Mujer y caricaturista

Publicado el Nani

Humo en la cabina y denuncia contra AEROMÉXICO

 

  • El pasado 28 de agosto, aterricé en México Df, después de un largo vuelo proveniente de la ciudad de Madrid. Aprovechando la invitación de Cartonclub, el sindicato de caricaturistas latinoamericanos para participar en el congreso que organizaban, decidí que era una buena oportunidad para ver a mi familia que vive en Los Ángeles.

Parecía una operación sencilla, tomar un vuelo el viernes en la noche para pasar el fin de semana con mi familia y regresar el lunes para estar en la apertura del congreso. Aunque muy cansada, retiré mi equipaje, cambié de terminal y me fui a buscar mi vuelo AM 630 con Aeroméxico. Todo perfecto, en tiempo, sin problemas por exceso de equipaje, ni líquidos, ni retrasos, ni cancelaciones. A las 9:30 subí al avión y me quedé frita (dormida) en la silla con ventanilla de una fila de tres asientos, me sentí un poco agobiada por ese pequeño detalle, pero como era un vuelo corto, no le di la mayor importancia.

Más o menos media hora después de haber despegado, una mujer, unas 5 filas detrás de mi sitio, empezó a gritar: ¡Huele a humo, el avión se quema, huele a humo tenemos que regresar! Yo me desperté sobresaltada, y no sabía muy bien ni dónde estaba, ni qué pasaba. Cuando pude reaccionar, sentí el olor a humo y me vi acorralada por otros pasajeros a mi lado que estaban paralizados por el miedo. A la primera mujer que gritaba se unieron otras voces que pedían lo mismo y que decían que había humo, y que en la turbina del lado derecho habían visto un fogonazo.

La actitud de las azafatas no fue para nada tranquilizadora, rápidamente se pusieron de pie y pidieron abrir las ventanillas para poder mirar hacia afuera y estar pendientes por si veían de nuevo fuego o humo, y así lo comunicaron a otros pasajeros a los que nos pidieron colaboración: » Por favor miren por las ventanillas y nos dicen si ven algo raro».

Mientras tanto, la gente preguntaba a gritos: ¿Ya vamos a aterrizar? ¿Estamos regresando? ¡Que alguien haga algo!. Fueron minutos desesperantes. Efectivamente el avión empezó a regresar, giró 180 grados y al miedo se sumó el mareo, la pasajera que estaba a mi lado pidió una bolsa porque tenía nauseas y muchas otras personas entraron en pánico.

Finalmente, el avión dio el giro y empezó a descender, lo que corroboraba que algo grave pasaba, aunque ya no olía a quemado, las azafatas seguían mirando por las ventanillas, estaban igual de indefensas que los demás. Realmente ante una situación así no se puede hacer mucho, esperar a que se escuche una explosión, afinar el olfato, sentarse lo más recta posible y elaborar mentalmente un plan de escape por encima de los demás pasajeros, el pánico se apodera de tu mente, se te pasan mil ideas por la cabeza, la mayoría no muy positivas, todo lo que escuchas no hace más que empeorar la situación: niños llorando, gente rezando, personas gritando, azafatas asustadas intentando encontrar el fallo…

Finalmente el avión aterrizó de nuevo en México DF, no sin dar un salto contra el asfalto y en medio de los aplausos de todos los pasajeros. Yo no aplaudí, seguía pensando en que algo más podía suceder, el avión podía volver a desprender fuego, se quemaría un ala y el combustible del vuelo no realizado ardería. Si yo aplaudía, tendría las manos ocupadas y no podría estar alerta en caso de emergencia. Mi respiración entrecortada, hacía juego con las caras pálidas que veía a mi alrededor, lágrimas en los ojos, que se secaron al ver que las puertas del avión no se abrían, desde mi ventanilla vi como nos rodearon los bomberos, mucha gente se posesionó alrededor del avión en actitud de emergencia, algunos miraban con una linterna, otros tenían extintores en las manos y otros hablaban por radioteléfonos.

Todo me parecía sospechoso, seguro que no nos están contando todo, los pasajeros empezaron a citar otros casos similares, alguna pasajera comentó que esta aerolínea era de las más inseguras y que seguro nos volverían a mandar en el mismo avión sin saber cuál fue el problema.

Por fin nos dejaron bajar del avión después de unos 20 minutos que se me antojaron eternos, el capitán nos agradeció por nuestra paciencia, y yo no merecí esas gracias, porque paciencia fue lo que menos tuve, estaba enojada, desconcertada y definitivamente no viajaría ni esa misma noche ni al día siguiente, no me sentía con fuerzas para viajar con esa aerolínea sin saber si era el mismo avión.

Llamé a mi familia en California, les conté el percance y luego me puse en contacto con mis amigos en México DF para que alguien viniera a rescatarme. ¡Qué sentido tomaban ahora esos pensamientos que tuve antes de embarcar » me llevo mi tarjeta de crédito por si acaso». Ese por si acaso se refería a invitar a cenar a mi familia, pero en estos momentos yo pensaba en pagar un hotel o pagar un taxi.

Finalmente mi buena amiga Mar, me rescató después de casi dos horas en las que estuve pidiendo información. Fui a recoger mi maleta, hablé con otros pasajeros y gente de la aerolínea, agradecí al cielo que esto me hubiera pasado en un país de habla española y finalmente cuando supuestamente tuve todo atado, me senté en la puerta de llegadas internacionales a esperar a mi amiga y solté alguna lágrima de impotencia.

Mi amiga me llevo a casa de otros grandes amigos, Los Boliganes, donde me recibieron con los brazos abiertos y en donde relaté todo lo sucedido. Debido a la hora, casi las 12 de la noche, me aconsejaron volver al día siguiente, sábado 29 al aeropuerto para gestionar el reembolso, así que después de repasar todos los acontecimientos una y otra vez, después de tomar una crema de zanahoria de mi amiga Sandra y de poder templar el cuerpo, pude conciliar el sueño con ayuda de una pastilla.

El sábado, ya en el aeropuerto, me encontré con que las respuestas eran tan variadas y descabelladas que casi dudé que me hubiera pasado a mí el suceso del día anterior:

-Usted no viajaba el viernes, su vuelo fue hoy a las 6 de la mañana y usted no se presentó y lo perdió, no tiene derecho a reembolso

-Le podemos dar otro vuelo para hoy, pero no hay reembolso.

-No nos consta ninguna avería (de hecho no salió nada en ningún medio) ese vuelo se canceló ayer por retraso y se asignó uno nuevo hoy a las 6 de la mañana.

-Nosotros no hacemos reembolso, tiene que reclamar a la agencia de viajes.

-Usted debe pagar una multa para poder salir de México porque su papel de inmigración se quedó con los documentos del vuelo de ayer que tuvo un fallo.

-Si le vamos a dar el reembolso , pero debe llamar a este número y pedir un código de reembolso ( el teléfono sonaba como inexistente)

Todas estas respuestas, me las dieron en tres salas diferentes en las que literalmente jugaron “ping pong con mi cabeza” y en las que se echaban la culpa unos a otros cuando no negaban el hecho.

Finalmente me enojé mucho, les dije que había jugado con nuestras vidas, que pondría una queja, que tenía todos los documentos, que yo había estado en ese vuelo y que la avería había sucedido. Al escucharme un funcionario se apiadó de mí y me dieron una carta de rembolso, luego milagrosamente una de las empleadas de Aeroméxico, que anteriormente me había contestado mal diciendo que nada de lo que yo decía era cierto y que tenía que pagar la multa, y a la que regresé con un papel firmado por aquel funcionario caritativo, se ofreció personalmente para buscar mi papel en inmigración, oficina en la que también estuve y en la que me dijeron que le papel lo tenía la aerolínea.

Muy sonriente ella volvió con el papel en la mano, me deseó feliz estancia en México, me contó que había hecho el camino de Santiago y que le encantaba España. Yo recibí el papel con la boca abierta y con todo solucionado después de perder la mañana entera luchando contra la burocracia mexicana.

Mi amigo Boligán me explicó después, que es una estrategia que utilizan para que la gente se desanime, desista en su empeño de pedir reembolsos y ellos trabajar lo mínimo, algunas de las respuestas eran incluso inventadas, pero cuando se topan con alguien que insiste y que los confronta, apunta sus nombres no tienen más remedio que hacer su trabajo y reembolsar el dinero.

Buscando luego en Google, me encontré con otros dos casos de humo en las cabinas de aviones de Aeroméxico, y que al igual que mi vuelo, los aviones regresaron. No fue un problema aislado, y espero que no tenga que suceder una desgracia para que alguien tome cartas en el asunto.

A continuación cito noticias que encontre muy similares relativas a este fallo en aviones de Aeroméxico.
http://sipse.com/mundo/olor-humo-cabina-obliga-avion-aeromexico-regresar-los-angeles-130881.html

https://www.youtube.com/watch?v=l16oLB8UN-c

http://eldiariodechihuahua.mx/El_Pais/2015-01-15/Vuelo-de-Aerom%C3%A9xico-aterriza-de-emergencia-en-Mazatl%C3%A1n-tras-falla/78e6a48a5afd00fb5a31f3fee5c75ec4

https://codiceinformativo.com/2015/06/presunta-indicacion-de-humo-provoco-aterrizaje-de-emergencia-de-avion-de-aeromexico-en-irlanda-sct/

http://www.oem.com.mx/elsoldesinaloa/notas/n3684288.htm

http://noticaribe.com.mx/2013/06/17/aterriza-de-emergencia-avion-de-aeromexico-en-aeropuerto-de-cancun-por-humo-en-un-motor/

MAGOLA 477-2

 


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