio Álvarez, que acaba de culminar su edición número 29, es un encuentro de identidades y un espacio colectivo donde las tradiciones del litoral se celebran, se transmiten y se preservan.
“El Petronio Álvarez es la casa grande del Pacífico”, resume la secretaria de Cultura de Cali, Leydi Higidio, con la convicción de quien sabe que este festival es más que música: es memoria, futuro y territorio.
En diálogo con Ventana Musical Pacífico y Caribe, programa de la Fundación Color de Colombia y El Espectador, Higidio y José Ríos, director del festival, hicieron un balance de lo que dejó esta edición y de los retos que se avecinan para la celebración de los 30 años.
El festival nació en el teatro Los Cristales, con apenas dos mil asistentes. Hoy convoca a unas 800 mil personas en distintos escenarios. Ese crecimiento ha reforzado su misión de salvaguardar las tradiciones: “Este año logramos que volvieran a sonar las chirimías de flauta, que estaban a punto de desaparecer. Eso es un triunfo enorme”, cuenta Leydi Higidio.
Ríos, por su parte, destaca que este año participaron más de dos mil artistas en escena, 200 portadores de tradición y varios semilleros activos durante todo el año.
Sin embargo, insiste en que lo esencial no son los números, sino el proceso: “El Petronio no dura seis días, dura 365. Todo lo que hacemos, desde la formación y la circulación hasta las rutas de fortalecimiento, busca preservar las costumbres del Pacífico colombiano”.
El reto es crecer sin perder el carácter comunitario. Para el director del festival, el secreto ha estado en la fidelidad a las raíces: “No hemos sucumbido a ofrecimientos que pongan en riesgo lo más importante, que es la preservación de la cultura”.
Aquí puede leer las preguntas que respondieron los entrevistados.
Por eso, la muestra de expresiones tradicionales se replanteó. Los participantes debieron acreditar su trayectoria mediante certificados y testimonios de sus comunidades, garantizando que fueran sabedores legítimos quienes transmitieran los conocimientos.
“No estamos en contra de la parte comercial. Qué bueno que nuestros portadores de tradición puedan vivir de lo que les gusta hacer, pero lo que queremos es reconocer a los de mayor tradición y que transmitan esos saberes a las siguientes generaciones”, explica el director.
Ese rigor convive con un creciente reconocimiento internacional. Visitantes extranjeros han convertido al festival en una parada obligatoria. Un turista español, por ejemplo, confesó haber asistido siete veces y ya no se imagina un agosto sin venir a Cali.
En 2024, incluso, los duques de Sussex estuvieron presentes, confirmando la proyección global del Petronio. Además, se realizó el Petronito, un espacio familiar que permitió a las nuevas generaciones acercarse a los juegos, la música y la gastronomía del Pacífico desde la mañana hasta la medianoche.
La economía del Petronio
El impacto del festival va mucho más allá de la música. Según Higidio, el presupuesto asciende a 17 mil millones de pesos, de los cuales la ciudad aporta cerca de 14 mil. El resto proviene de gestión privada, de organismos nacionales y departamentales.
Ese esfuerzo se traduce en un ingreso económico que beneficia a comunidades enteras. “Lo más importante es el derrame económico en los cuatro departamentos con los portadores que llegan a Cali y que también permite generar diálogo y beneficio con las personas que vienen de esos territorios”, recalca la secretaria.
La apuesta es que los beneficios del festival no se concentren solo en seis días, sino que se extiendan durante todo el año. Un ejemplo fue la donación de marimbas a instituciones educativas y consejos comunitarios, en alianza con la Cámara de Comercio de Cali, para sembrar música en nuevas generaciones.
A la par, avanza la construcción del Parque Pacífico, concebido como un espacio permanente para la circulación y el encuentro de la cultura del litoral.
La edición 30, en 2026, se proyecta como un hito. Para llegar preparados, la organización trabaja en tres frentes.
Primero, fortalecer las zonales clasificatorias, articulando esfuerzos con gobiernos locales y el Ministerio de Cultura.
Segundo, resolver los retos de infraestructura, ya que la Unidad Deportiva Alberto Galindo se ha quedado pequeña.
Tercero, consolidar la apuesta tecnológica: “Avanzamos mucho en sonido este año, pero queremos ofrecer mejores condiciones técnicas para nuestros artistas”, asegura José Ríos.
En el siguiente vídeo puede seguir la conversación completa de los dos responsables director del Festival Petronio con la presentadora Leidy Mesa.
En paralelo, la Fundación Color de Colombia ha planteado crear una corporación mixta que gestione el festival y sus circuitos culturales de manera autónoma, para generar ingresos más allá de agosto. Aunque la propuesta genera debate, tanto Higidio como Ríos coinciden en la necesidad de modelos de gestión innovadores y nuevas alianzas.
Finalmente, cada edición del festival reafirma su carácter único como punto de encuentro cultural. Ese carácter de “casa grande del Pacífico” explica por qué el festival es una plataforma de identidad afro, un motor de desarrollo y un evento relevante a nivel nacional e internacional.
El Petronio Álvarez se prepara para sus tres décadas con la fuerza de un río caudaloso: arrastrando memorias, renovando tradiciones y conectando generaciones.
En definitiva, en cada golpe de tambor y en cada sorbo de viche late la certeza de que el Pacífico colombiano tiene en Cali su escenario más luminoso.
*Trazador misional de esta publicación de Fundación Color de Colombia: Línea estratégica 1:Reconocimiento, cultura e integración.Iniciativa 1:Periodismo cultural. Proyecto: Músicas e identidad afrocolombiana.
Ventana musical Pacífico y Caribe es un programa de Fundación Color de Colombia en alianza con El Espectador, desde 2020.
colordecolombia
La Fundación Color de Colombia fue creada en 2006. Nuestra misión es promover el reconocimiento, la movilidad social y la integración de la población afrocolombiana en la sociedad y el desarrollo sostenible.
Tenemos tres líneas de trabajo estratégicas: 1) Reconocimiento, cultura e integración (en la nación colombiana); 2) Educación de calidad y equidad (desde primera infancia); y 3) Empoderamiento económico y calidad de vida.
Ayudamos a cuidar un legado de más de 200 años, que viene desde antes de los protagonistas negros y mulatos (“de color”, como se decía oficialmente en la época) de la guerra de independencia de Colombia y recorre dos siglos largos contribuyendo a construir este país.
Nos sentimos herederos de la experiencia de los colombianos negros en la modernidad nacional.
Cuando la colombianidad se gestó, los descendientes de africanos ya estaban aquí y ayudaron a crear la nueva nación, que se convirtió en nuestra patria, a la que amamos tanto, así no hayamos recibido el trato debido (nuestra relación emocional con Colombia).
Con Martin Luther King en “Yo tengo un sueño”, creemos en el ideal de “una nación donde no se juzgue por el color de la piel, sino por el contenido del carácter”. Así, no creemos que el color de la piel defina la esencia de las personas.
Con Nelson Mandela, creemos en el ideal de una “sociedad democrática y libre, en armonía racial y con igualdad de oportunidades”.
Tenemos el ideal de una Colombia desarrollada capitalista con amplias clases medias negras integradas a la sociedad y al poder (en sus distintas dimensiones), por mérito igualitario.
Creemos en la modernidad con diversidad, no en la diversidad sin modernidad.
Creemos en una doble conciencia, de colombianos y racial/étnica, en ese orden y con pluralismo.
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En suma, representamos la otra visión de la cuestión afrocolombiana, no la que es más conocida.
En 2026 cumpliremos 20 años de sostener una antorcha que también sostuvo el Gran Almirante de la Nación, José Padilla, zambo o mulato héroe naval de la guerra de independencia contra la Corona española.
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