“Sólo éramos dos gotas idénticas y perdidas, buscándonos en este mar de personas; pero cuando nos encontramos no supimos qué hacer.”
Fuente: Pinterest
Estoy segura que todas alguna vez hemos soñado con conocer a nuestra alma gemela, ese ser que se asemeje tanto a nosotras, que no podamos distinguir la realidad de la ficción, que nos confunda a tal punto de no saber si estamos en medio de un espejismo o un hermoso sueño, mi sueño, como los buenos sueños fue casi fugaz. Pues bien, les contaré hoy de una trágica historia que nada tiene que ver con el sexo o el amor, como mis demás historias, sino con algo universal: la conexión entre almas gemelas.
Su nombre es Manuel, cuando lo vi por primera vez fue como estar en un concierto de jazz, como contemplar un atardecer en la playa leyendo una novela de Schlink, fue mucho mejor que eso. Porque por primera vez en una cita, mis ojos no se enfocaron en su cuerpo ni su rostro, ni en mi mente se cruzó la idea de si sería un buen polvo o no. Sino que sentí que lo conocía de tiempo atrás, vi más allá, vi en sus ojos la transparencia de su alma, que de inmediato se identificó con la mía y me sorprendí al escuchar una voz interior susurrar: “Al fin llegaste, te esperé tanto tiempo”…
Hasta ese momento creía que las almas gemelas eran un mito; vaya mi sorpresa cuando descubrí que existe ese alguien que SI puede tener los mismos sueños que tú, anhelar viajar a los mismos lugares; si es que no lo hizo ya; estudiar la misma carrera que tú e incluso trabajar en sectores parecidos, en nuestro caso el Marketing. ¿Cómo es posible que exista alguien con los mismos gustos musicales raros que tú?, ¡música que se escuchaba en 1950!, alguien que sepa las letras en inglés de las mismos temas soul y sea amante de la comida italiana igual que tú, eso no puede ser coincidencia, ¡me niego a creerlo!.
Verlo hablar era como beber un Cosmopolitan, lento, delicioso y excitante, mientras escuchaba mentalmente la canción Mission Impossible Theme…
Mientras más hablaba me daba cuenta de lo idénticos que éramos, sólo deseaba que el tiempo se detuviera y que él quisiera verme de nuevo, porque desde ese momento fui consciente de que no quería separarme de él, no otra vez. Me imaginaba como sería bailar jazz con él bajo la lluvia, ver juntos una película de cine arte un domingo entre cobijas, enseñarle a bailar salsa clásica,caminar sobre las playas de Brasil, ver la ciudad bajo una estela de estrellas, leerle este artículo mientras lo escribía… Si, yo la superficial, la cabrona, me imaginé todo esto…
Manuel fue la encarnación de todos mis rezos al universo, la respuesta a mis oraciones desde mis 18 años, porque desde esa edad he querido enamorarme de la persona correcta. Aunque lo confieso, físicamente Manuel no encajaba en mi prototipo de belleza masculina, pues he salido con infinidad de hombres mucho más apuestos que él, sin embargo, decidí pasarlo por alto, porque estaba segura de que a su lado seria la mujer más feliz del mundo. ¿ Y si no era Keanu Reeves o incluso resultaba mal polvo? ¡Que importaba! Para mi significaban mucho más sus mensajes mañaneros y noctámbulos, la forma en que terminaba mis frases, sus llamadas y los planes que teniamos juntos que su apariencia física.
Creía tanto en nuestra conexión que rechacé una oferta laboral en otra ciudad, donde me pagaban el doble que donde trabajo ahora, todo porque quería seguir estando cerca de él, me excusaba diciéndome: ¿A cuántas almas gemelas has conocido en toda tu vida?…
Pero como siempre la maldición de alguna resentida en contra mío hizo su aparición, Manuel no me reconoció, estaba ciego, para él solo fui una chica más que conoció gracias a una aplicación de la cual no voy a mencionar su nombre para ahorrarme problemas legales, pero que para mí debería llamarse “Tinfernal”.
En nuestra segunda cita Manuel me plantó y desapareció ipso facto los siguientes días sin ninguna explicación y su conexión a «Tinfernal» aumentó progresivamente. Aunque todavía me cuesta creer cuales fueron los motivos que lo llevaron a hacerlo, me refugio en la idea de que yo no era exactamente lo que él estaba buscando y que nuestra conexión astral solo fue fruto de mi imaginación.
Somos almas gemelas pero nos equivocamos de camino, porque aunque yo lo buscaba, él buscaba otra cosa y siento lástima porque quien se perdió la oportunidad de ser feliz fue él. Pienso en que sí Manuel no respetó mi espacio,mi tiempo y mis sentimientos, probablemente no lo hará jamás y aunque lo eche de menos el resto de mi vida porque así será, nadie tiene el derecho a hacerme sentir justo como me siento ahora: sin vida y sin norte; porque me di cuenta que no significo para él ni el primer párrafo de este artículo.
El amor a fin de cuentas se trata de eso, de permanecer al lado de alguien porque se te da la gana, se trata de luchar hasta el final por estar junto al ser amado sin importar las circunstancias. Entiéndanlo hombres, ¡las mujeres queremos más acción y menos palabrería!. El día en que actúen conquistarán de nuevo a sus mujeres.
Chicas: el verdadero amor se encuentra dentro de ustedes mismas, no le cedan ese poder a otro, nadie tiene derecho a hacerlas sentir infelices o inferiores, aunque sean su alma gemela. Sí esto sucede es el momento perfecto para que dejen salir la cabrona que todas llevamos dentro. Les aseguro que su verdadera alma gemela jamás haría algo que las lastime, porque antes de hacerlo se lastimaría a sí misma…