La rotación de la vida

Pasadas las 3 de la mañana del 31 de diciembre nos disponíamos a salir de Bogotá, el frío de la madrugada, la música del camino y siendo el último día del 2022 había como un halo de alegría y tranquilidad en el ambiente.  Hablábamos en el camino de lo mejor que había tenido el año y lo más difícil también…  Esos análisis y balances que suele uno hacer al despedir el año. 

Cuando íbamos por la autopista sur hubo un accidente, un camión y una moto aparentemente habían colisionado y estaba la policía y la Fiscalía recogiendo a una persona que había perdido la vida en ese lugar. Eran las 3:40 minutos de la madrugada del último amanecer del año… Esa imagen me impactó… durante el camino pensaba en que seguramente alguien lo estaría esperando… Un año nuevo doloroso les espera… pensé… 

Seguimos el camino y más adelante, a las afueras de Bogotá vimos a dos hombres peleando y tal parecía que uno le había quemado la moto al otro, había gente alrededor… mientras la moto se volvía cenizas… Ahí pensé que deberíamos ayudar… pero seguimos derecho… Igual, ¿Qué podíamos hacer?… Siempre qué veo casos así recuerdo el libro de Fernando Savater “Ética para amador” donde en medio de muchas situaciones hipotéticas llega a la conclusión que a veces debemos “vivir como cobardes para no morir como héroes”, porque hay situaciones en las que no podemos hacer nada y terminamos siendo simples espectadores de la vida de otros.   4:18 minutos. 

A las 5:56 nos sorprende un hermoso amanecer de colores pastel y tomo algunas fotos, aprovechando el trancón monumental para capturar el último amanecer del año.   Recuerdo a una amiga que a esa hora estaba en la clínica cuidando a su papá y le escribo para saber cómo han pasado la noche, no es fácil tener a un ser querido enfermo finalizando su vida, sé lo difícil que es y más en esa época del año…   

Entro a Twitter y veo algunas noticias desalentadoras: las proyecciones económicas del año nuevo, la nefasta reforma a la salud que intenta pasar el gobierno, los desastres del invierno, entre otras cosas…  

Me inquieta un poco, más todas esas escenas que vi y siento un poco de melancolía, observo a mi perrito durmiendo a mi lado, miro al cielo, los carros alrededor, la gente y comienzo a pensar en la rotación de la vida…  Todos pasamos por diferentes momentos… A veces estamos en los gloriosos, otros dias en los dolorosos. No sabemos lo que viene…  Un día estamos celebrando con el corazón tranquilo, en familia, con nuestros seres queridos y saber que todo cambia para todos, no sabemos qué nos depare el destino, porque la vida gira para todos, como una ruleta y no sabemos qué colores nos tocará…  

Después de un par de días fabulosos, de risas, brindis, comida deliciosa, familia y juegos al son de los Ángeles Azules, regreso de nuevo a Bogotá.  

Iba caminando con mi perrito a las 9 de la mañana del 4 de enero… la calle sola… Pasa un señor en una bicicleta con azadón, escoba y unas herramientas atadas a su bicicleta, y con el celular o el radio a todo volumen cantando canciones de Marc Anthony. Se veía feliz. ¡Me fascinó verlo!  Al rato voy de regreso y lo veo podando unos arbolitos en un conjunto y estaba cantando “Flor Pálida” de Marc Anthony, lo saludo, le doy los buenos días y le digo: Feliz año señor, me alegra verlo tan feliz! Y me dice: ¡Ay señorita feliz año! es que este es mi año- me sonríe y sigue podando unos arbolitos y cantando: Le fui poniendo un poquito de amor, la fui abrigando en mi alma y en el invierno le daba calor para que no se dañara. De aquella flor hoy el dueño soy yo y he prometido cuidarla. Para que siempre esté cerca de mí, para que nunca se vaya… 

Al final la rotación de la vida es algo que no podemos evitar, lo único que podemos hacer cada día es tener la actitud del señor jardinero que vi, de cantarle a la vida, de sonreírle a quien pase a nuestro lado, de hacer las cosas en nuestro trabajo con amor y la mejor actitud y esperar, de todo corazón, lo mejor para nosotros y para nuestros seres queridos.  Cuestión de fe y actitud, disfrutando cada instante y que pase lo que tenga que pasar.

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