Mujer y caricaturista

Publicado el Nani

La trampa

Antes de publicar el nuevo artículo, quiero pedir disculpas porque acabo de ver un montón de comentarios en mi bandeja que no han sido publicados, estoy intentando solucionar el tema, porque me ha sido imposible publicarlos.


El camino de no retorno empezó hace más de treinta años, cuando decidimos vender nuestra alma al demonio del capitalismo salvaje, cuando nos importó más tener coche que comida y cuando depositamos toda nuestra confianza en los adelantos tecnológicos y en el desarrollo insostenible.

Dicho así, suena a discurso de abuelo antiprogresista, pero esa es la realidad a la que nos enfrentamos actualmente. ¿Cuánto cuesta parar ahora mismo esa rueda de molino que machaca constantemente y que tanto nos costó poner a trabajar?

¿Cuántos puestos de trabajo hay que sacrificar para limpiar el aire, el suelo, el agua? Un ejemplo más que evidente es el de Greta Thunberg, jugándose la vida en aguas del Atlántico para llegar a tiempo a la cumbre del clima en Madrid. Fiel a sus ideas ha decidido usar un velero para atravesar el Océano sin contaminarlo, si todos los demás hiciéramos lo mismo y no tomáramos un avión o no se usaran estos mismos para mover mercancías, medicinas, maquinaria… la industria colapsaría, habría miles de muertos por hambre porque desde los pilotos, personal de aeropuertos, gente de catering, limpiadores, empresas de transporte, manipuladores de embalajes, todos se quedarían sin trabajo y ese parón desembocaría en el colapso de otras industrias como fichas de dominó.

La pereza que nos domina y el gusto por una sociedad cómoda y de inmediatos nos ha llevado a generar el veneno más letal: el plástico. La humanidad siempre ha soñado con inventar el material eterno, indestructible y ¡oh paradojas de la vida! Lo encontró y no se le ocurrió una idea más brillante que usarlo en objetos de un solo uso, en los mal llamados desechables. Es triste decirlo, pero somos muy tontos.

Parar la industria del plástico, para salvar la humanidad es condenar a la muerte a la humanidad. Entonces ¿Cómo salir de esta trampa que tan primorosamente nos hemos ido tejiendo? Más que cumbres, en donde se reúnen los mismos que no llegaron a nada en la cumbre pasada, donde se gasta mucho en seguridad, decoración, iluminación, hoteles, comidas y por supuesto se genera empleo y movimiento económico para la ciudad, usando las mismas estrategias que se van a criticar y debatir en dicha cumbre.

Más que seguir con el plan súper conocido y tantas veces probado como fallido, se debe tomar el dinero de base que aportan los países participantes y hacer alfabetización ecológica en colegios, parques, universidades, centros de trabajo. Desde luego la ganancia a corto plazo puede que sea menos de la mitad generada por una reunión de peces gordos. Pero también se generaría empleo y lo más importante cambio mental y social.

Una sociedad sostenible pasa por utilizar transportes de bajo o cero consumo de combustible, pasa por trabajar desde casa ahora que ya tenemos Internet, pasa por utilizar parte de nuestro tiempo en cultivar nuestra propia comida o al menos en cuidar los árboles y plantas de zonas comunes de nuestras ciudades. Pasa por ser consientes a la hora de gastar y a la hora de consumir. Sí, estas medidas también harían cambiar nuestra industria y ese es el miedo de los poderosos, por eso, jamás serán implementadas y estamos yendo de cabeza al matadero como borregos.

Recicla, reutiliza, ahorra, gasta con cabeza, valora, economiza, no aceptes empleos al otro lado de la ciudad, no compres lo que no necesitas, no desperdicies vienes tan preciados como agua, usa la bici, camina, siembra. Si no empezamos hoy desde casa nadie lo va a poner en marcha.

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