Educación virtual, ética y posibilidad: la búsqueda de una sociedad Neuroafirmativa
En este contexto, la noticia reciente en Red+ Noticias marca un punto de inflexión. La ley ahora obliga a los colegios —públicos y privados— a garantizar clases virtuales como un derecho fundamental para estudiantes que enfrenten condiciones excepcionales. Ya No es una opción: es una obligación legal. La medida está respaldada por el Decreto 1860…
Hoy traigo esta reflexión, nacida de una conversación reciente y de una inquietud que No deja de crecer. La educación virtual se ha instalado como una alternativa, una solución, una promesa. Sin embargo, lo que está en juego No es solo la conectividad o el acceso a plataformas. Lo que está en juego es la ética de los procesos, la idoneidad de las herramientas y la posibilidad real de aprender en contextos profundamente desiguales.
La transformación educativa que necesitamos No puede ser cosmética. Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) deben ser parte estructural de una pedagogía que reconozca las realidades sociales, cognitivas y culturales de quienes aprenden. No obstante, en muchos casos, la virtualidad se convierte en un territorio hostil: para quienes No dominan lo digital, para quienes enfrentan barreras psicosociales, para todas las neurodiversidades Incluyendo los neurotipos que requieren acompañamiento humano y metodología sensibles.
La educación No ocurre en el vacío. Ocurre en cuerpos, en casas, en vínculos. Y muchas veces, esos cuerpos están mal alimentados, esas casas son espacios de violencia o precariedad, y esos vínculos están rotos o ausentes. ¿Cómo se supone que se aprende así?
El desafío de la nueva normativa respaldada por hechos
En este contexto, la noticia reciente en Red+ Noticias marca un punto de inflexión. La ley ahora obliga a los colegios —públicos y privados— a garantizar clases virtuales como un derecho fundamental para estudiantes que enfrenten condiciones excepcionales. Ya No es una opción: es una obligación legal. La medida está respaldada por el Decreto 1860 de 1994 y el Decreto 1075 de 2015, que reconocen que la presencialidad No puede ser la única vía válida para aprender y que todos los residentes tienen derecho a la educación.
Esta decisión legislativa responde a una realidad que No puede seguir ignorándose. La ley busca corregir la exclusión de cientos de miles de estudiantes en Colombia que están fuera del sistema escolar por razones ajenas a su voluntad. Sin embargo, también plantea un reto enorme. Implementar clases virtuales dignas No significa enviar tareas por WhatsApp o cualquier tipo de plataforma dentro del ecosistema digital y ciberespacio. Significa rediseñar métodos pedagógicos, formar a los docentes, garantizar plataformas funcionales y asegurar que el aprendizaje sea significativo.
Los docentes también enfrentan desafíos enormes. Muchos no tienen condiciones dignas para enseñar a distancia, ni el tiempo para acompañar a cada estudiante según su neurotipo. La relación pedagógica No es solo transmisión de información: es vínculo, es cuidado, es presencia.
Mi postura: los diagnósticos como herramienta
Estoy convencida de que para una gran parte de los neurotipos, lo que hay en internet puede ser útil. Aunque también sé que hay quienes necesitan mucho más: acompañamiento humano, pedagogías adaptadas, vínculos reales. No obstante, seguimos diseñando sistemas que suponen que todos pueden aprender igual, solos, frente a una pantalla.
Aquí es donde mi voz se une con la reflexión de la autora A. Cook (2024). Ella plantea que las conceptualizaciones reductivas de Las neurodiversidades limitan la capacidad de los docentes para adaptar sus estrategias. Sin embargo, me surge una observación crítica. Cook critica que el apoyo especializado dependa de un diagnóstico. Si bien estoy de acuerdo en que no debemos forzar la normalización ni depender exclusivamente de una etiqueta, me preocupa que se subestime la necesidad real de adaptaciones. Desde mi perspectiva, los diagnósticos no son el problema, sino el uso que se les da. Se trata de usar las etiquetas de manera Neuroafirmativa, No para estigmatizar, sino para informar sobre necesidades específicas y permitir una adecuación respetuosa del entorno.
La urgencia de una educación Neuroafirmativa
La educación virtual es una idea buenísima. Sin embargo, de no llevarse a cabo de una manera idónea, podría ser un desafío mayor y ahondar el problema de la desigualdad. Lo que está mal es que la implementen sin sensibilidad, sin estrategia, sin justicia, sin herramientas, procesos y oportunidades idóneas para que sea efectiva y realmente disminuya la problemática de la falta de escolarización y aumente las posibilidades de aprendizaje.
Aquí es vital diferenciar la educación virtual, que debe contar con aulas virtuales en las plataformas —cada plataforma digital representa un espacio físico y, en consecuencia, debería tener un aula virtual con horarios acordados y procesos de acompañamiento como si fuera presencial—, de la educación a distancia o remota, que a menudo es un trabajo autodidacta con muy pocas herramientas para hacerlo y muchas veces sin clases de fondo. En Colombia, no se suele hacer esta diferenciación, y la mayoría de las metodologías de formación virtual se convierten automáticamente en remotas y a distancia. Esto es problemático para quienes no son autodidactas y tienen necesidades diferenciales para su proceso de metacognición, lo cual es difícil con los adultos y mucho más con los niños, niñas y adolescentes.
Las TIC pueden ser parte de la solución si se usan con conciencia ética, con respeto por la diversidad cognitiva y con un compromiso real por el derecho a aprender.
Además, es urgente hablar de una educación Neuroafirmativa en todos los niveles y formatos. Desde los noventa, muchas personas con Las neurodiversidades han vivido sin saberlo. Yo supe y fui consciente de mi neuro divergencia a los 40 y solo a los 46 pude tener el privilegio de los diagnósticos. Hay personas que reciben su diagnóstico a los 50, a los 60, e incluso más tarde. Esto no solo afecta a estudiantes: también hay docentes neurodivergentes que ni siquiera lo saben. Pensar en el bienestar cognitivo, emocional y social de quienes enseñan es tan urgente como pensar en quienes aprenden.
Es necesario construir una política social educativa posibilista, que incluya herramientas, procesos y oportunidades para una sociedad Neuroafirmativa. Una sociedad que reconozca la diversidad desde la experiencia del aprendizaje y también desde la experiencia de la enseñanza. Como señala el artículo “Las neurodivergencias: una revisión del concepto en la educación superior hispanohablante” de Amador Fierros et al. (2021), la verdadera flexibilidad no se logra con horarios adaptados, sino rompiendo con la homogeneización para construir una pedagogía que valore y se nutra de los saberes, experiencias y culturas propias de cada persona.
Al final de esta reflexión, quiero compartir algo que No siempre se dice en voz alta. Soy una mujer autista tipo 2, con alta sensibilidad. También he visto el mundo como disléxica, disgráfica, con algo de discalculia y otras condiciones que, aunque difíciles de nombrar, han sido parte de mi forma de aprender, de sentir, de existir. Contarlo puede parecer revictimizante. Nadie debería tener que hablar de estas cosas tan abiertamente. Sin embargo, ahora es el momento de hacerlo mientras que abrimos camino a una sociedad Neuroafirmativa donde nadie tenga que hablar sobre estas situaciones y vivir vulnerable ante una sociedad excluyente, clasista y profundamente capacitista.
Es por eso que guardar silencio para mí No es opción. Hablo desde el conocimiento hecho piel, desde la experiencia encarnada, porque sé que lo personal es político. Y al contar estas cosas, sé que puedo estar alineando la vida de otras personas, especialmente de niños, niñas, jóvenes y todas las personas que vienen atrás en su proceso de auto reconocimiento neurodivergente.
Mi historia No es excepción: es testimonio. Y como tal, merece ser dicha.
Colofón: El camino apenas comienza
Quiero cerrar esta columna invitando a la acción. La normativa que mencioné es un reflejo de que el mundo está cambiando, impulsado en gran medida por la labor de la UNESCO para que los países adopten medidas que garanticen una educación inclusiva. La educación virtual es una herramienta poderosa, sí, no obstanteNo la solución definitiva.
El verdadero trabajo comienza ahora, en las aulas y en las mentes de todas y todos nosotros, reconociendo que cada persona merece una educación digna.
Agradezco su tiempo de lectura y su disposición a reflexionar conmigo sobre estos temas. Para quienes deseen profundizar, aquí les comparto lo que llevo de mi trabajo de investigación en el primer semestre de maestría en educación e interculturalidad con énfasis en inclusión:
Sigamos en este camino de construcción y aprendizaje.
Mar Candela
Periodista Para el desarrollo humano – Comunicadora para la vida y las resistencias. Edu comunicadora , Escribidora, disléxica , neuro divergente, Autista. madre. esposa ,Ama de casa . Ácrata
Quién propuso la iniciativa de Feminismo Artesanal – Expositora de opinión y este es un espacio de reflexiones desordenada con textos largos.
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