Los activismos que me atraviesan desde que tengo dieciséis años me obligan a participar de la defensa de la justicia en todo tiempo.

A Petro se le olvidó que la televisión pública importa

 

Pude salir un rato el pasado viernes diecinueve de enero del año en curso y ser testigo de la presencia de decenas de mujeres valientes que decidieron pararse frente a RTVC mientras que Morris estaba saludando al Papa junto al presidente e ignorando a las mujeres que lo confrontan.

Tuve acceso a  testimonios de varias mujeres que estaban aterradas y no querían dar su nombre ni exponer su rostro.

Después de años de no salir a manifestarme en las calles por dificultad de tiempo y ánimo,  decidí acompañar un plantón en contra de la presunta violencia basada en género y laboral por la cual está señalado públicamente Hollman Morris.

Nuevamente  personas decidieron salir a alzar su voz.

Como periodista cumplí con mi deber ético de reservar la fuente.

No solamente es mi deber sino es el derecho de las fuentes.

Se trata de su integridad  Y su salud mental.

Éticamente he hecho lo que me corresponde como una periodista comprometida que honra su oficio.

Y como activista feminista también he hecho lo que es correcto:

Lo cual es darle el eco de mi voz a cada una de las denuncias que llegan a mis oídos y acompañar la enunciación de las denuncias que hacen las mujeres que están buscando algo de reparación.

A las mujeres se les cree mientras que se demuestre lo contrario: Ese es el principio ético de toda feminista comprometida con las realidades de las mujeres.

La presunción de inocencia es un derecho jurídico que se conserva en los estrados judiciales y delante de la sociedad civil, pero nosotras las activistas feministas de entrada le tenemos que creer a las mujeres.

Para poner en tela de juicio las voces de las mujeres está el patriarcado NOSOTRAS  estamos para acompañarlas. Como le creemos a las mujeres exigimos el debido proceso en cada caso hasta que se esclarezcan los hechos.

Que un hombre presuntamente maltratador y abusador de mujeres tenga la simpatía de algunas y ellas en teoría recojan  firmas para certificar que el hombre es inocente en realidad No demuestra nada.

Mi deber como feminista siempre será acompañar la enunciación  que hacen las mujeres particularmente por qué soy una orgullosa feminista Artesanal.

Me hice periodista por varias razones la más importante fue porque pienso firmemente que los periodistas somos guardianes de la verdad.

 

 ¿Guardianes de cuál verdad?

Dé la verdad que percibimos, de las realidades y situaciones que alcanzamos a investigar juiciosamente.

Algo que muchas personas no han querido comprender es que esa verdad viene acompañada de toda nuestra humanidad.

Es decir, no somos máquinas.Nos acompaña una subjetividad intrínseca en nuestra condición de análisis que es  limitada debido al simple hecho de ser personas.

Para lograr ver todas las aristas y matices de los acontecimientos necesitaríamos un poder “sobrenatural “y para que la realidad no afecte nuestro hacer  y logremos ser  imparciales sobre los hechos tendríamos que despojarnos de nuestra humanidad.

La única cosa que debe exigirnos la sociedad civil a los periodistas es veracidad, un trabajo riguroso, juicioso y contrastación de la información.

Aquello de exigirnos que nos despojemos de nuestras posiciones éticas frente a la realidad no solamente es injusto e inhumano, sino que es imposible.

Nuestra obligación profesional siempre es decirle a la gente desde dónde hablamos, cuál es el enfoque de la información que estamos otorgando y si existe algún conflicto de interés a la hora de exponer nuestros hallazgos periodísticos o, al cubrir alguna de las circunstancias y acontecimientos que consideramos de interés público.

En el pasado entrevisté a la ex esposa de  Morris  y a otra mujer.

Eso me costó recibir una demanda porque Hollman quiso que el programa no fuera transmitido tratando de practicar censura previa  cuando el material periodístico de opinión estaba respaldado por fuentes dando la cara.

A él no le parecieron ninguna de mis opiniones expuestas y ha pretendido que me retracte de todas las cosas que dije.

Como  no logró su cometido  busca sancionarme por no callar.

Que tiempos difíciles han sido estos años para mi salud mental.

 No he dicho nada que en otros medios de comunicación no haya salido.

En Twitter (x) hice unos comentarios un poquito subidos de tono, pero nada que atentara contra su integridad.

Morris Busca que una feminista colombiana reconocida públicamente se retracte de acompañar la enunciación de las denuncias que algunas mujeres hacen sobre él y ofrezca disculpas por unos trinos que reconozco están técnicamente mal escritos, acalorados y hasta caricaturescos.

Trinos que él afirma le causaron daños irreparables en su vida política.

Todo lo que dije en los programas que produzco para los espacios virtuales en que aparezco sobre  las denuncias a Morris no son algo que nadie haya dicho con otras palabras.

En mi opinión y reitero, es mi opinión no una acusación:

 

 

No puedo evitar pensar que él busca mi retractación solamente para tener una herramienta más en su vida política.

Tengo que ser enfática. Lo digo reiterativa y categóricamente esto es una opinión  no es una denuncia.

Se trata de una sospecha que me surge después de analizar con tranquilidad los hechos

¡En mi opinión!

El amigo del presidente esperaba que Mar Candela una mujer que se hizo periodista a pulso y lo único que tiene como recurso profesional, intelectual, social y político es el eco de su voz les dijera a todas las personas que la siguen en sus diferentes redes sociales y espacios comunicacionales que se retracta de sus trinos, de las opiniones que tiene sobre él, y de haber entrevistado a las mujeres que lo señalaban públicamente y lo hizo  únicamente como una jugada política para  tratar de limpiar su  nombre.

Muchas ya sabemos que nuestro movimiento y causa justa se convirtió en una herramienta partidista más. Y varios de ellos saben que el feminismo genera grandes réditos en sus carreras.

El feminismo posmodernista es decir ; el actual . Hoy es una moda y eso no sería malo si algunas personas  no usaran al feminismo para despojar a las mujeres del poder ganado sobre ellas mismas.

Sí me retractaba públicamente él saldría a decirle al país que una reconocida defensora de los derechos de las mujeres tuvo que recular su trabajo.

Estoy completamente orgullosa por la dignidad de mi labor.

Me hice comunicadora para las resistencias y periodista para el desarrollo humano única y exclusivamente para ser guardiana de la verdad y poder acompañar procesos de Justicia social.

Aunque ha sido difícil la incertidumbre sobre mi caso.

No me arrepiento de ninguno de estos minutos, días, semanas y años acompañada de ansiedad y de depresión a causa de la incertidumbre jurídica

.Me siento tranquila con mi conciencia por resistir a favor de la verdad, la justicia y la reparación para las mujeres.

Mi trasegar se lo debo a todas y cada una de las mujeres que están exigiendo verdad, justicia y reparación.

Para mí casi todo lo personal es político.No sé, ni quiero aprender a despersonalizar la política

Todos los activismos son personales y políticos porque atraviesan la piel, porque la justicia No se puede reparar si no se entiende ni dimensiona la realidad.

No salí de la pobreza extrema y del mismísimo infierno para que después de encontrar mi voz propia y el poder sobre mí misma La potencia de mi voz pierda su valor.

No salí “del sin lugar” Para que después de obtener la posibilidad de seguir tejiendo y destejiendo mi realidad para  lograr desde ahí ayudar a otras a hacer lo mismo; mí voz sea reducida a simple ruido por el poder de un presunto maltratador y abusador.

No he cogido mi propio lugar en el mundo con mis manos para qué el amigo del presidente me despoje de un solo plumazo del valor político que ha adquirido mi voz exponiéndome como a una periodista dudosa.

Quitándome el valor profesional que he ganado trabajando sin vender principios.

Es posible que algunas compañeras por miedo se retracten para descansar mentalmente.

Pero en mi caso eso era un suicidio profesional y social que me negué a ejecutar.

Después de escuchar las declaraciones transmitidas en una emisora es inevitable que me tiemblen las piernas, que deje de sentir ansiedad y angustia por lo que quizá puede suceder en el futuro.

Fue desgarrador escuchar todos y cada uno de los testimonios.

Sentí preocupación por lo que pueda suceder a los seres que amo o, a mí.

Durante años he gritado en las calles y he escrito en diferentes espacios.

También he grabado reflexiones recomendándole a las mujeres que cuando el miedo las asfixie griten más fuerte.

Escribir este ensayo me está costando porque genuinamente tengo temor. Aun así, cumplo con lo que considero mi deber ético que es ser mi propio discurso.

He recomendado a las mujeres que no denuncien cuando no tienen herramientas suficientes para defenderse.

Que hagan procesos de investigación, y recolecten hallazgos que evidencian los sucesos antes de enfrentarse a aquellos que abusan del poder y tienen privilegios para despojar a las mujeres de toda su dignidad humana.

Todo este proceso me ha enseñado que no es tan fácil recolectar estos hallazgos debido a que a veces los opresores ganan amistades convenientes que los defienden porque ocasionalmente las mujeres dejan pasar hechos sin grabar los acontecimientos y sin testigos, en no pocas ocasiones asumir el reto de denunciar es despojarnos de la dignidad que queda después de haber sido inferiorizadas.

Es soportar las sonrisas de victoria de los presuntos abusadores en medio de un aparato jurídico complejo y con justicia paquidérmica que configura batallas que una mujer sin recursos ni económicos, ni profesionales, sin herramientas, sin amigos y sin salud mental continúa viviendo su cotidianidad sabiéndose caso fallido.

 Es estar derrotada sin tener una oportunidad real para ganar.

Hoy estoy escribiendo no solamente para desahogar mi propia angustia ya que presiento que quieren despojarme del valor de mi palabra, que quieren destruir la consistencia de los veinticuatro años de activismo que he recorrido a favor de la justicia pretendiendo usar mi nombre como escudo en contra de otras denuncias y como agua que les lave la cara a presuntos machos opresores.

No se trata solamente de mí y de esta sensación agobiante que les describo.

 Se trata de todas y cada una de las mujeres que no tienen el privilegio del cual gozo, es decir; no tienen una voz genuinamente propia, disidente y pública, una voz  que cuenta con la credibilidad de decenas de personas.

Por ellas, por las mujeres que quisieran decir todo lo que les ha sucedido sin miedo,  que quisieran poder “romperlo todo” con tal de encontrar justicia.

Pero tienen miedo y no tienen las herramientas para hacerse escuchar.

Por ellas tengo que escribir hoy, aunque escribir pueda tener consecuencias.

Hoy acompaño a esas mujeres que fueron despojadas de su paz mental con estas circunstancias vividas.

A las mujeres conocidas y desconocidas que están luchando por ser escuchadas y que han pasado por años de angustia tratando de ver algo de justicia las abrazo.

Algunas de ellas ya salieron a los medios a hablar.

Me alegra que hayan encontrado la fortaleza para hacerlo.

Acompañarnos mutuamente es un reto.

El feminismo es una resistencia colectiva y paradójicamente es una lucha individual.

No todas podemos dar la batalla de la misma forma porque muchas veces no tenemos suficientes herramientas de poder.

Para eso nació feminismo Artesanal para tejer un espacio que genere herramientas y oportunidades que permitan que ninguna mujer se quede atrás en la búsqueda de su lugar en “el mundo” y una vida libre de injusticia y violencia.

Acá estaré mientras que tenga vida para seguir tejiendo el camino con todas las que sea posible.

Estaremos acompañándonos pese a las contrariedades, contradicciones e incluso las diferencias dentro del feminismo el cual es multicultural, interdisciplinar, interpartidista y por sobre todas las cosas autónomo.

Aquí estaré a pesar de los momentos difíciles.

En este tejido de feminismo Artesanal nos respaldáremos para vivir como mujeres putamente libres.

No estoy dispuesta a permitir que un presunto macho maltratador manosee mi nombre el cual no me lo gané en una rifa.

Lo trabajé día tras día con el ánimo de que fuera un nombre usado para la justicia social.

Podría evitarme toda la ansiedad y la depresión que he experimentado a razón de cumplir con mi deber retractándome para saltarme este tedioso proceso.

Pude evitarme todo lo que en mi opinión es una persecución jurídica y política de la cual me encuentro presa simplemente cediendo el valor y la dignidad de mi nombre a favor de un presunto macho opresor.

Agradezco a mi abogado el señor Iván Cancino quién me ha acompañado sin ánimo de lucro estos años porque sin contar con la tranquilidad de su respaldo estaría en este momento enfrentando una crisis de salud mental debido a lo que en mi criterio es violencia política.

Tenga el nombre que tenga y sea quien sea el macho utilitarista que pretenda doblegar el liderazgo y la marca personal de alguna mujer lo único que merece es resistencia.

En un país serio políticamente. Donde claramente se estipula que la violencia hacia las mujeres no es un asunto privado sino público.

En un país donde el verdadero progresismo este gobernando no tendríamos que explicar que la gran mayoría de asuntos personales son políticos.

En el Gobierno de Gustavo Petro nadie imaginó que íbamos a tener que presenciar denuncias sobre violencias de algún tipo ejercidas por funcionarios públicos o políticos del partido.

Este gobierno tenía el deber ético de exigirle a todos sus servidores públicos y miembros del partido no participar de proselitismo ni ejercer ningún cargo público mientras esté siendo investigado por violencias o corrupción

Nadie le está negando los derechos políticos a Morris quien ha sido periodista, activista, político y funcionario público con una gran trayectoria en defensa de los DDHH  – Hollman tiene clarísimo que ninguna mujer puede despojarle de sus derechos políticos.

Acá lo que las mujeres queremos es una respuesta contundente sobre los hechos y esa respuesta simplemente es que el señor Morris pase por un debido proceso qué esclarezca y determine la responsabilidad o la Inocencia suya.

Es triste y más qué triste es absolutamente decepcionante ver como algunas mujeres han matriculado al feminismo a sus partidos y para ellas el machismo es un collar que se pone y se quita.

Para ellas según la ocasión las denuncias de algunas mujeres son válidas mientras que las de las otras No.

De ninguna manera deberíamos tener un feminismo acomodado.

No vi a ninguna de las supuestas cuatrocientas mujeres que meten las manos en el fuego por defender a  Morris haciendo una manifestación en defensa a quien consideran impoluto.

No vi a ninguna de las congresistas que firmaron la carta mirando a los ojos a otras mujeres, a las mujeres en el plantón deslegitimando sus voces que enuncian rabia y dolor contra un presunto abusador

Por otro lado:

Vi a decenas de mujeres junto a la representante a la Cámara Jennifer Pedraza Alzando su voz a favor de la justicia.

Decenas de mujeres exigiendo respuestas de fondo sobre los casos de denuncias hechas a Morris.

No me arrepiento de haber hecho mi trabajo la entrevista que realicé  a Patricia Casas  y el diálogo público que sostuve con otra mujer que denunciaba atropellos en su momento .Hoy están más vigentes que nunca.

Nuevamente tengo que decirle al amigo del presidente:

Retractación No concedida.

 

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