En el corazón de la historia musical de Colombia hay un legado que ha sido silenciado, nombres que el tiempo y el olvido han dejado al margen. Pero el pianista Lezlye Berrío decidió desafiar ese silencio. En su búsqueda incesante de partituras extraviadas, de manuscritos olvidados y melodías que no encontraron su eco, ha rescatado la obra de 16 compositoras colombianas. Un esfuerzo, que abarca siglos de historia, no es solamente una recuperación musical, sino un acto de justicia artística hacía las mujeres compositoras.

La música de ellas es compuesta entre el siglo XIX y el XX, un período en el que las mujeres apenas encontraban espacios para desarrollar su música. Muchas de estas piezas, fueron escritas en los estilos de la polka, la danza, la mazurka, el vals o el pasillo, nunca fueron publicadas o, en el mejor de los casos, tuvieron ediciones limitadas que se convirtieron en reliquias olvidadas e inaccesibles. Sin embargo, en sus notas viven los ecos de un país, de una sensibilidad, de una historia femenina no contada a través del lenguaje del piano.

Lezlye Berrío, con la paciencia de un arqueólogo y la pasión de un alquimista sonoro, ha decidido ser el pionero intérprete en llevar estas obras a la actualidad. “Es muy importante descubrir, así como dar a conocer legados de obras de mujeres compositoras, que además de no ser reconocidas en su tiempo, sí lo pueden ser hoy en día”, explica.

El proyecto de Berrío es ambicioso y no se detiene. En 2025, se embarcará en la grabación de cinco trabajos discográficos adicionales, dedicados a compositoras como Josefina Acosta de Barón, Emma Perea de la Cruz, Gabriela Vélez de Sánchez, Isabel Farreras de Pedraza y Jacqueline Nova. Con estas grabaciones, el pianista logrará dar vida a un total de 44 obras inéditas, ampliando así la memoria sonora de Colombia.

“Estas músicas, muchas veces ignoradas por no pertenecer a los circuitos tradicionales de concierto, terminan siendo piezas de museo petrificadas. Pero crear un puente a través de la grabación es darles una segunda oportunidad, un renacer”, dice Berrío con entusiasmo. Para él, no se trata solo de interpretar, sino de devolver estas obras a la esfera pública, hacerlas accesibles a estudiantes, investigadores y amantes del piano en Colombia.

Mientras hablamos, decide sentarse en el piano, en una sala iluminada por una dulce luz y con paredes llenas de arte, Lezlye acaricia las teclas con una reverencia casi devocional. Y la melodía que emerge no es de Chopin ni de Liszt, sino de Emma Perea de la Cruz. Sus notas flotan en el aire como un eco de la historia, una historia que, hasta ahora, pocos han podido escuchar.

¿Quién es Emma Perea de la Cruz? Una compositora viajera, nacida en Bogotá en 1889, vivió entre recitales, viajes y partituras. Tocó en París, Washington y la NBC de Nueva York, dejando huellas imborrables en cada escenario. Ella decía que cada una de sus 36 composiciones era un episodio de su vida, como si la música fuera su diario personal. Su bambuco A orillas del Magdalena es una postal nostálgica de un país que siempre llevó en la sangre, incluso cuando la distancia la alejaba físicamente de su tierra.

Dieciséis compositoras colombianas, setenta y una obras. Ese es el universo que Berrío ha desempolvado y traído de vuelta al presente, con 44 aún por grabar. El trabajo de Berrío no es solo un acto de justicia musical, sino también una reconstrucción de la memoria de mujeres que, contra todo pronóstico en esa Colombia de hombres, crearon, dirigieron y dejaron una huella imborrable en la música del país. Sin embargo, sus nombres permanecieron ocultos en la historia.

Por eso, nombres como Josefa Tanco, Teresa Tanco, Mercedes Párraga, Isabel Argáez Ferro, Aura Moncada Terán, Abigail Silva, Carmen Manrique de Quintero, Josefina Acosta de Barón, Emma Perea de la Cruz y Jacqueline Nova se encuentran entre las compositoras cuyas obras han sido recuperadas. Sus composiciones que van desde valses hasta zarzuelas, reflejan no solamente su virtuosismo musical, sino la lucha silenciosa que enfrentaron en su tiempo para ser reconocidas.

En la Bogotá de mediados del siglo XIX. En los salones de la élite santafereña, donde la música era un signo de refinamiento, Josefa Tanco deslizaba sus dedos sobre las teclas del piano con destreza. Su nombre aparece en los programas de la Sociedad Filarmónica de Bogotá, donde interpretó obras de Liszt y Pixis. Se le atribuyen dos valses, “El ramillete” y “El escrúpulo”, publicados en El Neo-Granadino. Una mujer componiendo en el siglo XIX era, en sí misma, un acto transgresor.

Décadas después, Teresa Tanco sobresalió no solo por su virtuosismo en el piano, sino también por su habilidad en instrumentos como el violín, oboe, arpa y tiple. Fue autora de la zarzuela Similia Similibus, que se estrenó el 15 de octubre de 1883, día de su cumpleaños y que fue un hito inusual para una obra creada por una mujer en Colombia.

El vals, símbolo de la aristocracia musical de esa época, fue el lenguaje de Isabel Argáez Ferro. Sus composiciones, que fueron publicadas en el Papel Periódico en 1886, se entrelazaban con la poesía y el amor. Se dice que José Asunción Silva le dedicó su Nocturno, un amor que quedó escrito en notas y versos.

Mientras tanto, Josefina Acosta de Barón, además de componer música coral y religiosa, es conocida por su virtuosa obra Las estaciones y también fundó el Centro Musical de Chapinero, marcando un hito en la enseñanza musical en Bogotá.

Es de resaltar a Isabel Farreras de Pedraza, pianista de finales del siglo XIX, quien no solo compuso, sino que abrió espacios para otras mujeres en un medio dominado por hombres. Ella dirigió la página musical del periódico Mundo al Día, permitiendo con esto que muchas compositoras pudieran publicar su música. Algunas de obras editadas son Desencantos, Plegaria a la Virgen y el bambuco Peñas Arriba. Sus composiciones siguen resonando en cada pentagrama de la historia musical colombiana.

Otras compositoras, como Aura Moncada Terán y Carmen Manrique de Quintero, fueron prolíficas en géneros populares en su época con la creación de pasillos, ragtimes y danzas. Manrique de Quintero, de hecho, dejó un legado de 31 piezas para piano, muchas de ellas dispersas en archivos nacionales.

Pero no todas las compositoras de esta historia nacieron en el siglo XIX. Jacqueline Nova, belga de nacimiento y colombiana de origen y alma, marcó la vanguardia musical del país en los años sesenta. Sus obras han sido interpretadas por orquestas como la Orquesta Sinfónica de Colombia y Washington National Symphony Orchestra, llevando sus composiciones a escenarios como el Latin American Music Festival y el Symposium of American Music en Estados Unidos. En un mundo donde las mujeres apenas encontraban espacio en la música clásica, Nova rompió barreras con su trabajo en la Radiodifusora Nacional y con su grupo Nueva Música.

El rescate de estas obras no es solo un ejercicio de arqueología musical, sino un acto de resistencia y apoyo al trabajo de las compositoras colombianas. En cada acorde interpretado por Berrío resurge una voz que se negó a ser apagada. No se trata solo de la recuperación de unas partituras olvidadas en archivos olvidados y polvorientos, sino de devolverle a estas compositoras el lugar que siempre debieron ocupar.

“Me siento abanderado de una causa sin necesidad de misión, porque me entretengo como Aureliano Buendía en su laboratorio, descubriendo cada una de estas obras”, confiesa. En su piano, las notas dormidas de estas compositoras cobran vida nuevamente.

Escuchar a estas mujeres es escuchar la historia de un país que, por años, relegó el talento de ellas a notas al pie de página.  Para Colombia, este trabajo significa recuperar una parte de su identidad cultural. En un país donde la historia de la música ha sido dominada por nombres masculinos, esta iniciativa de Lezlye Berrío resalta la existencia de un repertorio femenino que estuvo en las sombras por demasiado tiempo.

En la conmemoración del 8 de marzo, esta es una historia de resistencia, memoria y un acto de reivindicación que suena en cada nota que Lezlye Berrío toca.

 

Les comparto una playlist con la música de ellas: 

 

 

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