El Tejido de la Memoria que Duele: Diana Salinas, La Colombiana, y la sociología de la imagen en su nuevo libro
Este libro de Diana Salinas nos recuerda que narrar lo que duele es la forma más poderosa de resistir. Para terminar, quisiera dejar un par de preguntas abiertas. Piénsalo bien, no es un cierre, es una invitación a que este diálogo se extienda a tu propia vida: ¿Qué verdades estás dispuesta o dispuesto a escuchar,…
¿Sabes lo que es leer a la carrera? Yo lo sé. Devoré El laberinto del Parqueadero Padilla así, a las carreras. No es mi forma ideal de encontrarme con las palabras.
Mi manera de leer está profundamente atravesada por la dislexia, por esa necesidad de comprender con calma, de volver a los libros al menos dos veces. La primera es casi un acto de supervivencia ante la urgencia de la vida que nos rodea.
La segunda lectura, la profunda, es mi forma de cuidar el vínculo con la memoria que se pone en juego.
No es una técnica sofisticada; es un acto de respeto al texto que no puede esperar.
No quise dejar pasar el momento de su lanzamiento. Estuve allí, escuchando las voces que abrazan a Diana Salinas, las preguntas que se le hacen al libro.
Se sentían las tensiones que lo sostienen en el aire.
Mientras tanto, en mi cabeza, se activaba un monólogo que no se apaga fácil. La conclusión es clara: este libro es mucho más que una investigación periodística rigurosa.
Es una decisión ética, una postura en el mundo.
Es una forma de gritar con todas las letras: “esto pasó, esto sigue pasando, y alguien, por favor, tiene que contarlo”.
Y Diana Salinas lo cuenta sin rodeos.
Lo hace con una pluma valiente que no se esconde de nada, que se expone.
Se arriesga a nombrar lo que muchas personas prefieren callar, rompiendo el silencio cómplice.
Lo más poderoso es el cómo lo hace. No esperes un informe frío. Espera un tejido. Un entramado de voces, documentos y silencios que te interpela hasta el hueso.
Recuerdo que en el lanzamiento ella decía, con orgullo, que esto había sido tejer y tejer. Y ese esfuerzo se ve, palabra a palabra, en la filigrana de su honestidad profesional.
Como lectora, como Educomunicadora que insiste en el diálogo, como feminista artesanal, el gesto de Diana me conmueve.
Su escritura tiene esa filigrana ética que no se negocia: cada frase está puesta con efecto político.
Hay una sofisticación narrativa que mezcla lo literario y lo periodístico sin perder el hilo. Y hay una valentía que no busca el heroísmo, sino que se asume como parte indispensable de su oficio.
Una luz sobre la oscuridad.
Esta forma de narrar desde el afecto y el rigor no es casual.
Nos recuerda la importancia de las emociones en la búsqueda de la verdad.
La socióloga boliviana Silvia Rivera Cusicanqui nos enseña que las verdades más profundas se anclan en lo que llama la “sociología de la imagen”, en la forma en que nuestros cuerpos encarnan la historia.
Su trabajo lo pueden encontrar en Sociología de la imagen: Miradas más allá del colonialismo (2015).
Su trabajo nos ilumina al entender que “el proceso de descolonización tiene que empezar por la descolonización de nosotras mismas”.
Esta es la invitación urgente de la lectura.
🔴 La Exigencia Categórica de Verdad que nos Duele a Todas y Todos
Y es precisamente aquí, al confrontar la historia de Jesús María Valle y de los cuestionamientos a los hermanos Uribe, donde la relectura nos exige levantar la voz.
La pausa termina.
Lo digo de manera determinante y categórica: yo, como ciudadana colombiana y activista defensora de Derechos Humanos, quiero la verdad.
No una justicia de papel, sino una que sea efectiva, transformadora y real.
Este Estado que es un Estado corrupto, me duele. Duele porque soy nativa de él, crecida en la era de Pablo Escobar, en la Colombia azotada por matazones injustas.
Este Estado tiene que parar.
Tiene que destejerse a sí mismo para volver a tejer la realidad. Y eso no va a pasar si las agujas de ese tejido no son la verdad.
La fórmula es simple, aunque el camino sea largo.
No puede haber justicia si todos los responsables no se hacen cargo de sus acciones. Necesitamos que la ciudadanía comprenda que este país va más allá de la derecha y de la izquierda.
Este país se trata de la memoria histórica.
Ambos lados, en el poder político partidista, gritan que hay mentira y que se está reescribiendo la historia, ¡ lo cierto es que en ambos lados hay mentiras que nos impiden avanzar!
No sé cómo se hace justicia en un país tan lleno de violencia y engaño. Lo que sé es que el periodismo de Diana Salinas nos obliga a mirar de frente un pasado que ha sido un Estado narco-guerrillero-paramilitar, un entramado que no se puede ignorar.
La gran antropóloga argentina Elizabeth Jelin nos recuerda que la memoria es un campo de batalla en constante disputa. Diana, con este libro, ha plantado una bandera fundamental en ese campo, al decirnos que “las luchas por la memoria son luchas por la definición del pasado, y en última instancia, del futuro.”Su invaluable análisis se encuentra en Los trabajos de la memoria (2002).
Como ciudadana, suplico al universo, al cosmos o a cualquier ser superior que se haga cargo de este mundo, si es que hay alguno, que caiga quien tenga que caer delante de la justicia.
Es una plegaria necesaria.
Que al fin podamos empezar a reescribir la historia con veracidad y, sobre todo, con la voluntad política de aliviar el sufrimiento humano que ha atravesado a esta Colombia.
Es la única salida posible.
🧵 ¿Cómo me prometí leerlo? Algunas pistas para ti
No me gusta rayar los libros. Algunas veces lo hago solo por necesidad metacognitiva sin embargo siempre Prefiero leer con los dedos, con el pecho, con la respiración. Estas son apenas unas pistas, por si quieres hacer el ejercicio conmigo:
Tómate tu tiempo, aunque la urgencia del país parezca devorarte. Este libro pide pausas, silencios, incluso rabias.
Escucha las voces que aparecen. No solo la de Diana, sino las de quienes ya no están, las de quienes fueron silenciados.
Permite que te incomode. No viene a darte respuestas fáciles. Viene a abrir preguntas que duelen.
Conecta con tu propia historia. ¿Qué has hecho tú con esa memoria?
Comparte lo que sientas. Este libro no pide solemnidad, pide verdad.
Y sí, léelo dos veces. No porque no se entienda, sino porque hay libros que no se terminan nunca. Este es uno de ellos.
💡 Una invitación y una promesa al final
Gracias por acompañarme en esta lectura que no se agota, en esta escritura que no se rinde. A cada persona que ha leído mis textos, que ha sentido conmigo, que ha pensado desde su cuerpo y su historia: gracias.
Recuerda: Soy una escribidora, una educomunicadora que genera diálogos de opinión; mi función es abrir conversaciones, no ganar premios de literatura, y por eso me siento en plena libertad de interpelar.
Este libro de Diana Salinas nos recuerda que narrar lo que duele es la forma más poderosa de resistir.
Para terminar, quisiera dejar un par de preguntas abiertas. Piénsalo bien, no es un cierre, es una invitación a que este diálogo se extienda a tu propia vida:
¿Qué verdades estás dispuesta o dispuesto a escuchar, incluso si te incomodan, incluso si te obligan a cambiar la perspectiva sobre tu propia historia?
¿Cómo podemos, desde nuestro lugar de lectores y ciudadanos, honrar el coraje de las periodistas que, como Diana Salinas, tejen la memoria de un país con la filigrana de su ética?
Mar Candela
Periodista Para el desarrollo humano – Comunicadora para la vida y las resistencias. Edu comunicadora , Escribidora, disléxica , neuro divergente, Autista. madre. esposa ,Ama de casa . Ácrata
Quién propuso la iniciativa de Feminismo Artesanal – Expositora de opinión y este es un espacio de reflexiones desordenada con textos largos.
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