Antes de tener la oportunidad de escribir en los blogs de El Espectador, ya había descrito en un cómic lo frustrante que puede ser que un taxista se niegue a prestar el servicio con cualquier excusa chichipata. De ahora en adelante estaré publicando acá en este espacio y, como primera entrada al blog, quiero mostrarles como podemos pagarles con su propia moneda a este tipo de conductores. ¡Como usuarios tenemos el poder!
