Carta abierta a Carolina Sanín

Diseño fotográfico: Andres Reina /Fotografia Carolina Sanín extraída de Google

Respetada Carolina Sanín,

Lo que sí es relevante es afirmar que, detesto formar parte de las estampidas inútiles de escarnio público.

Más de una vez, cuando había shows virtuales alrededor tuyo por algo que decías, yo trataba de reflexionar y dar un debate desde las vísceras de la realidad buscando explicarme sin malicia el porqué decías ciertas cosas.

Finalmente, concluí que tú te mueves en las estrategias del marketing digital y necesitas opinar sobre todo lo que ocurre alrededor tuyo .

Sobre lo humano y lo divino. Siempre y cuando produzca free press.

Está bien, es tu trabajo .

Nada que juzgar o condenar.

De hecho, lo reconozco profesionalmente.

Has logrado hacer una marca personal poderosa no solamente por tus talentos sino estrategia digital y, hasta donde tengo entendido, vives de eso.

Otras personas como yo, conociendo las dinámicas de las estrategias para el éxito digital no tenemos lo que se necesita para hacerlo sin medir el costo moral.

Siempre estaré en contra de los mercaderes de las necesidades urgentes de las personas desaventajadas .

Cuando hablo de personas desaventajadas, no me refiero únicamente a la desventaja de clase o económica. También incluye a aquellas personas que enfrentan desventajas en temas de salud física, mental y neurodiversidad.

Es crucial entender que “culpabilidad” no es sinónimo de “responsabilidad”.

Es cierto que nadie tiene la culpa de los suicidios, pero sí hay una responsabilidad social y humanista.

Si entendemos que hay circunstancias que estimulan los suicidios, debemos trabajar para disminuirlas.

Los malos tratos y las humillaciones académicas en cualquier facultad o disciplina podrían estar estimulando el suicidio en los jóvenes que luchan todos los días para encontrarle sentido a su existencia y mantenerse vivos.

Varios expertos en salud mental han dejado claro que el suicidio no es culpa de nadie ni de las circunstancias.

Tiene que ver con un asunto neurológico y cerebral, con una condición humana que le quita a las personas el deseo de vivir sin importar la realidad.

Nadie puede afirmar que alguien se quita la vida debido a las circunstancias que está viviendo.

La afirmación correcta es que las circunstancias de la vida sí estimulan la condición del suicida.

Reconozco públicamente tu acertado punto de vista y lo respaldo con el trabajo del doctor Carlos Alberto Palacio Acosta, Director de la Revista Colombiana de Psiquiatría.

Él nos recuerda que el suicidio no es culpa de nadie, pero es una responsabilidad que nos concierne a todos.

Destaca la importancia de un enfoque integral y la urgente necesidad de eliminar el estigma asociado a este tema.

Por otro lado, el Dr. Rodrigo Nel Córdoba Rojas, con su experiencia en salud mental, ha alertado sobre el preocupante aumento de suicidios en Colombia, especialmente entre adolescentes de 10 a 12 años.

Subraya la necesidad de abordar este problema de manera efectiva, priorizando la salud mental como un pilar fundamental en la prevención.

Las estadísticas sobre el suicidio son alarmantes y reflejan una crisis de salud pública.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año cerca de 703,000 personas se quitan la vida, siendo la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años.

En Colombia, la tasa de suicidio en 2022 fue de 5.7 por cada 100.000 habitantes. Entre los niños de 10 a 14 años, la tasa fue de 3.7 por cada 100.000 y entre los adolescentes de 15 a 19 años, fue de 13 por cada 100.000

La OMS señala que los trastornos mentales, como la depresión están fuertemente vinculados con el suicidio.

Además, factores como la discriminación, el aislamiento social y las crisis económicas pueden aumentar significativamente el riesgo de suicidio en estos grupos vulnerables.

Es importante recordar que decir la verdad no basta, también es fundamental expresarla con empatía para que sea verdaderamente útil.

Hace mucho tiempo tuve el objetivo de hablar contigo cara a cara, para sostener un diálogo de saberes como he hecho con tantas personas reconocidas y líderes de opinión en este país, desde la diferencia y con genuino respeto.

Sin embargo, dejé de intentarlo debido a que, entre más te leía, no a tus libros sino a ti en la forma más descarnada de tu esencia en redes sociales, se me dificultaba la estrategia Edu – comunicativa para mirarte a los ojos y entablar un diálogo.

Tuve terror de ser ninguneada intelectualmente en mi propio espacio.

Es una confesión vergonzosa que hago como mujer libre y feminista.

Con los meses, después de varios años, pensé que posiblemente tu umbral de empatía es bajo.

Tratado de explicarme el hecho respaldada con mis lecturas diversas sobre la empatía pensé que quizá tus neuronas espejo no se desarrollaron pertinentemente en el ejercicio de la empatía.

Podría ser.

Es solo una hipótesis en realidad nadie más que un experto tendría la facultad de afirmar cualquier cosa referente a la falta de empatía.

Hay estudios que dicen que efectivamente existen personas que nacen sin la capacidad de sentir empatía.

En mi opinión Fue irresponsable de tu parte enviar un trino suelto hablando de “culpabilidad en el suicidio”. Eso deja clara la insensibilidad y la falta de solidaridad con las familias y los dolientes.

En un grupo de apoyo de suicidas anónimos en el que participé algunos años, una de las recomendaciones que nos hacían era la responsabilidad que teníamos de tratar de ser conscientes de nuestra condición humana y, en la medida que nos fuera posible, explicarle a nuestros seres amados que nuestra condición no tiene nada que ver con las circunstancias de la vida.

Las circunstancias de la vida solo son un detonante de nuestra condición, no la causa.

Por decir cualquier cosa, me pongo como ejemplo vivo.

Tengo claro hasta dónde puedo tolerar la vida y sus exigencias.

Conozco las condiciones de vida que no estoy dispuesta a aceptar y sé que eso sería mi límite.

Aunque sé que probablemente ignores mis letras , porque al final del día has demostrado que nunca te ha importado lo que la gente sienta.

Que poco o nada te importa lo que repliquen a tus opiniones y nunca contestas a quienes no tienen una marca personal fuerte que potencie y aporte a tu marketing digital.

Aun así, sutilmente guardo la esperanza que me prestes atención y tengas en cuenta de una u otra manera lo que exprese.

Quizás, algunas de tus fibras sensibles, que van más allá de cualquier lógica humana, reconozcan la insuficiencia de nuestra especie que muchas veces nos lleva a opinar libremente sin importar las consecuencias sociales y humanistas.

Espero que tengas la sencillez de aceptar que esta vez, más que las veces anteriores, fuiste floja al argumentar tu opinión.

Si no, confío que estas palabras lleguen a personas que sí las valoren.

Más allá de los reproches que tengo sobre la manera en que haces tu marketing digital, debo reconocer que no haces nada ilegal y que está normalizado en esta cultura posmodernista el utilitarismo de las circunstancias dadas en el mundo digital y mediático.

Consciente de que mis letras en esta “carta” quizás no sean dignas de tu gran talento con la pluma y que mis argumentos pueden no ser suficientes frente a tu superioridad intelectual y académica.

Sin más que agregar, me despido.

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