Valencia, España

Vi una escena de una película que me conmovió mucho: Una madre de familia había tenido cáncer y luego de haber estado en remisión por varios años la enfermedad había regresado esta vez para quedarse. El cáncer estaba tan avanzado que ella no quería hacer tratamientos que le alargaran la vida por unas semanas sino que quería calidad de vida. Se había decidido por los cuidados paliativos que le controlaran los síntomas y viendo que ya estaba el final cerca había decidido hacer un funeral en vida. 

¿Por qué un funeral en vida? La respuesta es fácil y hasta obvia: porque en los funerales la gente habla de las cosas bonitas de la persona que se fue y la persona jamás lo va a escuchar, mientras que en un funeral en vida viendo el final cerca, la gente que la estimaba realmente iría a despedirse y a decírselo en vida. 

A la fiesta fueron sus amistades de diferentes momentos de su vida. Sus hijos, su esposo estuvieron presentes en un acto profundo de amor.  

Nada tan cierto como eso: En los funerales se dicen cosas lindas de las personas. En las salas de velación la gente recuerda momentos importantes que la persona dejó y que hace que se haga una remembranza de aquellos instantes. Incluso, se recuerdan momentos que aparentemente estaban olvidados. 

Si usted, amable lector, le quedara poco tiempo e hiciera un funeral en vida, ¿quiénes asistirían? ¿Quienes de verdad irían? Ahí no habría posibilidad de que hiciéramos lo que muchas veces hacemos y decimos: “Después te celebro”, pues sería exactamente igual que el día de las exequias. Un día, a unas horas y se acabó para siempre.

Hay una escena de la vida real: Mi mamá ya estaba en sedación paliativa y Rosmira, la señora que iba a hacerle el manicure fue al apartamento de mi mamá ese día, ella sabía que mi mamá ya estaba en sus horas finales. Fue a despedirse y mientras mi mamá dormía, ella le arregló las uñas, porque sabía que a mi mamá le gustaba siempre tener sus uñas muy bien pintadas y estar arreglada siempre, hasta el final.  Cuando vi esa película recordé ese momento, ese instante, esa escena y siempre valoraré ese momento tan sencillo pero a la vez tan importante.

Qué bonito seria escuchar en vida lo que los seres queridos piensan de nosotros, qué no van a olvidar jamás, si alguna vez hicimos algo que lo recordarán para siempre. 

Yo se que es difícil manejar la vida en ese modo de tener presente que solo contamos con hoy, porque jamás será lo mismo ver la muerte cerca de verdad que solo verla como algo que llegará algún día. Todos al final somos supremamente optimistas y es maravilloso que pensemos siempre que habrá un mañana. Pero no deberíamos dejar para mañana decirle a nuestros seres queridos cuantos los queremos y decirles algo bonito y el por qué jamás los olvidaremos.  ¿A quién no le gusta escuchar cosas bonitas que digan de nosotros?

Que esta semana sea una oportunidad para decirle a nuestros seres queridos lo mucho que han contribuido a nuestra vida y porqué pase lo que pase jamás los olvidaremos. No importa si esa persona a quien se lo decimos viva 10, 20 o 40 años más, antes mejor, así tendremos más oportunidades de decirle muchas cosas más y de construir más momentos memorables. 

¡Flores, palabras, actos, en vida! 

 

Andrea Villate

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