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Publicado el Paula Castillo Lenis

¿Agresión o libre expresión?

En este país cada día se confunde más la agresión con la libertad de expresión
En este país cada día se confunde más la agresión con la libertad de expresión.

A diario se ven y se leen miles de mensajes, memes, videos y piezas cargadas de odio en las redes sociales en las que se ataca y se agrede sin piedad, sin ninguna consideración. Como si fuéramos jueces de las acciones de los demás.

Se ha convertido en un deporte nacional alegrarse por la desgracia ajena, por los fracasos del otro, por las luchas internas que cada uno debe cargar. Y no nos damos cuenta que esas pesadas maletas que los seres humanos llevamos a cuestas, así sean males buscados (como dirían las mamás), la vida misma se encarga de ponerlas en su lugar.

Pero hay quienes disfrutan perder su tiempo y sus energías hablando una y otra vez del castigo que merece X o Y, porque hizo o porque dejó de hacer. Algunos se escudan diciendo que no se trata de desearle el mal a nadie, sino que se trata de justicia. Como si la justicia divina no existiera.

Sorprende ver y escuchar a grandes profesionales, que trabajan en reconocidas empresas del país, o que hacen sus veces de funcionarios públicos, expresándose de manera destructiva y despectiva a través de sus redes sociales. Evidenciando que pesan más los apasionamientos y la euforia momentánea que años de formación profesional; que se nublan al dejarse llevar por la masa enardecida que siente tener por momentos el control de las situaciones, desconociendo que solo funcionan como títeres de la sociedad, porque lo que se quiere es pan y circo.

Nadie está negando ni coartando la libre expresión, nadie está diciendo que no se pueda opinar. Pero lo que se debe entender es que hay que aprender a opinar, sin agredir y sin destruir. ¿Qué necesidad hay de exponerse mediáticamente sin ningún propósito, diferente al de atacar? Este país ya tiene bastantes incendios que apagar como para que nuestras opiniones en caliente lo incendien más.

Es incoherente que muchos se muestren como fervientes impulsores de la paz y utilicen sus redes sociales para generar guerras verbales. Y pobre de aquellos que piensan diferente y no comparten su posición porque se ven sometidos a un linchamiento desenfrenado.

Los mensajes llenos de odio en las plataformas digitales solo dejan ver lo dañado que puede estar por dentro el emisor. Esa frase tan cliché que siempre se oye: pensar antes de actuar, se volvió paisaje, pero no porque se aplique, sino porque nadie la ha tomado en cuenta. Porque es más fácil ser visceral y después pedir perdón, cuando ya todo está roto por dentro.

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