“Mira en qué mundo vivimos… Cualquier día puedes salir a la calle y, por infortunios, nunca volver. Puedes viajar y nunca hacer el camino de vuelta. Simplemente estar en un sitio en el momento exacto, por desgracia. Puedes tener el día más feliz de tu vida y que aparezca al día siguiente una enfermedad que igual nunca desaparece. No entiende de edades, ni de momentos. No sabes dónde está el último beso, el último abrazo, la última conversación”.
Si ayer hubiera sido el último día de tu vida, ¿Cuál fue el último recuerdo que las personas con las que conversaste, chateaste, te viste, tendrían de ti? No me refiero al legado en general, ni al pasado, sino al último recuerdo, la última conversación, el último encuentro, él último trato… ¿Qué crees que dirían?
Todos caemos eventualmente en creer que hay un después, esperamos abrir los ojos mañana, hacemos planes, pero lo cierto es que ninguno de nosotros sabe si estará vivo mañana y nos sumergimos en la cotidianidad en el afán diario, en los problemas del momento y nos olvidamos de ese pequeño detalle que es “EL ÚLTIMO DÍA”.
¿Diste un abrazo fuerte al despedirte? ¿colgaste amablemente la llamada? ¿Respondiste ese mensaje? ¿Tu última conversación con esa persona fue en buenos términos? ¿Supiste que alguien está pasando un mal momento y te manifestaste? ¿Solucionaste las diferencias que tuviste con alguien? ¿Abrazaste a tus hijos? ¿Les dijiste lo mucho que los quieres? ¿Le diste un beso a tu pareja? ¿hicieron el amor? ¿Cómo fue la última conversación con tus compañeros de trabajo? ¿Cómo fue ese último día?
En el 2008 cuando trabajaba en LaW Radio, Néstor González, un periodista compañero de trabajo, un 29 de diciembre no llegó, era el redactor de noticias y llegaba todos los días a las 2 de la mañana a trabajar. Le había dado un derrame la noche anterior y murió. Cuando recuerdo nuestro último día viene a mi mente el stand de café en el hall de Caracol Radio y los rostros de Slobodan Wilches, Diana Mejía, Néstor y yo riéndonos por algo que no recuerdo específicamente, solo recuerdo la calidez del momento. Todos nos conocíamos de mucho tiempo atrás cuando trabajábamos en LaFm. Hubiera sido difícil para mí sí nuestro último día hubiera tenido algún disgusto, que eventualmente se presentaba por el estrés del trabajo, pero ese fue nuestro último día con Néstor y me alegra mucho saber que fue un momento de risas, un momento bueno para recordar, de hecho al escribir este párrafo sonrío al recordarlo.
Si algo he aprendido en la vida es a cerrar bien el día con la gente, al final creo yo, que el quid de lo que vinimos a aprender en la vida son las relaciones humanas. Un buen mensaje, un abrazo, no dejar nada en malos términos, arreglar todo hoy por si no hay mañana. Bajarle la velocidad a la vida, no pelear por bobadas. Solo se trata de vivir cada día como si fuera el último. LA VIDA CAMBIA EN UN SEGUNDO.
Así que, vuelvo a mi pregunta inicial: Si ayer hubiera sido el último día de tu vida, ¿Cuál fue el último recuerdo que las personas con las que conversaste, chateaste, te viste, tendrían de ti?
Nunca se sabe cuándo será la última vez que verás a alguien. Así que quiere mucho, abraza, no corras tanto, deja arregladas las cosas, di lo que sientes, soluciona los problemas con la gente y no te guardes nada…. Y deja un buen recuerdo de la última vez.
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ANDREA VILLATE
Escribe acerca de la vida, la muerte y la salud tanto física como emocional. Todos los domingos. –
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