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Una pandemia regresiva para la educación en Colombia


Por cuenta del COVID 19, las profundas y estructurales brechas sociales y económicas de la sociedad colombiana se han evidenciado una vez más. Como consecuencia de la pandemia, éstas se profundizarán, dado que serán los hogares vulnerables los más afectados, como lo muestran los datos obtenidos en la Encuesta nacional sobre los efectos de la cuarentena en los hogares realizada a 1.000 hogares de todos los departamentos del país por las firmas E-VALUAR SAS, ISEGORIA y Fundación Etnollano[1].

Los gobiernos del mundo ordenaron el aislamiento obligatorio para reducir la velocidad de la propagación del virus. En Colombia, en donde la educación básica y media involucra a 2 de cada 5 personas, desde el 16 de marzo los 9.916.546 estudiantes y los 478.398 directivos y docentes que diariamente asistían a 53.202[2] planteles, se encuentran ahora en sus hogares, como consecuencia del COVID 19.

El 80,4% de los estudiantes están vinculados a colegios públicos y el restante 19,6% a privados y el 23,7% a colegios de zonas rurales. Son 447.885 docentes de aula, de los cuales 71% están asociados al sector público y 29% al privado y 27,8% laboran en la zona rural. Estos promedios, como sucede con otros aspectos socioeconómicos, esconden grandes diferencias. En Bogotá por ejemplo 53% de la matrícula es pública y 91% urbana[3].

Desarrollar el proceso de aprendizaje, propio de los colegios, desde los hogares tiene varias implicaciones para la comunidad educativa. A continuación se analizan cuatro aspectos relevantes. En primer lugar, docentes y estudiantes requieren acceso a conexión de internet y a herramientas digitales para mantener la trayectoria de aprendizaje de los estudiantes.

De acuerdo con la Encuesta nacional sobre los efectos de la cuarentena en los hogares, en promedio, 4,3 de cada 10 hogares en los que hay estudiantes, identifica la falta de internet o de computadores como una dificultad para estudiar durante la cuarentena.Y se evidencian diferencias importantes por tipo de hogar. Esta dificultad asciende 5 de cada 10 hogares de la Amazonía-Orinoquía y el Litoral Pacífico(AOLOP)[4]. Por su parte, en los hogares en que la Encuesta fue respondida por personas con educación superior, no tienen acceso a internet 3,5 de cada 10 hogares.

Al abordar el indicador de acceso a internet y herramientas digitales, específicamente para estudiantes a partir de datos oficiales de 2018, se encuentra que 63% de los estudiantes de grado 11 y 57% de los de grado 9 de colegios públicos que presentaron las pruebas SABER no tenían ni internet ni computadores en sus casas (Pérez, 2020).

En Bogotá, el 37% de los estudiantes no tiene internet[5] y, por lo tanto, no pueden acceder por ese medio a la estrategia virtual Aprenda en Casa[6]. En muchos hogares, el chat ha sido el principal medio para comunicar a docentes y estudiantes como lo muestran testimonios de éstos últimos[7]. Así, hay una proporción importante de estudiantes que no tienen acceso a la educación virtual a través de conexión a internet, presentando esta situación mayores magnitudes en ciertas regiones y zonas rurales[8].

En segundo lugar, estudiantes y docentes deben disponer de competencias digitales. Sin embargo, en Colombia, la competencia digital no se ha incluido en primaria y sólo parcialmente en secundaria y media como una competencia transversal en la educación pública (Pérez, 2020)[9].

Por otra parte, para el 48% de los rectores de colegios del sector público y 12% de los privados, los docentes no cuentan con las habilidades técnicas y pedagógicas para la educación virtual[10]. De lo anterior, se concluye que estudiantes y docentes han tenido que afrontar la virtualidad durante la cuarentena sin contar con las competencias necesarias.

En tercer lugar, los docentes necesitan formular un plan pedagógico y los estudiantes disponer de un ambiente propicio para desarrollarlo. Aunque los docentes hacen esfuerzos importantes no siempre disponen de los conocimientos y competencias que les permitan diseñar estrategias pedagógicas y materiales didácticos adecuados para la virtualidad,efectivos comunicativamente y que motiven a los estudiantes.Cárdenas (2020)[11] afirma que “ser un buen maestro en la presencialidad no necesaria significa ser un buen maestro en la virtualidad”.

Los estudiantes, de acuerdo con la Encuesta nacional sobre los efectos de la cuarentena en los hogares, enfrentan dificultades para continuar su aprendizaje en la casa. Se evidencia que, en promedio, 9 de cada 10 hogares tienen dificultades para que los estudiantes sigan el proceso pedagógico en su hogar.

Esto se compara con 9,5 de cada 10 en la AOLP y 8,8 de cada 10 en hogares donde quien responde la Encuesta cuenta con educación superior.En relación con las dificultades, en cerca de 4 de cada 10 hogares refieren que no disponen de espacios adecuados para estudiar[12], superior para hogares donde hay jóvenes (4,6 de cada 10). Además, en casi 2 de cada 10 hogares no cuentan con guías o materiales de estudio; esta situación se presenta en 2,2 de cada 10 hogares en los que hay jóvenes.

Por otra parte, en 4 de cada 10 hogares consideran que las instrucciones que reciben los estudiantes de parte de los docentes no son claras. Esta situación es más recurrente en los hogares con jóvenes y los situados en AOLP, en cerca de 5 y 4,2 hogares de cada 10, respectivamente.

En relación con el tiempo, la Encuesta encuentra que en 6,3 de cada 10 hogares consideran que los estudiantes destinan la misma cantidad de tiempo o más a la educación que antes de la cuarentena. Esto último podría explicarse en que la cantidad de actividades y tareas, en muchos casos,se ha incrementado. Igualmente, la Encuesta revela que solo 4 de cada 10 estudiantes siente entusiasmo frente a las actividades educativas en la casa, aunque se presentan diferencias importantes frente a hogares con jóvenes (2 de cada 10) y los ubicados en la Amazonía, la Orinoquía y el Litoral Pacífico (2,5 de cada 10).

En cuarto lugar, un aspecto que ha sido importante y abordado por todas las secretarías de educación del país es la garantía de la alimentación escolar, condición fundamental para realizar la educación en la casa[13].En Bogotá, por ejemplo, se entregaron 646.832 complementos alimenticios a 187 mil estudiantes y posteriormente, se entregaron bonos por 50 mil pesos para redimir en 400 establecimientos[14].

Por su parte, el secretario de Yopal afirma “A todos los estudiantes les estamos cumpliendo con el Plan de Alimentación Escolar, PAE, el cual consta de un paquete nutricional para 20 días.”[15]Si bien se han hecho esfuerzos desde el sector educativo, de acuerdo con la Encuesta, en 38% del total hogares que la respondió, la comida disponible ha disminuido.

A continuación, se presentan algunos retos que debe enfrentar el sector educativo a partir del mes de junio cuando inicia la estratégica operativa de la alternancia[16].

En primer lugar, seguramente los objetivos y metas de los procesos de aprendizaje se cumplirán parcialmente[17] y los estudiantes más vulnerables serán los más afectados como, por ejemplo, aquellos que viven en los municipios PDET. Por lo tanto, se necesita aplicar evaluaciones cualitativas para identificar los aspectos a fortalecer en cada uno de los estudiantes y abordarlos mediante la transformación y flexibilización de los currículos y del desarrollo de estrategias graduales de nivelación que contribuyan a cerrar las brechas.

En segundo lugar, como consecuencia de la cuarentena, aumentará la deserción escolar y se afectará la calidad de la educación. Algunos hogares decidirán que sus hijos contribuyan con las labores del hogar o cuidado de personas e incluso apoyen la generación de ingresos y, en esa medida abandonen el sistema escolar.

Por otra parte, habrá hogares cuyos niños asistían a la educación privada y que ahora van a solicitar cupos en la pública, encontrando que algunas entidades territoriales pueden no disponer de cupos y, por lo tanto, esto afecta también la deserción.En la Encuesta se encontró que en el 15,4% de los hogares durante la cuarentena hubo deserción escolar y una expectativa de deserción futura de las consecuencias económicas de la pandemia de 27,9%. Estas expectativas podrán contribuir a aumentar la tasa de deserción de básica y media del país que estaba en 2017 en 3,5%[18].Las estrategias de búsqueda activa de los estudiantes serán muy relevantes y deberán ser innovadoras dadas las restricciones de movilidad.

Adicionalmente, la restricción del gasto público podría disminuir la inversión en calidad del sector educativo en los próximos años.[19]Por ejemplo, habría menos dotaciones de computadores y de materiales para estudiantes y docentes, así como capacitaciones.

Por otra parte, en muchos hogares, los ingresos pueden disminuir, por lo cual, los gastos de los hogares en libros, computadores, materiales podrían restringirse. En relación con el tema de empleo, en la encuesta se encontró que en promedio el 35% de los encuestados había perdido su trabajo, siendo superior para quienes son bachilleres (50%) e inferior para quienes cuentan con un grado universitario (28%).

En tercer lugar, los docentes se enfrentan al reto de entender y abordar las necesidades socioemocionales de los niños y niñas. La Encuesta mostró que 6 de cada 10 hogares considera que la actitud de los estudiantes frente a la educación durante la cuarentena es de apatía o angustia,[20] situación que se presenta más en hogares con jóvenes (7,2 de cada 10) y situados en el resto del país (6,7 de cada 10). Estos resultados de la Encuesta se alinean con evidencia científica reciente que sugiere que el desarrollo psicológico de los niños se ve limitado por esta situación. Brooks et al. (2020) sugieren que esta situación se presenta por problemas económicos en los hogares, aburrimiento y falta de contacto con sus pares.

En cuanto a la salud física, estudios previos sugieren que los períodos en que los estudiantes están por fuera del colegio aumentan el sedentarismo y la obesidad (Brazendaleet al., 2017). Así, la actual coyuntura podría tener efectos negativos de corto plazo en la salud estudiantes e incluso en el largo plazo, dado que este tipo de afectaciones en los primeros años de vida podrían tener consecuencias sobre la productividad y la salud en la edad adulta (Clark et al., 2020).

Finalmente, también se ha evidenciado que durante la cuarentena se han registrado eventos de reclutamiento forzado, “se registraron siete eventos de reclutamiento en todo el país en los que se vieron afectados 31 niños, niñas y adolescentes”[21].

Urgen, por todo lo anterior, acciones para evitar la profundización de las vulnerabilidades y las desigualdades que genera el COVID 19 en uno de los más importantes entornos protectores de niñas, niños y adolescentes.

NOTAS:

[1] La Encuesta sobre la afectación de los hogares por el COVID 19 es una encuesta online aplicada en una muestra no probabilística entre el 23 de abril y el 18 de mayo de 2020.

[2] Las cifras de los dos primeros párrafos son tomadas del documento Boletín Técnico – Educación Formal (EDUC) 2018 de julio de 2019.

[3]Encuesta Yo me quedo en Casa, Aprendo en Casa de la Secretaría de Educación de Bogotá, mayo 2020.

[4] A lo largo del documento se presentarán resultados específicos para los 414 hogares que tenían estudiantes y que residen en la Amazonía, la Orinoquía y el Litoral Pacífico. Lo anterior, porque se encuentran diferencias estadísticas significativas en esos hogares frente al resto de los hogares que respondieron la encuesta.

[5] Secretaría de Educación de Bogotá, mayo de 2020.

[6]La estrategia virtual Aprenda en Casa diseñada por la Secretaría de Educación del Distrito “tiene como propósito orientar a la comunidad educativa para el diseño de estrategias pedagógicas de flexibilización escolar” para continuar con la educación en los hogares durante la cuarentena …. Y fortalecer el hogar como un espacio de aprendizaje intencionado de corresponsabilidad…”

[7]Webinar Empresarios por la Educación, mayo 2020.

[8] En Colombia, 63.1% de los hogares de las cabeceras y 16.2% de los centros poblados y zonas rurales dispersas no tienen acceso a internet y con grandes diferencias regionales, 23.4% en la Orinoquía y Amazonía, (Encuesta Nacional de Calidad de Vida, 2018).

[9] Razón Pública, mayo 2020, La educación básica y media en la era del coronavirus, Ángel Pérez

[10]Educación: Especiales EL TIEMPO, mayo de 2020, los retos y oportunidades que deja la pandemia. Tomado de PISA 2018.

[11] Rubén Darío Cárdenas Licenciado en Educación – Webinar, Nuevo Paradigma para la Educación. Mayo 21 de 2020 – Universidad Libre.

[12] En la encuesta de la Secretaría de Educación de Bogotá, el 85% de los encuestados dicen que el espacio físico de la casa facilita la concentración.

[13] En el artículo de la revista Semana de mayo de 2020, A la antigua en Yopal, los niños del campo tomarán clases por radio, el secretario de educación de Yopal afirmó que la administración continúa entregando la alimentación escolar “A todos los estudiantes les estamos cumpliendo con el Plan de Alimentación Escolar, PAE, el cual consta de un paquete nutricional para 20 días”.

[14] Revista Semana, abril 2020 “Me preocupa la deserción escolar por la cuarentena”.

[15] Revista Semana, mayo 2020. “A la antigua: en Yopal, niños del campo tomarán clases por radio.”

[16] Esta estrategia se tendría que ajustarse al contexto específico de cada institución educativa, teniendo en cuenta, entre otras, priorizar los estudiantes y docentes que se incorporan a la presencialidad y los que se mantienen en la virtualidad y valorar si cuentan con las condiciones físicas para garantizar la salud de la comunidad educativa, así como la alimentación, el transporte, entre otros.

[17] En la mayoría de los casos los planes de estudio no se completarán y en ningún caso la educación virtual logra reemplazar la presencial, en particular en educación inicial y básica primaria.

[18] La revisión de medios permitió identificar que, por ejemplo, para el caso de Bogotá, el 91% de los estudiantes siguió estudiando durante la cuarentena de acuerdo con la Secretaría de Educación de Bogotá. En el caso del departamento del Magdalena se estima que dejaron de estudiar el 20% de los estudiantes de la básica y media Webinar Fundación Empresarios por la Educación – Región Caribe 29 de mayo de 2020).

[19]El Banco Mundial afirma que los choques económicos tienen efectos en la oferta y la demanda educativa a través de las afectaciones en el gasto de los hogares y los gobiernos. Banco Mundial 2020, The COVID 19 Pandemic: Shocks to education and Policy Responses.

[20] En la encuesta para Bogotá, en el 30% de los casos se considera que la educación en la casa genera angustia en los niños, en 8% molestia y en 1% rabia.

[21] El Espectador, mayo de 2020 “Falta de clases aumentó el reclutamiento forzado en Colombia”. Cifras de la Coalición contra la vinculación de niños, niñas y jóvenes al conflicto armado en Colombia (Coalico).

Escrito por:
Lucía Llanes Valenzuela
Directora Asociada E-VALUAR SAS. MSc en Política Social LSE

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