Líneas de arena

Publicado el Dixon Acosta Medellín (@dixonmedellin)

Vinícius de Moraes, el diplomático poeta

A Patricia en su día y a los diplomáticos de carrera con aspiraciones artísticas y literarias.

Vinicius de Moraes 0

Al cumplirse cien años de su nacimiento,  Vinícius de Moraes (1913 – 1980) resulta un nombre familiar para la inmensa minoría que gusta de la poesía y la música. A quienes les resulta cercano, saben que se trata de un brasileño universal gracias a sus versos y canciones. Lo que no todos saben es que fue diplomático de carrera en la cancillería conocida familiarmente como Itamaraty, por el nombre del palacio que albergó su primera sede en Rio de Janeiro.

En 1943 Marcus Vinícius de Moraes se vinculó a la carrera diplomática brasileña, luego de presentar por segunda vez el examen para ser admitido en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Para aquel año ya era un creador reconocido en el círculo poético, con libros publicados; esto luego de haber ejercido diversos trabajos, incluso el de crítico de cine para un periódico.

En Brasil son dados a los apodos cariñosos, un claro ejemplo es el caso de los futbolistas y de Moraes no sería la excepción, se le conoció como O Poetinha (el pequeño poeta), aunque él prefería identificarse como el ¨blanco más negro de Brasil.¨

Su primer cargo en el exterior fue vicecónsul en Los Ángeles, paralelamente siguió publicando libros como Poemas, Sonetos y Baladas. En el servicio exterior, se consagró en las responsabilidades consulares en París y Roma. Durante los primeros años de su carrera diplomática, de Moraes no estuvo exento de las complejidades de llevar una doble vida como funcionario estatal y poeta libre de amarras. En 1945 pidió una licencia para asistir al Primer Congreso Brasileño de Escritores, en el cual al final los participantes firmaron un manifiesto en el que se exigía mayor estado de derecho.

No fue despedido en esa oportunidad con otros dos colegas, porque se estimó que podría ser un episodio que desgastaría al gobierno de la época. Algo que también le favoreció al diplomático poeta es que Vinícius no era el único intelectual funcionario de Itamaraty, tuvo la suerte de trabajar con otros diplomáticos de carrera que compartían su afición por las letras, la música y la bohemia.

En 1953 fue designado como segundo secretario en la embajada de Brasil en Francia y lanzó su primera composición musical, una samba que sería presagio de lo que luego vendría. La década de los cincuenta fue testigo de la transformación de este diplomático autor de versos, en una figura ampliamente conocida por su participación en la obra musical que hizo el tránsito al cine, Orfeo negro, la cual obtuvo el premio máximo en el festival de Cannes y el premio Óscar a la mejor película extranjera.

Sin embargo la fama mundial llegaría al conformar la sociedad creativa con Antonio Carlos Jobim, convirtiéndose en uno de los padres de la Bossa Nova, género musical que tuvo casi de inmediato una repercusión mundial, gracias a la cadencia de las melodías y la nostalgia de sus letras, una especie de tristeza alegre que los brasileños inventaron y dieron el nombre de saudade. Al mismo tiempo, continuó su trasegar diplomático siendo designado en la representación de Brasil ante UNESCO en 1957, al año siguiente fue trasladado a la embajada en Montevideo.

En 1964 se dio el golpe militar en Brasil, régimen que miraba sospechosamente la vida bohemia del diplomático, quien fue forzado a retirarse en 1969 en una purga contra ¨homosexuales y alcohólicos¨. Para ese año, de Moraes era una celebridad en su país y la decisión de marginarlo, lo hizo concentrarse en su trabajo artístico plenamente y disfrutar la vida bohemia.

Suponemos que no era fácil ni para él ni para el Ministerio, contar con ese protagonismo y al tiempo estar obligado a las exigencias de una profesión jerárquica, en donde se asciende entre otras por el factor tiempo. Imaginamos que un primer secretario que fuera conocido a nivel internacional más que cualquier embajador o que los ministros de la época, no resultaba fácil de manejar. Esto no justifica la salida de Vinícius de Itamaraty, producto de una persecución pues investigaciones recientes revelan todo un sistema de espionaje en la vida privada del poeta diplomático y de los funcionarios considerados sospechosos de conductas inapropiadas.

Al final, quizás los inquisidores le hicieron un favor al genio al quitarle el lastre de tener que servir y representar a mediocres gobernantes que no entendían ni soportaban la frontera entre la función pública y la vida privada, elementos que mientras no se mezclen en coctel inapropiado no deberían ser contradictorios. Vinícius nunca negó su afición por la bebida y solía bromear con su dependencia: ¨El whisky es el mejor amigo del hombre, el perro en una botella.¨ Paradójicamente, varios informes y testimonios sobre su desempeño indican que fue un diplomático juicioso y cumplidor de su deber.

Hay un poema de Vinícius de Moraes titulado ¨Balada de las Archivistas¨,  que presenta la contradicción de un alma independiente sometida al trabajo burocrático con horario de oficina. Fragmentos en versión y traducción libre del autor de la presente nota:

Oh jóvenes ángeles cautivas

cuyas alas son maltratadas

en los cajones de los archivos!

Empleadas dedicadas

designadas por patrones

prisioneras honorarias

de la más fría de las prisiones,

Es triste verlas a ustedes, suaves

Entre monstruos impasibles

 (…)

Desde el fondo de mi silencio

las invito a luchar

contra el precinto que mantiene

a los ángeles encadenados

e ir a pasear por las tardes

del brazo de los enamorados.

Aunque Vinícius de Moraes murió en 1980, su historia con el servicio exterior no concluyó. En el año 2006, fue oficialmente reintegrado al cuerpo diplomático brasileño de forma póstuma y en 2010 la Cámara de Diputados aprobó finalmente su promoción al rango de embajador. El presidente Lula da Silva el 16 de junio de 2010 sancionó la ley que hizo efectiva la promoción a Ministro de Primera Clase de Carrera Diplomática al señor Marcus Vinícius da Cruz de Mello Moraes.

Si un embajador se considera una persona que debe promocionar su país de origen en el extranjero y promover las buenas relaciones entre las naciones, nada más justa que la promoción póstuma de Vinícius de Moraes, quien en su condición de poeta y compositor, ha permitido que el nombre de Brasil suene dulce en los labios de los amantes de letras y músicas inolvidables. Su obra intelectual es considerada patrimonio nacional brasileño.

Qué más se le puede pedir a un buen diplomático de carrera? Sólo la excelencia, condimentada por algunas imperfecciones humanas.

Dixon Acosta Medellín

@dixonmedellin

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