«De portones caminados» y «Noble antílope Benkos Biohó, ciudadano desnudo de la Guinea entera», los dos poemas escogidos por el actor Ramsés Ramos. 5 años de la Biblioteca de Literatura Afrocolombiana, por MinCultura y Fundación Color de Colombia.
Los artistas y personalidades también tendrán un rol en el ‘relanzamiento’ de la Biblioteca de Literatura Afrocolombiana, con motivo de los 5 años de su publicación por parte del Ministerio de Cultura.
Ellos van a seleccionar poemas y textos de los autores de la Biblioteca para publicar en medios digitales y redes sociales, a modo de incitación a la lectura.
Esta celebración conjunta entre MinCultura y Color de Colombia tiene el «propósito de enriquecer la cultura general de los colombianos con un mayor conocimiento de los escritores y poetas de ascendencia africana».
El primer artista invitado es el reconocido actor de teatro y televisión Ramsés Ramos, cartagenero como el poeta Pedro Blas Julio Romero, el primer autor destacado de los 5 años de la Biblioteca de Literatura Afrocolombiana.
Los dos poemas de Pedro Blas Julio escogidos por Ramsés Ramos son odas al barrio Getsemaní de Cartagena, emblemático de la lucha popular por la independencia frente a España, y a Benkos Biohó, precursor de la lucha por la libertad.
El libro completo de Pedro Blas en la Biblioteca se puede descargar aquí.
De portones caminados
Este hombre que me arrimo a la cerveza de mis tardes
es mi barrial con torres de cacahuete
Le han llamado Getsemaní
y se sumerge con otros como él
apareciéndome eternos como pudines tirados a la tranquilidad
Cantores de una bruma mural
hasta los camposantos de San Diego
Pero mi barrio tenía pescadores ahumándole lunas viejas
y un arsenal abandonado
hasta donde escapaba de mi diploma
para aprender a bailar
Mimaba su carbonera
donde gateaban niños de petróleo
cerca a ese Chambacú que castraron de sol
y que era un hermano de enseguida
Pero tienes cara de solar
y cargas a la libertad la ropa limpia de los jueves
y empujas pasajes de bulla
con entradas anchotadas
Getsemaní
creciéndote de portones caminados, entre el maíz tostado
ofrecido en alto
por altivas prietas de Bengala
Getsemaní
alejándome tus mañanas como una lenta crema de naranjas
o aquella pausa con tus aljibes de piedad
Me parece que tenías
un invernal olor de alquitranes
remontándome hasta tus condumios de atrapados
y espesas algarabías de piedras montadas
de bastantes cuartos donde vivían muchas gentes
hirviendo de mundo a tu hora siempre
Arrabal de cabeza ancha y tejados rojos
eras ajonjolí de mi cuna
entre montoneras de callejones árabes
como nudos de magia estrecha
con tambores que nunca supe de dónde venían
Solemne desorden untado de vida
Vine a tatuarme de tu erizado son barriotero
Caramba, Getsemaní
brioso tío burlón de sandalias al hombro
Espera esta rumba con nuestras muchachas
Pecando en la extensión de los sábados
y juguetea tus morenotas de carmín facial
y fugitivas de la misa
Andas de nuevo entre nosotros, arsenal cansado
Las cadenas no han pasado
Se estacionaron cerca
Raspaste con nosotros estos atrios gordos que nos diste
Getsemaní, espeso de latigazos en el tiempo
Recibe mi brindis tiznado de revueltas
Conjúrame de muros y guaridas
entre paredonas de mi niñez
Y desde tus zaguanes escupiré a los invasores Lemetres
y a sus apellidos de potasa y basura secreta
No me sueltes, Getsemaní
Habla de mi desobediencia
Acomoda mi esperanza entre tu gentío
Toma mi beso y bébetelo
Noble antílope Benkos Biohó, ciudadano
desnudo de la Guinea entera
I
Mucho antes ya conocía de ti, Benkos
desde cuando semejabas un enorme viento sin habla
un barrio apagado dentro de la bulla prieta
por tu lengua cabeceando un solo de tambor pulmonar
Empezaban a llegar las brisas buenas
sobre el tibio verano de mi cuarto
tú residías en la mirada de mi salina tristeza
entiendo que eras como otro precioso abuelo
un tronar continuado de la piel
nacimiento de rabia temprana
porque un pequeño —Mambo— aún eras
pequeño diablo, niño travieso,
hijo del peligroso dueño de los caminos
cuando jugueteabas niñez parecida al chocolate
junto a la nieve más caliente y arenosa de tu vida
nacías… nacías… y nacías niño feroz
en maniguas de Mangle Rojo
II
Todavía te recuerdo Benkos Biohó
enorme merodeabas y eras rasgador del ocaso
con estatura del ataque
retozabas un jugueteo sin ropas
de guerreo por entre cebras huidizas
acariciando la remota espera del humeante sueño
en oscuros jarabes quemados
con que América después se disfrazaba
y bailaba este goce irremediable
festejo de sus huesos
Todo transcurría al pie del sacerdocio supremo de tu padre
jefe de la primitiva molienda mientras tu madre cantaba para ti
ella la más preciosa garganta desde el valle Zagal
como una estupenda alcoba de la Guinea Arriba
que te divisaba besando polvareda
y era ella misma
tabacal, placenta
la que a solas con su vientre te arrullaba
Es habitual contigo contemplarte sonriendo
sobre el deseo café de tu silenciosa esposa Kiwa
tumbando los aires la abrasadora aquella antorcha tuya
A mí me gustaba mucho tu tierra Benkos Biohó
aquella como cuando nos sitiaban
y ella tenía sabores muy agradables
como aquella recién llovida
sobre la que caía algún europeo
entonces esa tierra sabía a birimbao y bongó
a poción mágica
y a vudú
Fueron tus orgasmos
estos huracanes para cuidar Palenques
Benkos Biohó renegrido comandante entre volcanes
es que no eran tierras de Canaán
sino tu reino entre el lodo sacrosanto
mangle chamuscado de vida movediza
para tu legendario trono de resistencia
Yo aún creo en lo tuyo bello monarca de la foto prohibida
en tu leche altura de todo follaje erguido
con tus remotas aves ejerciendo deposiciones benditas
sobre la maleza de tu corazón
inundado de canciones de junglas